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¿Y si...? ¿Tú has estado enamorado alguna vez?


Enviado por   •  1 de Abril de 2018  •  Apuntes  •  789 Palabras (4 Páginas)  •  154 Visitas

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¿Y si…?

¿Tú has estado enamorado alguna vez?, ¿Haz sentido lo que es el amor de verdad? Es curioso porque parece que todo el mundo tiene su propia definición del amor y cuando les preguntas todos creen tener la “verdad” y que su manera de amar es la correcta y la única que existe claro… Unos dicen tener un nudo en la garganta, otros mariposas en el estómago. Muchos simplemente se limitan a repetir frases que han leído u oído por ahí… “Que si el amor es ciego he incondicional hacerlo todo sin esperar nada a cambio y yo pues. La mía es una larga historia.

Mi historia de amor empezó por casualidad, quedé con ella por un proyecto de la escuela y solo quedaban unas horas para que saliera el trena mi casa y en teoría iba a ser algo rápido pero… ¡No! Solamente por encontrar su rancho estuve más de una hora, estuve a punto de llamar que no iba a poder ir pero encontré su casa y no me gusta quedar mal con la gente si me comprometo. Cuando llegue ahí parecía que empezaba la fiesta del pueblo gente gritando, música y de repente. La encontré esperándome en la esquina de aquella tienda. Nada más verla tuve una sensación extrañísima, el bullido de la gente paso a ser de repente un leve ruido casi inapreciable, todo a su alrededor parecía estar desenfocado menos ella. Nos saludamos, me miro a los ojos y de repente me agarro de la mano y se echó a correr, a lo mejor fue porque me vio estresado de tanta locura. Literalmente tuve la sensación de estar como a cámara lenta.

Sin darme cuenta estábamos el uno frente al otro en una cafetería y aparte de bonita y atractiva para mi sorpresa, a primera vista me resultó ser una persona interesante e inteligente. Ella me preguntó:

-¿Cuál es tu nombre?

Yo muy apenado le conteste –Manuel y ¿el tuyo?-

Con esa sonrisa que me tenía loco contestó –Paola-.

 Y entre bromas, risas, debates y alguno que otro argumento ese encuentro para el proyecto se convirtió en una cita. De alguna manera, por ambas partes podría apreciarse una especie de luz que asomaba en una puerta entreabierta imaginaria que yo no decidí abrir de manera consiente, sino que, se abrió sin darme opción a elegir, como nunca antes lo había hecho.

El tiempo pasó como si tuviera prisa. Tenía la sensación de que acababa de llegar y ya tenía que irme porque el último tren a mi casa salía en menos de una hora y media pero ella me agarró de la mano y con mucho gusto me ofreció a acompañarme a la estación de metro más cercana. Recuerdo que cuando llegó el vagón nos miramos, nos sonreímos y lo deje pasar. Nos sentamos en un banco que estaba cerca del andén y de nuevo se paró otro. Nos miramos, me miró con cara de “¡Debes irte!”, le sonreí y lo deje pasar. La verdad es que después de ahí no sé cuántos vagones perdí. Era obvio que ella no quería que me marchara y yo no quería irme pero desgraciadamente si no tomaba el que seguía iba a perder el último tren a mi casa.

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