El Monje Que Vendio Su Ferrari

Esta es la historia de un muy buen abogado llamado Julián Mantle, que era un hombre fuerte, dinámico y dispuesto trabajar dieciocho horas diarias para alcanzar la cima con éxito que según el era su destino.

Este era graduado de la universidad de Harvard, tenía una gran fortuna, tenía todo lo que un gran abogado podría desear, julian había escogido a John para trabajar con él, con el cual habría compartido mucho tiempo y el cual lo escogió por su avives.

A julian mantle de dio un ataque cardiaco a la mitad de un juzgado en el tribunal, ahí se encontraba derrumbado como un niño indefenso con el deseo de sobrevivir, cuando se recuperó tomo la decisión de vender todas sus posesiones materiales, jonh esperaba que Jualian se recuperara y se reincorporara a la asamblea de abogados . aunque se reincorporo julian no quiso regresar a la asamblea renunciando asi a su gran vida laboral, jonh se entero de que julian había vendido todas sus pertenecías, sus casas, su Ferrari incluso una isla que tenia a su propiedad.

Tres años después mientras Jonh estaba en su despacho llego una visita inesperada y era Julian totalmente transformado y le comenzó a contar sobre aquella transformación que se había dado en las montañas del Himalaya.

Cuando hablamos de éxito muchos vemos personas con grandes casas y familias perfectas, pero posiblemente “los árboles no nos dejen ver el bosque”. El paradigma de cada uno establece como éxito criterios muy diferentes aunque hay un denominador que a veces se repite con frecuencia. No disfrutar de la vida de una forma plena, constante y armoniosa, y andar en busca de una felicidad que a veces parece que no llega. Una vida de éxito depende de nuestro equilibrio con nosotros y con el entorno. El autoconocimiento es base para gobernar nuestra vida personal y profesional. Vivimos arraigados a lo que se supone que debemos hacer, sin plantearnos lo que verdaderamente nos hace feliz. Huimos de nosotros mismos por que es lo más fácil o por que nadie nos ha enseñado a sentarnos diez minutos al día para serenar mente y cuerpo. El recuerdo nos aprisiona y el futuro nos obliga a correr. La mente es nuestro mejor regalo pero la tenemos relegada a lo que nos dicte, sin enseñarle que somos nosotros los que dictamos nuestros objetivos.

Vivir de la imaginación nos permite crear escenarios que podrían ser materializados en nuestro futuro. No plantearnos dichas metas deja al descubierto una vida sin propósitos. Olvidar el pasado para atrevernos a soñar un futuro que construimos nosotros mismos y no las actuales circunstancias que te arrastran de un lado a otro.

Así, el libro nos va relegando de una enseñanza a otra, pero no sirve

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