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El Sistema Filosófico De Hegel


Enviado por   •  11 de Junio de 2012  •  6.124 Palabras (25 Páginas)  •  707 Visitas

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Punto de partida

Para adentrarnos en su sistema es necesario situarnos en la metafísica anterior inaugurada por Parménides, en donde el pensamiento griego introduce la noción de la naturaleza (Physis), en donde la filosofía cristiana especialmente con San Agustín y Orígenes introduce la noción de espíritu o entidad, en donde el nominalismo de Ockam plantea que el espíritu se da en el hombre y no en Dios, en donde Descartes introduce la duda metódica y contrapone la naturaleza y el espíritu, contraposición que se mantiene hasta la aparición de Hegel.

La tarea de Hegel es precisar lo que ensambla la naturaleza y el espíritu en el todo del universo. Para Hegel la naturaleza y el espíritu tienen un fundamento común que encierra en sí todo cuanto hay, constituyendo un todo, del cual emerge todo lo que existe y retorna a él. A éste Absoluto llama espíritu. Así el punto de partida de la filosofía hegeliana es el Absoluto, entendido como fundamento absoluto de todas las cosas. De este punto inicial arranca el sistema hegeliano, como un titánico esfuerzo por mostrar que el Absoluto tiene que brotar de sí mismo, para engendrar la totalidad de las infinitas cosas que luego llamará naturaleza y espíritu. El Absoluto se posee a si mismo en su actividad fundante de todo cuanto existe y ésta autoposesión es el concebir o concepto. Al concepto adecuado del Absoluto llama Hegel, Idea. También, al igual que Parménides, identifica ser y pensar en una misma y única realidad, que es el espíritu. La solución de Hegel al problema entre la relación del ser y el pensar consiste en identificar a ambos.

Filosofía Teórica

La filosofía hegeliana se desenvuelve a través de tres grandes secciones, que son:

1. La Lógica: que trata del Absoluto o Idea en su ser en sí y para sí, en donde explica el dinamismo interno que lo anima y que determinará su salida fuera de sí, generando de ese modo la naturaleza y la historia.

En efecto, todo atributo que quiera predicarse del Absoluto en su mismidad, sólo es cognoscible si salimos fuera de él. Por eso, si queremos partir del Absoluto habremos de prescindir de toda atribución y abordarlo directamente. A éste encontrarse inmediatamente en él llama Hegel “ser puro”, que no es otra cosa que absoluta y radical vaciedad; si el Absoluto constituye el fundamento de la infinita multiplicidad de cosas (entre las que se cuenta al hombre) es precisamente a fuerza de no ser nada, de no ser ninguna de las cosas. Este no consistir en ninguna cosa, constriñe el Absoluto a un dinamismo interior para evitar no ser nada. Ese intento de evitación de la nada, que el Absoluto tiene que realizar para mantenerse siendo, es el devenir.

2. La Filosofía de la Naturaleza: que trata del Absoluto o Idea en su ser fuera de sí, donde expone el proceso de la Idea en su autoalienación. Encontrándose el Absoluto contradictorio en sí mismo, sale de sí mismo, engendrando su devenir, y en ese devenir, se hace algo, un ser en sí o Naturaleza. Esta es la encarnación contingente y múltiple del Absoluto que acontece en el tiempo, a través de un proceso dialéctico y teleológico (con un sentido y un fin). Este sentido y fin es la autorecuperación de la Idea en su mismidad de la que se vió constreñida a salir, para evitar la contradicción que encuentra en sí. El autodevenir del Absoluto, genera la naturaleza y la historia, realidades concretizadas del Absoluto.

3. La Filosofía del Espíritu: que trata del Absoluto o Idea que retorna a sí misma, en su ser dentro de sí. El proceso dialéctico originado en y por el Absoluto culmina tras su autoalienación en la naturaleza y la historia, en el retorno a su mismidad o Espíritu Absoluto que es el estadio último del proceso cósmico.

En resumen, la Idea es primariamente absoluto en sí, vaciedad radical y su estudio compete a la Lógica. Después, la Idea sale de sí hacia lo otro, se aliena y se espacializa y temporaliza y entonces deviene naturaleza y espíritu. Las cosas y los acontecimientos no son más que la Idea actuando dialécticamente en el ámbito espacio-temporal. Hay una organización progresiva del universo y su análisis compete a la filosofía de la naturaleza. Por último, la Idea retorna a sí, en sí y para sí, adquiriendo plena conciencia de su proceso y entonces deviene espíritu, lo que compete a la filosofía del espíritu.

La Idea: realidad realísima e inmanente

Para Hegel, lo real es el Absoluto o Idea. Nada tiene ser ni es, por ende verdaderamente conocido sino es entendido como un momento de la Idea. La multiplicidad infinita de cosas y el hombre mismo, no son realidades en sí mismas sino simples momentos del autodesarrollo del Absoluto o Idea.

Para Platón, la realidad es la Idea, pero una Idea inmutable y trascendente al espacio-temporal, para Hegel la Naturaleza y la Historia son la idea misma pero espacializada y temporalizada.

Naturaleza e Historia. Procesos Dialécticos

La Idea para Hegel no es eterna inmutabilidad como para Platón, sino una actividad incesante, porque el Absoluto sólo puede existir deviniendo en un para evitar ser nada.

En su salida de sí mismo a lo otro, genera la naturaleza y el espíritu o sea todo cuanto existe. Esto acontece por un proceso dialéctico o constante contraposición de una antitesis a una tesis y la superación de ambas en una síntesis, la que a su vez deviene tesis y a la que nuevamente se contrapone una antítesis, repitiéndose así el contrapunto hasta la culminación del proceso cósmico en el espíritu. Así, la Idea a través de un proceso ascensional y dialéctico produce la totalidad de lo existente.

Así como la pluralidad de objetos que constituyen el mundo o naturaleza es la Idea en su autodesarrollo a través del espacio, los acontecimientos humanos en su singularidad y en su conjunto son la Idea en su autodesarrollo en el tiempo. De este modo Hegel nos explica la Idea en el tiempo, de lo que sigue diversas conclusiones:

1. Que la historia es un proceso que avanza según la ley del triple retorno dialéctico, proceso que avanza por la contraposición de una antitesis a una tesis y la superación de ambas que culmina en una síntesis.

2. Que la historia no es una mera superposición de hechos al azar, sino un proceso ordenado teleológicamente. Según la concepción hegeliana, en la historia nada es producto de la casualidad. De este modo, la libertad personal naufraga y resulta irrelevante frente al inexorable determinismo impreso a los acontecimientos por la Idea.

3. Que la historia siendo el autodespliegue de la Idea, todo lo que acontece es, en el fondo, la idea hecha tiempo. De

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