Factores que afectan la conducta del ser humano como individuo y como sociedad, frente a los conflictos

Factores que afectan la conducta del ser humano como individuo y como sociedad, frente a los conflictos.

En la actualidad, la noción de conflicto abarca aquellas situaciones en la que dos o más partes tienen intereses opuestos acerca de algo, y cuyo desenlace no suele ser una resolución definitiva sino que constituye una etapa más o menos duradera en el desarrollo del mismo, que puede resurgir de nuevo en términos similares o distintos a la vez anterior (Esquivel, Jiménez y Sanchez, 2009, p.9).

     A través de los años, se han evidenciado varios tipos de conflicto, y siempre se ha cuestionado la manera en cómo solucionarlos, y también, como saber quién es el culpable.  

     Ese cuestionamiento, ha conducido también a observar como es el comportamiento como individuo unánime en la sociedad, asimismo, la forma del proceder en sociedad.

     El ser humano en su afán por sobresalir frente a los demás,  utiliza medios, en ocasiones no idóneos, para hacerlo; es en ese momento donde los intereses de ambas partes se ponen en disputa, es decir, siempre que el ser humano va en ascenso a sobresalir, asimismo algún otro hace lo mismo, bajo el mismo fin. Pero ¿Qué pasa cuando una de esas partes, tiene cierto poder ya sea político o económico? Muchos autores a través del tiempo se han cuestionado lo mismo y en su mayoría han concluido que tal poder influye hasta tal punto de hacer ese poder, tan extremo, que podría llegar al despotismo^[1].

     El ser humano en esa disputa entre el poder, siempre le ha dado prevalencia al poder político y económico. La historia de las ideas políticas preceptúan que el poder en principio es de la sociedad, de cada individuo en sí; pero cuando esa sociedad le cede parte del poder a una persona o entidad para que organice ese poder y lo transforme en normas de convivencia, en ocasiones esa facultad se convertía en el enemigo de la sociedad, en razón a que, quien gobernaba el poder, cada día adquiría más poder, por esa razón, el conflicto del individuo se ha convertido en la recuperación del poder. Von Hayek (1980) afirma que “Cuando se comenzó a creer que el control democrático del gobierno hacía innecesario cualquier otro tipo de resguardo en contra del uso arbitrario del poder, todos estos grandes principios liberales fueron relegados a un segundo plano y algo olvidados” (p.15). Es decir, que, aquellos principios adquiridos al momento de ceder parte del poder, ahora han desaparecido con el objetivo de recuperar el poder en manos de la sociedad.

     Otros aspectos que pueden afectar el comportamiento del ser humano frente a los conflictos, se debe a la comunicación, el tergiversar la información en la mente^[2].

     No importa de qué manera se distribuya la información, la relevancia esta en quien los recibe y los manipula a su amaño, y conforme a sus intereses (Romano, 2009). Esa contaminación comunicacional desde que se difunde la información hasta que llega al último receptor,  es la que lleva al ser humano a contraponer su realidad frente a la que por medio de la comunicación llega a su conocimiento. Pero el mundo cuenta con una gama de medios de comunicación con un alto grado de manipulación, lo que se conoce como una manipulación de masas, que al tener tal poder de incrementar a diario los receptores, acomodar la información a la información propia, se hace algo de fácil acoplar. Romano (2009) aludiendo aquellos individuos con el poder de difusión afirma que:

En suma, que estos pocos tienen el poder de definir la realidad para muchos, de decirles lo que pasa, lo que es bueno y lo malo, lo que hay que hacer y no hacer, como hacerlo, etc. Este poder de definir el programa social de cualquier comunidad es la clave del control social (p. 8).

De aquel control social que preceptúa el autor, es a lo que desean llegar todos aquellos gestores de comunicación.

     Pero hay un problema con aquellos que difunden la información, y es que los intereses de quien se está haciendo el reporte, puede jugar en contra, y es entonces que estas personas que tienen el poder de decidir sobre los intereses de los individuos, tratan de atenuar por cualquier medio la difusión de información.

La tentación por parte de políticos y servidores públicos de abusar de sus cargos puede ser aún mayor cuando están seguros de que no hay ningún riesgo de exposición pública ni de humillación por parte de los medios. En su búsqueda de esta comodidad los políticos han intentado silenciar los medios (Transparency International, 2000, p. 116).

     Es entonces donde el individuo o la sociedad, busca un comportamiento contrario al que le exigen los que tienen el poder, y buscan la difusión de información por medios distintos a los utilizados por los gobernantes.

     En casos de esta clase de conflictos, el ser humano en condición de individuo, es más susceptible de ser manejado, por una realidad así sea contraria a la de él, mientras que el ser humano en sociedad, de acuerdo a la ideología que su entorno social lleve, así mismo podrá confrontar su realidad con la que le brindan los medios de comunicación. Y apelando a esto, se podría decir, que el ser humano como sociedad es más conflictivo que el ser humano como individuo, ya que el ser humano en sociedad actúa de acuerdo al contexto social en que se encuentre, y de esa manera ya tienen establecida una verdad sobre las cosas, antes de que sean informados. Y como lo dice Badia (s.f) en su artículo titulado Poder y legitimidad “una sociedad no es más que un conjunto social constituido por un gran número de grupos que se entremezclan sin confundirse” (p.8). Y es ahí donde nace lo que se conoce como la opinión pública, otro aspecto que afecta la conducta del ser humano, cuando este confronta los intereses ya no entre los particulares sino entre los gobernantes, en el sentido que los gobernantes deben acomodar su poder de acuerdo a las necesidades del conglomerado^[3].

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