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La muerte es el fin natural de la vida


Enviado por   •  31 de Octubre de 2014  •  Informes  •  797 Palabras (4 Páginas)  •  290 Visitas

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Mito número 1: La muerte es el fin natural de la vida.

“La muerte [...] es parte integral de la vida”, afirma el libro Death—The Final Stage of Growth (La muerte: etapa final del desarrollo). Comentarios de este tipo reflejan la idea de que la muerte es algo normal, el fin natural de todo organismo vivo. A su vez, esta forma de pensar ha fomentado el oportunismo y la filosofía nihilista, que niega todo valor moral.

Ahora bien, ¿es la muerte en realidad el fin natural de la vida? No todos los investigadores llegan a esa conclusión. Por ejemplo, Calvin Harley, biólogo especializado en el envejecimiento humano, afirmó en una entrevista que no cree que el hombre “haya sido programado para morir”. Por su parte, el inmunólogo William Clark hizo esta observación: “La muerte no está entretejida inseparablemente con la definición de la vida”. Y Seymour Benzer, del Instituto de Tecnología de California, expuso así su reflexión: “El proceso de envejecimiento no es comparable a un reloj, sino a una secuencia que esperamos ser capaces de alterar”.

Los científicos quedan perplejos cuando analizan el diseño del ser humano, pues descubren que estamos dotados de recursos y aptitudes que sobrepasan con creces las necesidades de una vida de 70 u 80 años. Han hallado, por ejemplo, que el cerebro humano posee una inmensa capacidad de memorizar. Cierto investigador calculó que la información que puede almacenar este órgano “llenaría unos veinte millones de volúmenes, tantos como los que albergan las mayores bibliotecas del mundo”. Algunos neurocientíficos creen que en toda una vida solo se utiliza una diezmilésima parte (0,0001) del potencial del cerebro. Así que cabe preguntarse: “¿Por qué posee el cerebro tal capacidad si durante la vida solo empleamos una minúscula fracción de ella?”.

Pensemos también en la reacción tan poco natural del ser humano ante la muerte. Para la gran mayoría, la muerte de un cónyuge o un hijo puede convertirse en la experiencia más traumática de la vida. La pérdida de un ser querido puede perturbar por largo tiempo nuestro entero equilibrio emocional. Hasta a quienes afirman que la muerte es un fenómeno natural les cuesta aceptar la idea de que su propia muerte signifique el fin de todo. La publicación British Medical Journal aludió a la “habitual suposición de los expertos de que todo el mundo desea vivir lo máximo posible”.

En vista de la reacción general del hombre ante la muerte, del sorprendente potencial para memorizar y aprender, así como del anhelo interno de existir eternamente, ¿no resulta obvio que fuimos creados para vivir? De hecho, Dios no nos creó con la muerte como el desenlace natural, sino con la perspectiva de vivir indefinidamente. Veamos qué clase de futuro puso Dios ante la primera pareja humana: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces

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