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La relación de las emociones y de la ética


Enviado por   •  19 de Febrero de 2012  •  Informes  •  709 Palabras (3 Páginas)  •  598 Visitas

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1. El sentido de aprender sobre ética.

Las graves confusiones, con las que nos enfrentamos al inicio del milenio, alimentan una concepción del mundo y del hombre expresada en un materialismo cada vez más sofisticado y más radical. Muchos sostienen que todas las esferas de la realidad responden a simples procesos físico-químicos. Y a pesar de la evolución de la ciencia, seguimos pensando que todo se reduce a materia y movimiento local, a un mecanismo que no se distingue de lo que el hombre mismo puede fabricar.

A la concepción física del hombre hay que agregarle las compresiones antropológicas , filosóficas, y psicológicas, debido a que el hombre como ser único, tiene otros componentes que conforman esta unicidad y que lo hacen verdaderamente hombre. Al integrar estos conceptos intentaremos fundamentar al hombre como ser ético, responsable y libre. La construcción del hombre como ser ético nos permite actuar responsablemente de acuerdo con nuestras convicciones, para tomar decisiones correctas para nuestra vida pero sobre todo, para vivir en comunidad. En convivencia con los otros nos lleva nuevamente a la relación con el entorno, y por consiguiente a tomar las mismas decisiones responsables respecto a nuestros actos.

El ser humano no es algo dado y terminado; no somos lo que simplemente hemos sido, también somos lo que anhelamos y proyectamos ser; somos lo que aun no hemos llegado a ser. El ser humano se experimenta (más que se define) como tarea, que tiene que hacerse a sí mismo, que tiene que decidir por sí mismo quién y qué va a ser y hacer consigo mismo. (sierra, 2003)

Los seres humanos somos seres emocionales, puesto que ante las experiencias de la vida, reaccionamos juzgando las cosas y las acciones en forma favorable y contraria. Las emociones y los sentimientos nos indican cuando hemos alcanzado una meta o un propósito en la vida.

Nuestro cerebro trabaja mediante las emociones. Las emociones pueden ser positivas o negativas, agradables o dolorosas, como por ejemplo, la alegría y la tristeza. Si el cerebro se rodea de emociones positivas creará ámbitos para el despliegue y desarrollo de actitudes y hábitos virtuosos; por el contrario, si se rodea de emociones negativas se envilecerá y caerá en hábitos como por ejemplo, la corrupción.

La sensibilidad para captar, reconocer y vivir los valores depende del modo como cultivemos o descuidemos la formación de nuestra conciencia valorativa. Los valores se aprenden estimándolos, interiorizándolos y dándoles la importancia que, en realidad, tienen en todo lugar y momento.

El ser humano adquiere la noción de lo bueno a través de las experiencias concretas. La vivencia de los valores afecta el modo de ser de la persona. Así, por ejemplo, cuando una persona es injusta e insensible su conducta afecta a otras personas con las que se relaciona.

El desarrollo del sentido moral en la persona

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