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Pensamientos sobre filosofía y educación.


Enviado por   •  21 de Agosto de 2016  •  Monografía  •  1.589 Palabras (7 Páginas)  •  249 Visitas

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Trabajo práctico de Filosofía.

Docente: Marcelo Falconier.

Alumna: Cindy Ríos.

Consigna: Leer los apuntes y articularlos en un documento de no más de 5 páginas. Escribir una reacción personal ante estos.

Es difícil tratar de sintetizar una serie variada de temas que van desde las diferencias entre los basureros y los filósofos hasta la recuperación de la imagen de Dios en el hombre. Se quiera o no, estos temas están muy relacionados, y el propósito de este texto es justamente articular esas ideas sueltas, con forma de apuntes de clases, pero que abarcan temas inherentes a la educación y la pedagogía.

La filosofía, los basureros y los educadores.

Si Bunge (o sus hijos, mejor dicho), pudo encontrar una relación entre los filósofos y los basureros, tiene que existir una entre los educadores y los filósofos. Partiendo de la premisa “la filosofía es importante para la formación de un docente porque se encuentra en el plan de estudio”, nos cegaríamos a creer en algo que nos imponen. Descubrir la importancia de la filosofía en la educación no es difícil. Así como un basurero transporta basura, un filósofo produce y transporta filosofía (si bien no toda la filosofía es basura), el maestro transporta conocimientos. Y la filosofía, justamente es “amor a la sabiduría”. ¿Y qué maestro es buen maestro si no ama su profesión, que es impartir sabiduría? Podemos decir en cierta forma, que un maestro es un filósofo.

Pitágoras definía a los filósofos como las personas que iban a ver los juegos en el estadio, a observar. La filosofía es dar un paso atrás y observar el mundo, intentar darle una explicación. Según Bunge “cada persona tiene su filosofía, su forma de ver el mundo”. ¿Cómo hace un maestro para lidiar con tantas visiones del mundo como cantidad de alumnos tenga? La educación sin una filosofía es como querer llegar a una ciudad en auto sin ir por ningún camino. Es el marco que le da las características específicas a determinada forma de educar. Y así como los basureros, por más burda sea la comparación, la tarea del maestro es la misma, cambia el valor de lo que se transporta. El docente transmitirá conocimientos a cada alumno, para ayudarlo a encaminar su forma de ver el mundo, que, aunque no lo queramos creer, es muy parecido en nuestras mentes occidentales.

Platón en el 2015.

Es verdad que cada uno tiene una forma de ver el mundo, como estaba planteado anteriormente. Pero si bien en nuestro ámbito occidental, las diferencias son pequeñas, hay algo que une la filosofía de muchos, y el culpable de eso es Platón. En su época no habrá habido computadoras, pero con sus ideas, pudo formatearnos, para que su pensamiento fuera inmortal (por lo menos hasta el día de hoy). Cualquier cristiano podría decir que es una herejía, pero así como Platón creía en un mundo material y otro de las ideas, el cristianismo cree en un cielo perfecto. El dualismo lo podemos encontrar en la actualidad de diversas formas. ¿Por qué muchas veces se valora más el conocimiento intelectual que las aptitudes físicas? Platón mismo planteó que el cuerpo es una prisión de la que el alma tiene que escapar, porque este mundo es perecedero y el de las ideas es el perfecto. Lamentablemente, el pensamiento de Platón deterioró nuestra concepción del bien o del mal. ¿Cómo podemos saber cuál es la verdadera idea del bien si estamos en un “mundo perecedero”, material? Como educadores, muchas veces le damos más importancia al “alma” que al cuerpo, simplemente afirmando las teorías de Platón. En la búsqueda de explicaciones para las sombras que se nos aparecen en “la caverna”, nos encontramos que tiene que haber un punto de partida, ¿pero cuál?

Todos somos Leonard.

“¡Pero si yo no tengo problemas de memoria a corto plazo!”

Lamentablemente, en muchos sentidos, nuestro mundo es parecido al de él, no literalmente igual, pero tiene muchas similitudes. Como educadores, tomamos decisiones “violentas” sobre los educandos. Ellos confían sus mentes para que nosotros, los (futuros) docentes, las llenemos de ideas, que al tiempo, ellos podrán utilizar su pensamiento crítico para poder aceptarlas o rechazarlas. ¿Con qué criterio? Su visión fragmentada del mundo, porque nadie sabe explicar todo. La mayoría de nuestras ideas están basadas en conjeturas, presuposiciones, meras fotos y anotaciones que ni siquiera estamos 100% seguros. Lo creemos porque alguien nos dijo, o lo leímos en un libro, pero no tenemos la oportunidad de comprobarlo, así como Leonard no podía saber si esas anotaciones o fotografías eran correctas, o se estaba mintiendo a sí mismo.

La responsabilidad de los educadores es enorme. ¡Lo que está en juego son las propias mentes de los alumnos! Hay que tener muchísimo cuidado, para no “sabotearlos”, y ayudarlos en el camino de la búsqueda de la identidad. Lo difícil de esto es que los mismos educadores tenemos una visión fragmentada de la realidad. Las presuposiciones que tenemos incorporadas tienen una explicación, pero llega un momento que ya no se pueden explicar esas explicaciones, y tampoco podemos cegarnos a creer en simples elefantes (como la historia del niño y su padre). Por esta razón es que cada persona tiene su cosmovisión. Algo que le da sentido a todo aquello que vive, “una forma abarcativa de entender la realidad”, “afirmaciones elementales sobre cómo son y pueden ser las cosas”. Como no todo es empíricamente comprobable dentro de una cosmovisión (si lo fuera, la mayoría tendría esa cosmovisión), existen mitos dentro de ella. Ese “punto ciego” que da una explicación acerca de algo, que aceptamos por fe. Y aunque nos neguemos a creerlo, tienen cuatro funciones, y en cada persona ocupan un lugar importante. Son esas anotaciones que Leonard hacía para darle sentido a su investigación.

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