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APOYO MILITAR


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  1.788 Palabras (8 Páginas)  •  363 Visitas

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3. ¿EN QUÉ CONSISTE EL APOYO MILITAR NORTEAMERICANO?

Esta es una cuestión aún por dilucidar. En las manifestaciones explícitas de la administración Obama, aún no se han dado detalles acerca de la composición de este apoyo, que se unirá a un reforzado apoyo político, lo que sin duda es una línea de actuación hábil, que permitirá tanto a Estados Unidos como a sus aliados europeos graduar en cada momento los envíos.

La gran pregunta es si el renovado apoyo, situado en una dimensión mucho más intensa, va a posibilitar que los rebeldes reviertan la situación y derroten definitivamente al régimen.

Incluso más allá, si esta situación sería conveniente. Y la respuesta es que probablemente no, ya que la propia composición de la oposición, la situación de las minorías en Siria, la cuestión kurda, todo lo relacionado con la seguridad de Israel y el antecedente libio, entre otros factores, llevan a pensar que el objetivo no debe de ser otro que encaminar el conflicto hacia una mesa de negociación, siguiendo las líneas generales del plan puesto sobre la mesa por Rusia desde fases muy iniciales de la guerra.

En consecuencia este apoyo consistirá desde el envío de armas ligeras y sus municiones, armas pesadas y equipamiento militar vario directamente a los rebeldes hasta, llegado el caso, el establecimiento de una zona de exclusión aérea que impida al régimen el uso del arma aérea que tanta ventaja le otorga en los combates. Aunque esta opción no deja de presentar riesgos elevados, ante la más que probable presencia entonces de los más avanzados sistemas de defensa aérea de tecnología rusa. En cualquier caso será probablemente un apoyo graduado y que intentará evitar la escalada armamentística y tecnológica, consensuado con los aliados europeos y, posiblemente, Israel.

Desde luego no van a ser decisiones fáciles ni exentas de riesgo. No hay que perder de vista que el ya citado peligro de que buena parte de esas armas caiga en manos yihadistas se mantiene intacto, por lo que resulta imprescindible tanto evitar caer en errores similares a los cometidos en Afganistán como impedir una victoria militar del régimen sirio y de sus aliados, lo que puede ser difícil de conjugar.

La decisión de Barack Obama de agredir Siria no sale de la nada. Es resultado de una serie de factores que, desde el punto de vista del presidente de Estados Unidos, constituyen un último intento por evitar el fin de la hegemonía unilateral del imperio estadounidense sobre el resto del mundo. Elimpasse en el que se halla Washington es también el de Israel, que observa impotente el crecimiento de la fuerza regional de disuasión del Eje de la Resistencia, cuyo eslabón central no es otro que Siria. Es por eso que Obama recurre al argumento de la «seguridad nacional estadounidense» para justificar la agresión contra Siria.

El primero de esos factores es el fracaso de la guerra indirecta que desde hace 2 años trata de destruir el Estado sirio, fracaso cuya importancia es directamente proporcional a la de los medios colosales que Estados Unidos y sus vasallos pusieron en juego para alcanzar su objetivo. Pero el Estado sirio, bajo la dirección de Bachar al-Assad, ha sabido resistir y todos los intentos se han estrellado contra la solidez del Ejército Árabe Sirio, que ha retomado la iniciativa en el terreno logrando rechazar las oleadas sucesivas de decenas de miles de mercenarios extranjeros provenientes de 80 países. La última ola venía de Jordania, donde el príncipe saudita Bandar ben Sultan –el verdadero jefe de al-Qaeda– concentró 20 000 extremistas entrenados durante meses por las fuerzas especiales de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.

Los grupúsculos de al-Qaeda en Siria son la principal herramienta de Estados Unidos. Su último plan consiste en realizar una penetración hacia Damasco. Pero las olas de yihadistas-takfiristas se han estrellado contra la muralla del ejército sirio, que a su vez emprendió una ofensiva preventiva alrededor de la capital.

Segundo factor: Se ha visto claramente que la resistencia del Estado sirio durante todo este tiempo ha servido de catalizador al surgimiento de nuevos equilibrios internacionales. Esa resistencia ha servido de palanca a los países que se oponen a la hegemonía unilateral de Estados Unidos. como Rusia, China y los demás miembros del BRICS. En diferentes momentos de la agresión contra Siria, Washington ha tenido que plegarse a las exigencias de una nueva alianza internacional aceptando, al menos teóricamente, los arreglos concluidos con Rusia, como el acuerdo de Ginebra y el proyecto de Ginebra 2. Aunque también se ha visto rápidamente como Estados Unidos ha tratado de vaciar esos arreglos de su contenido para tratar de torpedearlos posteriormente.

La agresión directa contra Siria se mantiene entonces, para Estados Unidos, como la única y la última oportunidad de demostrar sus propias posibilidades de invertir la situación, de proteger y renovar su propia hegemonía unilateral sobre el resto del mundo y de echar atrás el arreglo que anteriormente había simulado aceptar. Y lo hace porque el fin de la hegemonía representa el fin de los privilegios e intereses que Estados Unidos logró acumular durante el último cuarto de siglo como única superpotencia en la escena mundial, después del derrumbe de la Unión Soviética. La aceptación de un mundo multipolar llevará, inevitablemente, a una revolución en materia de relaciones internacionales y a un cambio en la estructura de las Naciones Unidas,

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