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Costa Rica De: 1930- 1945


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2011  •  4.072 Palabras (17 Páginas)  •  2.091 Visitas

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COSTA RICA: 1930-1945

En los años 1920-1930, Costa Rica tenía una población de apenas quinientos mil habitantes. Su territorio era de 51.000 kilómetros cuadrados. Su producción giraba, esencialmente, en torno al cultivo del café, que exportaba principalmente a los Estados Unidos y el Reino Unido. El banano, el cacao, aunque en menor cantidad.

En el proceso se fue perfilando, un grupo laboral asalariado de composición diversa como las de clase obrera o proletariado. Al llegar la crisis de los años treinta, este sector sufrió una relativa radicalización social y política, paralela a su empobrecimiento. La expresión institucional de este nuevo sector social se perfiló claramente en partidos políticos, como el Partido Reformista de Jorge Volio, el Partido Comunista, y diversas organizaciones sindicales que aparecieron con fuerza en esa época.

Si bien se habían producido cambios de carácter democrático en el sistema electoral, a partir de 1902, de reformas que convirtieron el voto, tradicionalmente censitario, en universal, secreto y directo, el sistema de dominación existente claramente privilegiaba a los grandes cafetaleros, a los comerciantes importadores y a los banqueros, fuertemente mezclados entre si por lazos financieros y familiares.

Todavía en la campaña electoral de 1931, el conflicto político se mantuvo en los esquemas personalistas tradicionales. Si bien la desocupación se sentía gravemente y los problemas económicos y fiscales revelaban los primeros efectos de la crisis. De una parte estaba el Partido Nacionalista Y de otra, el Partido Republicano, casi la mitad de los obtenidos por el otro partido, el Republicano Nacional, ganó las elecciones. Mención aparte merece el Partido Unión Republicana, y que se nutría de banqueros, finqueros, y otros grupos de capital.

Al día siguiente de las elecciones hubo un choque armado que culminó no sólo con una negociación política y una amnistía, sino con un triunfo consolidado de Ricardo Jiménez. Lo que el país perdió en tranquilidad, lo ganó la nueva administración en legitimidad y autoridad, aspecto no desdeñable dada la situación internacional y sus proyecciones locales.

El movimiento comunista tuvo importancia decisiva en la historia costarricense contemporánea, desproporcionada con respecto a su tamaño, y sin parangón en el resto del Caribe, excepción hecha de Cuba.

La crisis que golpeaba al país al comienzo de la década de los treinta creaba condiciones favorables para el desarrollo del Partido Comunista. Después del auge cafetalero de 1924-1929, el precio del café marcó un descenso continuado hasta su nivel más bajo en 1933, con secuelas de desocupación y empobrecimiento, y de ruina de empresarios pequeños y medios en agricultura, industria y comercio.

En cifras redondas, los ingresos pasaron de treinta y cinco millones de colones en 1929 y a veintiséis en 1934.

En agosto de 1934, bajo la conducción directa del Partido Comunista, hubo muchos otros disturbios sociales en el resto del país. El resultado final a pesar de la represión y las resistencias, fue una clara mejoría en las condiciones de vida y de trabajo de los peones bananeros, y la apertura de una brecha política en el sistema liberal, a favor de la libre sindicalización y el derecho de huelga.

Más allá de los efectos específicos de la crisis, y contrariamente a lo que podría esperarse en un país pequeño y aislado como Costa Rica, la situación internacional complicaba enormemente la política interna costarricense.

El ascenso del fascismo en Europa tuvo importantes efectos políticos en Costa Rica. Esto se agudizó, tras la guerra civil española que provocó fuertes enfrentamientos en la sociedad nacional, que designaron presidente a León Cortés (1936-1940).

Cortés logró en esa elección, no sólo un amplio respaldo electoral, sino la confianza de los grupos oligárquicos.

La inmigración alemana había aumentado, y algunos alemanes pasaron a ocupar posiciones claves en el gobierno de la administración de León Cortés. Sin embargo, Cortés no era nazi ni fascista. Se sentía atraído por la eficiencia administrativa alemana y su tendencia autoritaria calzaba con una política de centro-derecha, aunque sin llegar a posiciones extremas.

Alianzas enemigas y reformas sociales. Hacia la guerra civil de 1948 Con el nuevo presidente, Calderón-Guardia, se instalaba en el gobierno una mezcla de muy diversos sectores sociales y políticos. Tal amalgama de sectores de origen diverso y orientación diferente, se resquebrajó rápidamente con el estallido de la guerra y la toma de posición del nuevo presidente Calderón-Guardia, quien educado en Bélgica e inspirado en las ideas sociales de la Iglesia, optó firmemente por la alianza democrática contra el Eje.

La alianza caldero-comunista, puso al gobierno del lado de las potencias aliadas contra el Eje, se tradujo en acciones concretas contra la minoría alemana en el país.

Así mismo, esto sirvió para la comisión de diversos actos gubernamentales de corrupción administrativa, que a su vez se vio pronto aumentada con la creciente crisis de subsistencias y la escasez de bienes de importación, que provocaba la guerra.

Cuando el Partido Comunista se disolvió el 13 de junio de 1943 y pasó a ser el Partido Vanguardia Popular, el secretario general, Manuel Mora, le dirigió una carta pública al arzobispo, obviamente acordada de antemano, preguntándole si él creía que había algún obstáculo para que los ciudadanos católicos militaran y colaboraran o se aliaran con dicho nuevo partido. Monseñor Sanabria respondió el mismo día, asegurando que sin ningún cargo de conciencia los católicos podían suscribir el programa e ingresar en la nueva agrupación. Esto no fue obstáculo para que al mismo tiempo monseñor Sanabria fuera el único que en la sociedad nacional tomó la iniciativa de disputarles a los comunistas el campo sindical, que hasta entonces ellos habían dominado casi exclusivamente.

Las reformas sociales promulgadas por la administración Calderón-Guardia, siguieron un trámite formal apegado a los mandatos constitucionales. Primero se introdujo un nuevo capítulo en la Constitución, que regía desde 1871, llamado de garantías sociales, en el cual se consagraba la libertad de asociación, sindicalización y huelga, se reconocía como obligación del Estado el organizar la producción, fomentarla y asegurar la mejor y más justa distribución de la riqueza; asimismo, se protegía a los trabajadores con un sistema de seguridad social contra enfermedad, vejez y muerte, así como con un régimen de maternidad.

Dentro de la oposición política al gobierno caldero-comunista había

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