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Fortalezas Y Debilidades De La Educación Del Pensamiento ético.


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2012  •  2.308 Palabras (10 Páginas)  •  3.584 Visitas

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El alumno en su formación académica debe recibir una educación que lo valide para vivir en la sociedad, que le proporcione herramientas para resolver problemas cotidianos, contando con una serie de valores morales que lo sustenten. ¿Es posible educar el pensamiento ético de las personas? ¿Qué fortalezas y debilidades tiene el contexto educacional chileno en la educación del pensamiento ético? Existen tres corrientes que se desarrollaran a continuación, que sustentan la educabilidad del pensamiento ético; la primera, educación en valores, la segunda, el juicio moral y la tercera la formación del carácter, cada una de ellas al aplicarlas en el aula presentan una serie de debilidades y fortalezas sujetas al contexto nacional, al capital moral de los alumnos y a la voluntad del docente como mediador y guía en el fortalecimiento de valores y el juicio moral de sus estudiantes.

“Son muchos los que piensan que la educación moral y valórica debería estar omni-presente en los procesos educativos y nadie se opone a ello” (Dominguez, 2004) El problema es cómo hacerlo. En la actualidad se ha abordado por medio de dos soluciones, la primera es considerar la moral y los valores como temas transversales en el aula y una segunda solución, que sólo está implementada en algunos colegios católicos, es la creación de programas específicos que apunten a desarrollar una educación valórica y moral en los alumnos.

En general, casi todos los establecimientos educacionales cuentan con la primera solución, una educación con bases cognitivas y con ciertos objetivos transversales en que se refuerzan algunas actitudes del alumno frente a determinados problemas, y se les enseña una serie de valores. Si bien a diario gran parte los docentes dedican tiempo y esfuerzo para desarrollar los valores y la moral en sus estudiantes, no todos cuentan con herramientas formativas para proporcionar un verdadero desarrollo de habilidades morales y no manejan bien ciertas situaciones de conflicto en el aula que si se abordaran de buena manera le permitirían al alumno avanzar en sus etapas de desarrollo moral. Además del escaso manejo de varios docentes en esta área, se agrega las diferencias socioculturales y la realidad de la educación pública Chilena que en general, pareciera ser imposible la labor de desarrollar un pensamiento ético en alumnos, que viven en situaciones adversas, con la ausencia del rol familiar como primera escuela valórica en que las largas rutinas de trabajo diario han cambiado la educación que antes a le correspondía a la familia y que en la actualidad recae solamente en la escuela.

Las corrientes del pensamiento ético como; la ética de los valores, el juicio moral y la formación del carácter son educables y deben ser parte de la formación de cada niño para proporcionarle una educación integral.

Todas las estrategias que se utilicen en el aula para forjar un pensamiento ético desarrollarán habilidades claves para que los alumnos vivan en una sociedad determinada, resuelvan problemas cotidianos bajo convicciones morales y movidos por principios universales. Bajo la premisa que las diversas corrientes del pensamiento ético, son educables y que deben estar presentes en el aula, la aplicación de estas requieren ciertas habilidades del docente y están sujetas al contexto escolar y las características propias de los alumnos.

Al situarse en el contexto escolar y las estrategias y metodologías que son más o menos viables para desarrollar el pensamiento ético de los alumnos, es necesario dar una revisión bibliográfica a cada una de sus corrientes y establecer sus fortalezas y debilidades en su aplicación en las aulas.

Una de las corrientes del pensamiento ético es la educación en valores cuando se habla de esta es frecuente definir un valor desde una visión integradora de lo subjetivo y objetivo, así para Frondizi, el valor es una cualidad estructural, es decir “una cualidad que surge de la reacción de un sujeto frente a las propiedades que se hallan en el objeto” (Frondizi, 1977, citado en Gervilla, 1988). Touriñan (2005) plantea que “Es posible la educación y es posible la educación en valores porque, de manera radical, no hay educación si no se educa en valores.”

En el contexto educacional Chileno la educación en valores está inmersa en el currículum escolar, en el que se proponen ejes transversales para la formación de los alumnos, estos apuntan a una propuesta flexible de contenidos abarcando todas las temáticas educativas pero correlacionado con objetivos basados en la formación de valores.

Como está explícitamente señalada la educación en valores en el currículum escolar, las exigencias actuales para los docentes en la planificación de las clases, implica que estos diseñen actividades con una propuesta formativa basada en los contenidos y valores. Lo que proporcionaría a los alumnos, de ser bien abordado, una serie de herramientas para relacionarse con otros y sobre todo, para lograr el objetivo final de educar que es preparar buenos hombres para vivir en la sociedad.

La aplicación de la enseñanza en valores en el aula cuenta, como se expuso anteriormente, con una serie de fortalezas que bajo parámetros ideales de eficiencia lograrían una educación integral en los estudiantes de cualquier estrato socioeconómico del país, sin embargo al no ser llevadas a cabo de buena manera, se transforman en debilidades del sistema educativo y en lugar de educar para vivir en la sociedad se educa para competir por una nota, por un puntaje o un futuro trabajo para una cierta complacencia individual.

Dentro de las debilidades que se observan en el sistema educativo chileno se contempla el poco manejo de los docentes, no en la enseñanza de los valores en sí, sino en el manejo de ciertas situaciones de conflicto en el aula, que de ser bien abordadas, lograrían un aprendizaje significativo en los alumnos y sobre todo aplicables en sus vidas.

Por otra parte no se puede desconocer como debilidad el rol actual de la familia, ya que en los últimos diez años por la empleabilidad femenina y por las necesidades salariales a dejado toda la educación en manos de la escuela, abandonando generalmente, el rol de la familia como primera escuela, y el reforzamiento de las actitudes y valores.

Si bien los docentes tienen que planificar sus clases en base a virtudes que apoyen sus contenidos, sino existe articulación en la comunidad educativa en general, no se logra una educación integral. Si se posee con un proyecto institucional claro en esa área y se cuenta con la voluntad de todos los integrantes de la escuela se lograría educar en y con valores.

Otra corriente del pensamiento ético es el desarrollo del juicio Moral siendo su mayor exponente Lawrence Kohlberg (1969, citado

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