La resistencia contra la conquista española
Enviado por vivianactmtorres • 23 de Septiembre de 2014 • Informe • 356 Palabras (2 Páginas) • 435 Visitas
En Centroamérica diversos caciques se opusieron a los españoles a partir del asentamiento de las huestes de Balboa y, posteriormente, de Pedrarias. De esta resistencia, simbolizada en las figuras de los caciques Pacra, Careta, Cemaco o Comogre, no quedaron mayores vestigios que estos nombres. Sabemos hoy, que a pesar de la dispersión de la población nativa del Darién y Veragua, ésta resistió al invasor en la medida de sus posibilidades. No obstante, las evidentes desventajas en relación al armamento de los conquistadores y las constantes luchas entre cacicazgos, impidieron que esta resistencia se tradujera en triunfos decisivos contra los españoles.
Vestimenta típica
Más aún, en ocasiones caciques que se enfrentaron en un primer momento a los recién llegados, como Comogre, se convirtieron luego en aliados de los conquistadores. De esa manera, en muchos casos la tarea de los españoles se vio facilitada por los propios indígenas y los primitivos poblados centroamericanos, como Panamá, pudieron crecer y atraer paulatinamente a nuevos contingentes de aventureros europeos.
Encuentro
Los nativos de Tierra Firme desafiaron desde un comienzo al invasor y rechazaron sus instrumentos legales para justificar la conquista, tales como el requerimiento. El apego a sus tierras y a su modo de vida, al igual que notables niveles de desarrollo material en diversas zonas, explican en importante medida sus triunfos y el retardo que sufrió la conquista española.
Paisaje del río Orinoco
En Colombia, fueron los taironas y los quimbayas los más activos opositores a la penetración hispana. Especialmente durante la segunda mitad del siglo XVI, se sucedieron las rebeliones y los ataques a los poblados se Santa Marta y Bonda, que tuvieron que ser reconstruidos en muchas ocasiones. Las principales ofensivas taironas se registraron en 1555 y entre los años de 1571 y 1575. En respuesta, los gobernadores enviaron diversas expediciones de castigo al interior y se tuvieron que realizar gastos de proporciones. Tribus más pequeñas, como los chimilas y los tupés, excelentes y audaces flecheros de dardos envenenados, también colocaron en aprietos a los asentamientos españoles, recurriendo especialmente al ataque nocturno. En virtud de esta resistencia y la abigarrada geografía de la región, la conquista española recién cobró fuerza desde el siglo XVII.
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