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Terrorismo Religioso


Enviado por   •  2 de Febrero de 2014  •  1.485 Palabras (6 Páginas)  •  460 Visitas

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Supongo que el terrorismo pueda ser definido como la realización de actos violentos sorpresivos en blancos civiles por parte de organizaciones ocultas que persiguen objetivos de tipo político.

La definición, sin embargo, no penetra en la razón de ser del terrorismo, es decir, en la serie de creencias que llegan a justificar la muerte de terceros que son ajenos a las “luchas” de esas organizaciones.

Los muertos y heridos en los actos de terrorismo son en buena parte personas ajenas a toda decisión política buscada por los terroristas. Los muertos en las Torres Gemelas, en Atocha o en el metro de Londres son gente normal, ciudadanos sin influencia en la política. Y sin embargo, esas personas son las víctimas. ¿Qué es lo que en las mentes de los terroristas justifica esa falta de lógica?

No lo sé, pero puedo quizá entender que se trata de creencias extraordinariamente arraigadas y tomadas como dogmas, tanto así que llevan a la auto inmolación al realizar los ataques.

Podremos ver esas creencias como carentes de lógica, pero debemos admitir que se trata de creencias sostenidas como fe incuestionable. No sorprende que en las organizaciones terroristas exista por tanto un fuerte componente religioso. Y esto es digno de examinar.

Puede ser una religión como tal, como ahora el islamismo radical. O bien puede ser una creencia política elevada a dogma, como el marxismo violento.

Estamos en presencia de un fenómeno de creencias incuestionables en opinión de algunos y que llevan al extremo terrible de ataques a inocentes. No sé usted, pero a mí me recuerdan los sacrificios humanos de culturas antiguas, que ahora vemos como salvajes, pero que siguen dándose en otra modalidad.

Ya no se les mata abriéndoles el corazón, se les asesina con bombas, aviones, explosivos. Y la justificación suele ser una creencia fuera de todo cuestionamiento que es interpretada de tal forma que lleva a la conclusión de que matar a otros es un deber religioso. Este es el punto al que quería llegar. ¿Puede ser considerada una religión una serie de creencias que se interpretan como la justificación para matar a otros?

No lo creo. Una religión sí es una serie de creencias, muchas de las cuales no están sujetas a discusión. Hasta allí nada hay de malo. Cada uno las acepta o no, siendo o no creyente de la religión en cuestión y el asunto se termina sin mayor discusión. Pero puede suceder que una o más religiones, con sus creencias dogmáticas, sean interpretadas de tal manera que se piense que el matar a otros en un deber. Aquí sí hay problema. Un problema de interpretación.

Me imagino con facilidad que si algo puede ser considerado religión, ella debe tener como fundamento central un principio de amor y de consideración por los demás. Si lo que se llama religión no tiene ese principio, creo que estamos frente a una cosa que no es religión, o bien una mala interpretación de ella.

A lo que voy es que si es mandato de una religión el matar a otros, no debemos tomar eso como un mandato religioso, sino como una distorsión. De allí que piense yo que el islamismo que manda colocar bombas en países infieles, no sea en realidad una religión.

Se trata de una mala interpretación de una religión. Quizá no muy diferente a las que se han dado en otros tiempos en otras religiones, y que dieron ocasión a maltratar a otros por causa de sus creencias. Las religiones, por definición, son elevadas y nos conducen a acciones positivas que simplemente no pueden incluir el daño a terceros. Y si acaso nos incitan a matar a otros, por definición, son religiones mal interpretadas.

El problema, creo por tanto, en cuestiones de terrorismo no es tanto uno de choque de religiones, sino de choque de creencias en terrenos políticos. Es mucho más fanatismo político que religioso, a pesar de que pueda tener esa fachada inicial. Y si mi interpretación tiene algo de verdad, entonces los medios de defensa y combate son también políticos pues no se está frente a una religión, sino frente a una agenda política cuya acción está sustentada en la violencia.

Ninguna generación, me parece, ha estado exenta de problemas políticos y, después de un agitado siglo 20, el siglo actual tiene frente a sí uno muy claro, el terrorismo político.

Dicho esto, creo necesario dejar muy claras tres cosas:

1) Nunca la religión es la única causa que desencadena las guerras y otras

formas de terror social. Porque en estos casos los intereses políticos y

económicos son evidentes.

2) Desde el momento en que el concepto de Dios se identifica con el

Trascendente y el Absoluto (sin más precisiones), la religión resulta un

peligro que, en manos de hombres con poder y sin escrúpulos, sirve

admirablemente para justificar la violencia, para legitimar el terror, para

maquillarlo y hacerlo asumible por tantas criaturas

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