El Aprendizaje De La Causalidad Histórica
Enviado por LafLakiitta • 11 de Octubre de 2013 • 1.329 Palabras (6 Páginas) • 491 Visitas
Aspectos metodológicos
El aprendizaje de la causalidad histórica
El último paso que lleva a cabo el historiador para completar una investigación es establecer las causas de los hechos históricos y explicar lo más correctamente posible un acontecimiento o periodo. En la escuela la explicación histórica, que comprende las causas y las consecuencias, se imparte de una manera cerrada, como si se tratara de una verdad absoluta y por ello los alumnos no saben cómo se ha llegado a ello.
Esto implica que esta parte del proceso de aprendizaje se deberá tomar como final de un proceso de formación en el que se irán haciendo aproximaciones sucesivas hasta poder elaborar una explicación razonada y basada en evidencias.
Nota: esta es una glosa y adaptación del texto de Prats, J. (2001). Enseñar historia: notas para una didáctica renovadora. Mérida: Conserjería de Educación, Ciencia y Tecnología.
1. Aprender a preguntarse sobre los hechos del pasado
Si uno de los cometidos del historiador es preguntarse sobre el pasado, es lógico que una buena parte de estas preguntas traten el problema de la causalidad, es decir el análisis de las causas por las cuales suceden los hechos en ciertos momentos. Tomemos en cuenta que enfocar la causalidad histórica quiere decir establecer la comprensión correcta de las relaciones causa-efecto; ya que los hechos históricos tienen más de una causa. El tema es importante, puesto que no se limita a la Historia, sino que se puede aplicar a otros campos tales como la economía, la Antropología, la Geografía y otras disciplinas sociales.
Comprender la causalidad en Ciencias Sociales exige unos procesos formales generales y al mismo tiempo integrar conceptos de disciplinas diversas, de tal forma que establecer las causas y consecuencias es una tarea compleja. Establecer la causalidad de los fenómenos sociales presenta dificultades para los alumnos de los primeros ciclos. Tomemos en cuenta, por ejemplo, que el intervalo entre causa y efecto varía; en los procesos históricos un hecho puede tener consecuencias a corto mediano o largo plazo, así como directas e indirectas.
También necesitamos hacer ver que los acontecimientos tienen más de una causa y más de una consecuencia. Además, se pueden plantear hechos que son causa y al mismo tiempo una consecuencia, en sucesiones temporales ininterrumpidas.
Finalmente, debemos distinguir entre los motivos y las causas. Los motivos son las razones que tenemos para hacer o no hacer las cosas; igualmente en este caso no actuamos por un sólo motivo.
Las causas y los motivos se pueden clasificar en económicos, sociales, políticos e ideológicos.
2. El aprendizaje de la causalidad
En cuanto a la adquisición del concepto de causalidad en los primeros estadios de la escolarización, hay que tomar en cuenta que el pensamiento del niño es limitado temporalmente y que éste sólo puede comprender relaciones de causa/ efecto si estas están muy próximas en el tiempo. Los niños entienden relaciones simples de una o dos variables, siempre y cuando sean inmediatas.
En las etapas que siguen y que corresponden al final de la educación primaria y el inicio de la secundaria, el alumno puede comenzar a diferenciar tipos de causas, pese a que esta capacidad de distinción no está generalizada. Hasta el final de esta etapa le será difícil entender que un hecho puede tener varias causas. Esto implica que dichos conceptos sólo pueden trabajarse partiendo de situaciones cotidianas y reales. Este será el momento en que se pueda ampliar a problemas varios de tipo mecánico, geográfico o antropológico, pero es posible que no se puedan aplicar al tiempo histórico.
Solo cuando nos encontramos ante alumnos de cursos de nivel medio superior puede empezarse a trabajar los temas causales globalmente, estableciendo una red de relaciones causa-efecto entre diversos hechos y situaciones. Para lograr este objetivo es útil iniciarse en la investigación histórica partiendo de juegos de simulación o “trabajos de detective”. Para el inglés Collingwood la labor del historiador se parece a la del detective, ya que tiene que reconstruir hechos que sucedieron en el pasado partiendo de una serie de huellas (fuentes). A partir de edades que superan a los 15 ó 16 años es cuando el alumnado
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