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Eugenio Espejo


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2013  •  2.416 Palabras (10 Páginas)  •  523 Visitas

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Vida y Obra de Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo

(Quito, 1747 – 1795)

Hace 266 años nació en Quito uno de los hombres más importantes en la historia del Ecuador: Eugenio de Santa Cruz y Espejo, quien fue médico, político, periodista, patriota y precursor de la Independencia. Espejo es sin duda alguna, la más extraordinaria figura de la etapa colonial ecuatoriana, y uno de los hombres más notables que ha producido nuestro país en cualquier tiempo de su historia Considerado uno de los exponentes máximos de la ilustración americana, la vida de Eugenio Espejo estuvo signada por el mestizaje Nació en Quito en 1747, hijo de Luis Chuzig, un indígena oriundo de Cajamarca, Perú, y de María Catalina Aldás, mujer mulata nacida de una esclava liberta que contaba con ascendientes vasco navarros. Su mismo nombre parece delatar el tránsito de su identidad mestiza: el apellido Espejo fue adoptado tardíamente por su padre, y el de Santa Cruz proviene de la devoción cristiana.

Eugenio Espejo, «No ingresó en ninguna escuela primaria. De su padre aprendió Espejo las primeras letras. Aunque es posible también que estudiara en el aula de la Orden de Predicadores de Santo Domingo, en donde existía por entonces una escuela de primeras letras, a la que asistían los niños pobres de la ciudad» (J. Aguilar Paredes.- Grandes Personalidades de la Patria, p. 120).

Estudió también con los jesuitas, antes de que estos fueran expulsados de los dominios de Carlos III, y así consta en el Libro de Oro de la Universidad de San Gregorio donde aparece el acta de su grado de Maestro, el 8 de junio de 1762. Uno de sus preceptores fue el padre Juan Bautista Aguirre.

Al año siguiente empezó a estudiar medicina en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, donde cuatro años más tarde -el 22 de julio de 1767- obtendría el respectivo título de Doctor en Medicina, cuando apenas tenía 20 años de edad. Pero los convencionalismos y las rivalidades propias de una ciudad pequeña en la que los españoles blancos veían con malos ojos a los mestizos, le impidió el ejercicio de la medicina, por lo que debió esperar hasta el 28 de noviembre de 1772, en que finalmente -luego del juramento de rigor - el Cabildo le expidiera el título que le permitiría ejercer libremente “como médico aprobado en la facultad de medicina”.

En la misma universidad, entre 1767 y 1770 había estudiado derecho civil y canónico, hasta lograr también la licenciatura en jurisprudencia, y la investidura de Abogado.

Para esa época, la universidad dominicana era la única que había instituido la cátedra de medicina; pero en Quito, según palabras del propio Espejo, no había cátedras de medicina, ni escuelas públicas, ni profesores científicos que hubieran estudiado otras ciencias.

Hombre de amplia cultura y profundos conocimientos, «Eugenio Espejo legó al Ecuador una obra inmensa, cuyos beneficios abarcan varios aspectos: literario, educativo, científico, político, social, etc. En aspecto literario, Espejo es uno de los más grandes exponentes de las letras ecuatorianas, cuyos elogiosos comentarios se extienden tanto por su cantidad como por su calidad y variedad» (Humberto Oña Villarreal.- Fechas Históricas y Hombres Notables del Ecuador, p. 398).

Obas Literarias de Eugenio Espejo:

• El Nuevo Luciano (1779)

• Marco Porcio Catón (1780)

• La Ciencia Blancardina (1780)

• Carta al Padre La Graña (1780)

• Sermones (1780)

• Reflexiones acerca del contagio de las viruelas (1785)

• La Defensa de los Curas de Riobamba (1786)

• Cartas Riobambences (1787)

• Representaciones al Presidente Villalengua (1787)

• Escuela de la Concordia (1789)

• Memorias sobre el corte de Quinas (1792)

• Voto de un Ministro Togado de la Audiencia de Quito (1792)

• Segunda Carta Teológica (1792)

• Primicias de la Cultura de Quito (1792)

Espejo tenía 32 años de edad cuando en 1779 publicó su primer trabajo: “El Nuevo Luciano”, con el que agitó increíblemente el sórdido avispero de la frailería quiteña. Un año más tarde aparecieron “Marco Poncio Catón” y “La Ciencia Blancardina”, Fue a través de estas dos importantes obras que Espejo empezó a manifestar sus ideas y aspiraciones de libertad; libertad en cuanto a rebelarse contra las opresiones a las que estaba sometido el pueblo por parte de las leyes y autoridades que gobernaban la Audiencia, pero no en cuanto a independizarse de España. Ese mismo año publicó también “Sermón de San Pedro” y “Carta al Padre La Graña, Sobre Indulgencia".

Como médico y científico realizó importantes investigaciones que quedaron plasmadas en su libro “Reflexiones Acerca de la Viruela”, publicado en 1785, que afirmó definitivamente su prestigio como médico y constituye una de las mayores contribuciones que se hicieran en aquella época para resolver uno de los más graves problemas sanitarios que entonces sufrían los pueblos de América y España. “Reflexiones” fue sin duda un momento decisivo en la carrera del reformador quiteño.

“En este libro, el quiteño ilustrado desbordó al médico -por profundo y visionario que haya sido- y se presentó como político. Situó el problema patológico, al que por encargo debía atender, en amplios contextos sociales y le buscó una solución global, de orden político” (Hernán Rodríguez Castelo.- Eugenio Espejo – Primicias de la Cultura de Quito, p. 105).

La publicación de esta obra le traería como consecuencia la enemistad de los frailes Betlemitas del Hospital de la Caridad, quienes considerando a Espejo un rival en cuanto a conocimientos, harían cualquier cosa con tal de desacreditarlo.

Ya para entonces, se había manifestado como súbdito fidelísimo del monarca español -Carlos III- y decidido panegirista del espíritu borbónico.

En 1786 demostró sus conocimientos jurídicos con la aparición de “Defensa de los Curas de Riobamba”, expulsados de los territorios de la Audiencia en 1767. Espejo había asumido la defensa de los curas, pero en muchos pasajes de su libro se lo sorprende haciendo una defensa y exaltación de los indígenas, que se siente salida de un fondo profundo y entrañable. Al fin y al cabo, su padre, su amado y venerado padre, había sido un indio” (Hernán Rodríguez Castelo.- Eugenio Espejo – Primicias de la Cultura de Quito, p. 116).

“Causan asombro las ideas que Espejo plasmo en sus obras, considerando la época en que las expreso” (Francisco Huerta Rendón- Eugenio de Santa Cruz y Espejo -Historias del Ecuador, pág.163)

Posteriormente publicó “Discurso a los Quiteños”,

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