Fundadores

Enriqueta Aymer de la Chevalerie

ue en el pequeño pueblo de Saint Georges-de-Noisné cerca de Poitiers donde Enriqueta Aymer de la Cheva- lerie vivió una infancia feliz, dentro de un medio familiar, perteneciente a la nobleza, unido y cálido. Cuando tenía 11 años, su padre murió; y, al llegar la Revolución es enviada a la cárcel por acoger sacerdotes en su casa. La experiencia vivida posibilita en Enriqueta el encuentro consigo misma y

con Dios, haciendo que se dedique al servicio y a la oración.

Al conocer al Padre Coudrin, su confesor y guía, es admitida en

la sociedad del Sagrado Corazón, complementando así su primera conversión y definitiva vocación. Más tarde se convierte en la Superiora de Las Solitarias, un grupo de jóvenes dedicado a la contemplación, oración y adoración.

A través de una conversación con el P. Coudrin se compra una casa para Las Solitarias, llamada “Grand´ Maison”, siendo el inicio de la formación de una gran comunidad.

José María Coudrin

ació en Coussay-le-Bois, pequeño pueblo de Francia, cercano a la ciudad de Poitiers. Aquí vivió junto con sus padres, dedicados a la labranza, quienes le dieron una educa- ción cristiana. Su vida universitaria y de seminario fue rica en

crecimiento personal.

Luego de ordenarse sacerdote, y siendo partícipe de va- rios sucesos que denotaron su insatisfacción al nuevo régi- men, tuvo que refugiarse en la granja del castillo de la Motte

d’Usseau, en donde adquirió una honda experiencia de Dios en la oración, y de larga reflexión mediante la lectura de la historia de la Iglesia y de los acon- tecimientos revolucionarios. Su espíritu en este tiempo se mantiene sereno, y su vida de fe y de confianza plena en Dios ocupan la totalidad de su existencia. En este contexto, tiene lugar la llamada “visión” donde, por primera vez, toma conciencia de que el futuro le depara el papel de poner en marcha una nueva comunidad de misioneros. Así fue como el Padre Coudrin, a través de la direc- ción espiritual, logra tener comunión con muchas personas para cumplir su sueño de fundar una familia religiosa; de esta forma, se crea la Asociación del Sagrado Corazón, y más tarde se conforma el grupo de Las Solitarias, liderada por la madre Enriqueta. Es aquí donde se formula la resolución de comprar una casa, y el co- mienzo de un tipo de vida religiosa que permanece hasta el día de hoy.

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