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Guerra Civil Española


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2012  •  2.380 Palabras (10 Páginas)  •  430 Visitas

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Guerra Civil Española

La Guerra Civil Española fue un conflicto social, político y militar que se encuentra dentro de la ola anticomunista, preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, encabezada por el fascismo italiano, el nazismo alemán. Ocurrida entre el 17 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939.Finaliza con la derrota de las fuerzas progresistas en España. Fue la guerra más sangrienta y trascendente que ha soportado el país. La sublevación militar contra el régimen republicano tuvo cambios.

Esta se puede dividir en causas:

La causa primaria de esta guerra civil se encuentra en la marcada polarización de la vida y la política españolas que se había profundizado en las décadas precedentes. Por un lado, están la negativa de la alta burguesía industrial y terrateniente, las castas militares y la jerarquía católica a perder privilegios a favor de las clases trabajadoras. Esta pérdida de privilegios se estaba produciendo debido a la política de reformas sociales emprendida por los gobiernos republicanos de centro e izquierda. Por otra parte, podemos considerar causa directa de la guerra las aspiraciones revolucionarias de una parte importante de la izquierda, y el carácter marcadamente hostil a la Iglesia Católica del gobierno republicano, que no reprimió decididamente el asalto y quema de iglesias y conventos. Además, se suprimió la enseñanza religiosa y se prohibió la Compañía de Jesús, lo que causó profundo malestar en los sectores católicos.

El arco ideológico cubría, de derecha a izquierda, a partidos y grupos monárquicos, conservadores, liberales, socialistas e incluso un pequeño movimiento Comunista dividido entre seguidores del líder José Stalin y su rival León Trotsky. En los extremos se encontraban la Falange Española, de orientación fascista y el anarquismo. La violencia callejera y el asesinato político se habían vuelto habituales.

En 1936, tras una sucesión de crisis gubernamentales, las elecciones celebradas el 16 de febrero llevaron al poder al gobierno del Frente Popular, apoyado por la mayor parte de los partidos de la izquierda, con la oposición de los partidos de la derecha y lo que quedó del centro.

Pero el detonante último de la guerra fue el asesinato, a manos de Guardias de Asalto y militantes de izquierda, del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo, como represalia al asesinato del teniente José Castillo, perpetrado por miembros de la extrema derecha. El asesinato del diputado monárquico tuvo el efecto de decidir a quienes, como Francisco Franco, mantenían dudas sobre si debían sublevarse contra el Gobierno de la República.

Desarrollo:

En estas circunstancias, un levantamiento militar cuidadosamente planeado por los generales José Sanjurjo, Emilio Mola (el director del alzamiento) y Francisco Franco, en aquellas fechas destinado en la Comandancia General de Canarias, da comienzo en Melilla a las 5 de la tarde del 17 de julio de 1936 y se extiende al día siguiente a numerosos cuerpos del ejército en la península, a los que se unieron la mayoría de miembros de la Guardia Civil, quedando la Guardia de Asalto fiel al gobierno de la República. Pero en la mayoría de las ciudades, capitales de provincia y en las regiones industriales del país, el golpe fracasa, y lo que pretendía ser un golpe de Estado se convierte en una guerra civil.

En este contexto ambos bandos proceden a organizar sus respectivos territorios y a reprimir cualquier oposición o sospecha de oposición. Una estimación mínima señala que más de 50.000 personas fueron ejecutadas o asesinadas en cada bando, lo que nos da una indicación de la gran dureza de las pasiones que la guerra civil había desatado. Además, desde el año 1936 se desató en el bando republicano una feroz persecución contra la Iglesia Católica que duraría hasta el final de la Guerra. En ella, se persiguió, encarceló, torturó y asesinó a miles de religiosos y laicos por el hecho de ser católicos. Además, una gran cantidad de iglesias, conventos, ermitas y otros edificios religiosos fueron quemados o destruidos, lo que supuso una importante pérdida del patrimonio artístico y cultural español. La cifra de víctimas religiosas se estima en 6.832, de los cuales 13 eran obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas

Se luchó con gran ferocidad por parte de ambos lados, pero viéndose cada bando demasiado débil para conseguir una victoria rápida, se volvieron hacia el exterior en busca de ayuda. Los sublevados recibieron ayuda de la Italia fascista y de la Alemania nazi, mientras que los Republicanos la recibieron de la Unión Soviética, así como de las Brigadas Internacionales, formadas por un gran número de voluntarios que vinieron de otros países europeos y de los Estados Unidos de América. Alemania e Italia enviaron tropas, tanques y aviones para ayudar a los sublevados, mientras que la Unión Soviética aportó equipos y suministros a los Republicanos, quienes también recibieron ayuda de los gobiernos de Francia y México. Alrededor de 40.000 extranjeros lucharon en las Brigadas Internacionales en el bando Republicano y otros 20.000 sirvieron en unidades médicas o auxiliares.

El bando sublevado

Del lado rebelde, denominado Nacionalista, se encontraban la mayor parte de la Iglesia Católica española, importantes elementos del ejército, la mayoría de los terratenientes, muchos hombres de negocios, así como algunos sectores intelectuales y obreros.

La capitanía de los Nacionalistas fue asumida gradualmente por el general Franco, liderando las fuerzas que había traído de Marruecos. El 1 de octubre de 1936, fue nombrado Jefe del Estado y formó gobierno en Burgos.

Los defensores del golpe desencadenan una revolución de carácter fascista, a favor del gran capital y de la instauración de una dictadura personal en España. Francisco Franco será quien aglutine todas las fuerzas, en un principio dispersas, bajo una estructura militar. Los sublevados se hacen con el poder, al mando del general Franco. Éste hará también su contrarrevolución, depurando a los opositores de su bando. Las fuerzas rebeldes tienen bajo su control la España agrícola, que a la postre, en una guerra larga, será más importante que la industrial, por la posibilidad de alimentar a sus tropas. Ante la evidencia de una guerra larga, Franco crea la sede de su gobierno en Burgos, donde se negociará con las potencias fascistas de la época, Alemania e Italia, y más tarde con las democracias occidentales.

El objetivo prioritario de la guerra es la conquista de Madrid. Pero Madrid no es una plaza fácil de tomar, y Franco emplea sus tropas en la conquista de otros territorios importantes para controlar el país, antes de asaltar Madrid. En 1937 el general José Solchaga conquista Asturias y el País Vasco, dos de

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