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Historia del monumento de Santa Ana


Enviado por   •  11 de Febrero de 2017  •  Biografía  •  3.211 Palabras (13 Páginas)  •  296 Visitas

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Historia del monumento de Santa Ana.

A partir del 22 hasta el 26 de noviembre, la ciudad de Trujillo es centro celebratorio de la cumbre COLOMBO-ESPAÑOLA, que deja como resultados, la aprobación de los “TRATADOS DE ARMISTICIO Y REGULARIZACION DE LA GUERRA”; en el marco de tan magno evento conciliatorio y que en relación al encuentro del Libertador y Don Pablo Morillo en Santa Ana, Daniel Florencio O´Leary expresa: (cito) “Concluidos los tratados de Armisticio General y de Regularización de la Guerra entre los comisarios de los Gobiernos de Colombia y de España, manifestó el General Morillo a sus comisionados que deseaba ardientemente tener una entrevista con el presidente.- S.E la acepto gustoso, y el 27 del presente noviembre marcharon el General Morillo de su cuartel general de Carache y el presidente del suyo de Trujillo al pueblo de Santa Ana, situado casi en el centro de ambos”; y más adelante, después de diversos comentarios sobre la grandiosidad de aquel encuentro, expresa “El General Morillo propuso que se consagre a la posteridad un monumento que perpetuara aquel día: que se erigiera una pirámide en cuya base se grabarían los nombres de los comisionados de Colombia y de España que habían presentado, regido y concluido el tratado de regularización de la Guerra entre dos pueblos: que las perenne piedra que debía ser el fundamento de esta pirámide, fuera conducida por el presidente y por él, que había aprobado y ratificado aquel tratado, que se vería en Europa como un documento eterno de generosidad y filantropía, y que sobre aquella piedra se renovasen sus promesas de cumplirlo  estricta y fielmente” (fin de la cita).- Como puede observarse, el General Pablo Morillo, al lograr sostener la entrevista con el General Bolívar, siente que se perfila el cumplimiento de la misión encomendada bajo el comando de 10.600 hombres en 1815, y que por ello, ve favorable la oportunidad de lograr una retirada digna, y es premeditada y concebida la idea de perennizar la entrevista que sostendría con el hombre que bastantes malestares a causado al imperio español; y no es de extrañar, que todo estaba previsto y organizado desde antelación y la misma hora en que pisaba tierra santanera; el propio Bolívar, entendiendo donde estaba parado, metido y comprometido, pone de inmediato en plena función la diplomacia que para el caso debe desplegar, pues al observar tales preparativos, se disipan los temores que en aquella mañana le molestaban antes de salir de Trujillo al tomar la decisión de delegar por oficio al General Rafael Urdaneta, como Comandante General de la Guardia y el mando de todos los ejércitos de Colombia, y sin preámbulos que puedan obstaculizar  la buena marcha de los acontecimientos, no pone miras en aceptar la novedosa e importante propuesta; y también por insinuación del General español, “que ambos Gobiernos destinaran Ingenieros que se encargaran de la ejecución de la obra”; cosa que no fue tal, pues, al concluir la guerra prácticamente los compromisos fueron olvidados, y fue necesario que transcurrieran 89 años de aquel acontecer, para que se viera el perfilamiento de una realidad, que perdura en el tiempo como “SIMBOLO DEL DIALOGO”, cuyo sendero es el entendimiento que conduce a excluir intereses mezquinos y sobreponer la justica, como valor imperecedero que cobija al hombre de la acción proveniente de la crueldad y el crimen, que siempre menoscaban sus inalienables derechos.-

DECRETO

“En conmemoración de la confederación realizada en el pueblo de Santa Ana, para la Regularización de la Guerra entre los Generales Bolívar y Morillo, y del voto de éste porque se alzara un monumento en el lugar en donde ambos Jefes se abrazaron: levántense una columna  prismática en Santa Ana en el cual se colocará con inscripciones adecuadas, la piedra puesta por los oficiales republicanos y realistas para marcar el memorable sitio” (fin de la cita).-

Se demuestra que a partir del 19 de abril de 1909 y el 19 de Marzo de 1910, el Gobierno de Venezuela se dispone de manera concreta a celebrar debidamente el CENTENARIO de nuestra Independencia y es cuando se inician las diligencias pertinentes para que todo esté concluido en las fechas conmemorativas, y es Paris en la república de Francia, el escogido para esculpir  los diversos Monumentos y Bustos, entre ellos, como se ha dicho, el de Bolívar y Morillo para Santa Ana.

Se sabe, que una vez concluido el trabajo en las diversas esculturas y debidamente embaladas, parten de FRANCIA PARA VENEZUELA a su debido tiempo, para ser colocadas en sus sitios definitivos; atravesando el oceánico atlántico y por ende el mar Caribe o de las Antillas, todo llega a costas venezolanas, siendo dejado en cada puerto lo que a cada lugar corresponde, y lo nuestro, destinado a Maracaibo y luego al puerto la Ceiba, con destino hacia el terminal ferroviario ubicado en la pequeña población de Motatán, y de allí, en carretones tirados por recuas hasta La Plazuela, lugar adyacente a la ciudad de Trujillo.

Varias toneladas conformen el conjunto: las estatuas del Libertador y Padre de la Patria  Simón Bolívar y el Conde de Cartagena Don Pablo Morillo; grandes placas que recogen los deseos del General español; otras alusivas a la decisión del Gobierno y al Monumento en sí un conjunto simbólico, referido al Armisticio o tregua establecida en la convención de Trujillo; las frases o expresiones brotadas de los labios de los contendores, convertidos en amigos, bajo el furor de la alegría en aquel inolvidable 27 de Noviembre de 1820; de Bolívar: “ESTE TRATADO SERA ETERNO COMO EL MAS BELLO MONUMENTO DE LA PIEDAD APLICADA A LA GUERRA”; de Morillo: “CASTIGUE EL CIELO A LOS QUE NO ESTEN ANIMADOS DE LOS MISMOS SENTIMIENTOS DE PAZ Y AMISTAD QUE NOSOTROS”; Placas en alto relieve donde aparecen las figuras de los Comisionados Patriotas y Realistas; cadenas de inmensa confección artística, grandes piezas de mármol blanco para el respectivo recubrimiento de la pirámide, barandas de hierro sabiamente ideadas para la protección de la pequeña plazoleta, y algo mas; todo en material altamente pesado: bronce, hierro y roca pulida.

En aquel lugar, cercano a la ciudad de la proclama de “GUERRA A MUERTE”  y de los Tratados de “ARMISTICIO Y REGULARIZACION DE LA GUERRA”, a orillas del Mocoy, en las adyacencias de la hoy Plaza Cruz Carrillo, todo ese maravilloso componente que era el sueño y ultimo desvelo en suelo americano del pacificador de Tierra Firme, es arrumado y en tal estado, lo encuentran los fastos celebratorios a nivel nacional  del “CENTENARIO DE LA DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA EL 05 DE JULIO DE 1911”.

Esta allí, por una serie de dificultades en el orden físico y geográfico de los lugares, y políticas circunstanciales en que se desenvuelve la región en aquellos momentos; y es que, el pequeño centro, de inmenso movimiento comercial, transporte y transeúntes, se encuentra a una altura de 750 metros sobre el nivel del mar; y Santa Ana, allá arriba, entre frio, neblinas, vientos y fuerte sol, según la época, entre los 1.600 y 1.700 metros, a una distancia aproximada a los 27 kms, a través de una vía rustica, angosta y pendiente, donde el continuo transitar le permitió de trecho el espacio para el descanso, tanto a las personas como a bestias desde los antiguos tiempos de la trocha del indio tributario, y que a partir de nuestros ancestros, les conocimos como: pie de Cuesta, La Bujarú, Casa del Guarapo, Las Casitas, Las Maciegas, Llano Grande, Las Hojas, La Culebrina, Diego Díaz, Virgen del Guerebe, Las Canoas, Quebrada de los Monos, Quebrada el Lamedero, Piedra del Pato, Las Aguadas, El Llanito de las Mujeres, El Pozo, Santa Rita y Santa Ana; trayecto que según el tiempo y a paso normal se cubría entre cinco y ocho horas; era para santaneros y para todos un gran sacrificio; esto motivo en parte la imposibilidad de movilizar el pesado e importante colocarían en cualquier lugar de la ciudad capital, sabiendo cabalmente que el mismo, solo tendría como único destino el pequeño poblado.

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