Justo Sierra Y La Obra Educativa Del Porfiriato. Solana Fernando En Historia De La Educación pública En México.
Enviado por bubobibeba • 30 de Septiembre de 2012 • 9.526 Palabras (39 Páginas) • 2.234 Visitas
IV. JUSTO SIERRA Y LA OBRA EDUCATIVA DEL PORFIRIATO, 1901-1911
Luis álvarez Barret
La situación política de 1900
Al cumplir 70 años, el dictador tenía serios quebrantos de salud; en los círculos gobernantes se pensaba ya en buscarle sucesor; no para un futuro inmediato, pero tampoco a muy largo plazo. Los hechos posteriores demostraron que aún le quedaba una década, aunque en medio de un creciente descontento. En la imposibilidad de precisar una fecha para la sucesión, menos el de un sucesor, quedaba puerta abierta a todas las contingencias, desde una explosión revolucionaria, hasta una intriga palaciega.
En el gabinete presidencial, contendían dos figuras relevantes: Li-mantour, ministro de Hacienda; y Baranda, de Justicia e Instrucción Pública. Con un ropaje novedoso, europeizante, M^p^fitoW* representaba a la juventud financiera, ansiosa de tomar en sus manos las riendas del poder; Baranda, por su parte, se dejaba querer por los viejos liberales, sin comprometerse con los nuevos, que eran antiporfiristas. Ello no le restaba simpatías, ni entre la gente nueva; años después, Molina Enríquez calificó a Baranda de gran liberal „ -----—--■
—Me han dicho, don Joaquín, que usted está muy enfermo. ¿Por qué no se da una vuelta por Europa? Allí están los mejores médicos del mundo.
—En efecto señor, estoy enfermo; pero el viaje a Europa no es fácil; he estado cctaSideáulíi». la idea de solicitar el permiso de usted para hacer un viaje a los Estados Unidos.
—Europa es mejor, don Joaquín; y por los gastos del viaje y del tratamiento no debe preocuparse. El gobierno, que le debe servicios eminentes, se hará cargo de todo.
—Iré a Europa, señor.
Si tal diálogo ocurrió, o es producto de la fantasía campechana, es difícil de comprobar; pero sus efectos están fuera de toda duda. Joaquín Baranda renunció y se fue del país para siempre; y no sólo eso, sino que los gobiernos barandistas de Yucatán y Campeche empezaron a declinar, y en 1902 cayeron definitivamente.
Justino Fernández se hizo cargo de la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, y a su lado, como subsecretario, especialmente encargado de la Instrucción Pública, fue designado Justo Siena. Tal fue el principio de la gestión educativa del maestro Sierra; brillante, a mi juicio, y no tan sólo positiva, como se admite generalmente. Es posible, sin embargo, que tenga que rectificar este primer juicio si, como se ha dicho, nuevos datos que desconozco, inducen a hacerlo así. De cualquier forma, enumeraré los hechos más notables de su administración, que nos permiten mantener el punto de vista expresado.
JUSTO SIERRA Y LA OBRA EDUCATIVA DEL PORFIRIATO, 1901-1911 85 La controversia sobre el positivismo
Otro acontecimiento que debe mencionarse para completar el marco de referencias de 1900, es la controversia sobre el positivismo en México, sólo como referencia en este momento, y ello porque ya en 1900 se planteaba esa discusión. En este caso habrá que considerar tres clases de adversarios del positivismo: los conservadores representados por el destacado escritor católico Emeterio Valverde; los viejos liberales no positivistas, cuyo representante más significado era José María Vigil, y la entonces naciente crítica filosófica que había de cuajar más tarde en el Ateneo de la Juventud.
Pero hemos dicho que, por ahora, la controversia sobre el positivismo sólo será una referencia, porque su consideración requiere señalamientos particulares a lo largo de la década que vamos a examinar y porque este examen será más completo si lo diferimos para el final. La cuestión no puede soslayarse porque resulta esencial para la historia del liberalismo mexicano y también porque Justo Sierra, personalmente, está involucrado en ella.
"Entre el triunfo de la República y la Revolución Mexicana, fases de la misma marcha de un pueblo —dice Leopoldo Zea— se cuentan cuarenta y tres años. Los años necesarios para el nuevo paso de la Nación, en la búsqueda y realización de su personalidad. Dentro de este lapso, se crea una generación que, con su dureza y egoísmo, hizo posible que la generación siguiente, buscando nuevos horizontes, impulse a México al encuentro de sí mismo como realidad concreta y como pueblo entre pueblos, pasando de lo concreto a lo universal. El positivismo ofrecerá las armas doctrinarias en la forj? ^efeSta^ttapa de la historia de México. El positivismo de Comte, de Mili y Spencer, utilizados de acuerdo con las exigencias de la historia..." Y añade: "Una historia que queda bajo los auspicios del genio de dos de sus más grandes educadores: Gabino Barreda y Justo Sierra".
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_______ v-ii intrincada maraña gracias a las sabias maniobras del ministro de Hacienda, la persona más poderosa del régimen después del dictador.
El Porfiriato había llegado ya a la cúspide de su poderío; una aristocracia feudal enriquecida y una brillante oficialidad de nuevo cuño eran sus má^^óli^alj ¿>ases de sustentación; pero, además, las viejas desavenencias con el clero se habían suavizado, las relaciones diplomáticas con el exterior habían alcanzado el más alto nivel, y el prestí gio de paz y de progreso alentaba las inversiones extranjeras. Por otra parte, una clase media intelectual, en pleno desarrollo, ofrecía sus mejores cuadros a la administración pública; aunque, también, sus peores enemigos.
Un incipiente desarrollo industrial, agrícola, ganadero, forestal y minero daba la impresión de una marcha acelerada hacia el progreso. Al restaurarse la República (1867) el país estaba en bancarrota; los capitales mexicanos estaban escondidos y los extranjeros aún no venían; el tránsito <lel desastre al progreso aparente (1900), había sido laborioso. Ante propios y extraños. Hubo que restaurar el crédito y ello sólo a base de grandes sacrificios. Los capitales extranjeros no se invertían en fábricas sino en industrias extractivas, en la explotación despiadada de nuestros recursos naturales, de nuestras materias primas, y en casos especiales, como el henequén y el chicle, semielaboradas.
La tesis oficial sobre estos cambios, era que don Porfirio había modificado profundamente las condiciones del país, que lo había transformado en un incipiente estado capitalista aunque, para lograrlo, se hubiera apoyado en las viejas estructuras feudales, restaurándolas e, incluso, confiriéndoles poder y riqueza sin precedente.
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Conjurado el peligro de dominación extranjera representado por la invasión francesa y el imperio de Maximiliano, México puso sus esperanzas de progreso y bienestar en el capitalismo industrial, entonces ya en ascenso acelerado.
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