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LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX


Enviado por   •  14 de Diciembre de 2015  •  Monografías  •  4.563 Palabras (19 Páginas)  •  121 Visitas

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RESUMEN

     El objeto principal de esta monografía es poder llegar a entender el fracaso de un proyecto que podría haber tenido consecuencias muy positivas para España de haber tenido éxito. Se presenta el contexto histórico de la España de la época, las circunstancias económicas complicadas que se vivían y la sensación desesperante de perder lo que quedaba de las colonias españolas. Sin esto no se puede entender la magnitud de la oportunidad perdida. Al final Isaac Peral, al que la historia por fin ha reconocido su mérito, diseñó un submarino torpedero totalmente fiable, aunque mejorable, que podía haber tenido consecuencias militares importantísimas. Las envidias, las conspiraciones y tramas acabaron con esa posibilidad y el proyecto acabó abandonado e Isaac Peral frustrado deja el Ejército para siempre para morir en Alemania de cáncer.

INTRODUCCIÓN

 

     A finales del siglo XIX España se encuentra en una situación muy delicada. La economía es frágil y la defensa de lo que queda del Imperio Español depende de una flota antigua y mal preparada. A pesar de que la prensa apele de forma totalmente irreal al “ ardor guerrero” de nuestros soldados, nada tiene España que hacer frente a potencias emergentes como EEUU con una economía en alza, una flota nueva y bien artillada y un afán expansionista que choca con las posesiones españolas.

     Solo un milagro o una ventaja inesperada podría dar a España la posibilidad de mantener las pocas posesiones que aún le quedaban. Y entonces algunos vieron en el proyecto del Submarino Peral la esperanza y la solución a esos problemas de defensa. Y lo que a unos les despertó esperanzas a otros  les provocó envidias, recelos e intrigas.

     

LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX

Las posesiones españolas del siglo XIX

     En el año 1880, cuando Isaac Peral presenta el proyecto de su barco submarino, España ya ha perdido la gran mayoría de sus colonias en América. Permanecen siendo españolas Cuba, llamada en la península como “La joya de la Corona”, la isla de Puerto Rico, la islas Marianas, Palaos y Carolinas,  y las Islas Filipinas1.

     Durante el reinado de Isabel II, las islas del pacífico, muy alejadas entre sí, fueron dotadas de estructura propia e independiente y dejaron de ser meras zonas de paso y avituallamiento de camino a oriente. Así tuvieron su propia estructura económica y militar, dependiente siempre de España por supuesto.

     En el caso de Cuba aún fue más marcado. Se formó un binomio España peninsular-España de ultramar. La estructura política y económica de Cuba fue lo suficientemente importante como para que las relaciones entre ella y España fueran más parecidas a una relación entre iguales que a una relación de subordinación colonial. Por tanto las posesiones de ultramar, sobre todo Cuba, se consideraban parte integrante del Estado Español. Tal vez así se entienda mejor lo doloroso de su pérdida y cuánto afecto a la España de finales de siglo.

     En la distribución de poderes en la Europa post-napoleónica España quedó claramente relegada a un segundo plano. Formó parte de la Cuádruple Alianza (Gran Bretaña-Francia-Alemania-España), pero siempre subordinada a las decisiones de Francia y Gran Bretaña. De hecho no estuvo involucrada en los grandes conflictos bélicos de la época (guerra franco-prusiana, Crimea…) y en la Guerra de África tuvo que doblegarse a la voluntad de Gran Bretaña que se opuso a que España ocupase Tánger, y le obligó a abandonar Tetuán.

     En las posesiones de Ultramar aunque consiguió el reconocimiento de Estados Unidos sobre su soberanía en Las Antillas, no pudo frenar sus contínuas  ofertas de compra y posteriormente sus amenazas de intervención con la excusa de restablecer el orden ante los insurgentes.

 Estados Unidos era una nación joven, aún poco poblada, pero con un entramada industrial en claro auge y apenas comenzando su expansión por la zona.  No se valoró como nación, se despreció su flota con argumentos bravucones y trasnochados. Se llegó a decir que su flota no sabría ni maniobrar en caso de guerra y que su ejército solo sabía luchar contra los indios. Y aunque hubo gente prudente y mucho más realista, hubo mucha que hasta pedía la guerra a gritos pensando en una victoria que resultaba del todo imposible con la vieja flota que tenía la Armada española. Y así llego el desastre del 98.

1 Historia universal del siglo XIX. Conflictos hispano estadounidenses. Desastre colonial. EEUU (Estados Unidos). España. Generación del 98. Regeneracionismo. 20-11-2014. http://html.rincondelvago.com/colonias-espanolas.html

Otro frente colonial al que se enfrentó España en el siglo XIX fue el frente africano. En este caso se actuó de una forma muy distinta al colonialismo clásico (sobre todo con Marruecos). Marruecos tenía una importancia geográfica importantísima al estar el Estrecho de Gibraltar en su territorio y ser zona de paso obligada para los navíos y las flotas. Dado que España no podía competir militarmente con Gran Bretaña ni Francia se intentó dar al propio Marruecos los recursos para que se organizara como nación  y más que una colonia fuera una España africana aliada y hermana de la peninsular. Por ello se mandaron ingenieros, médicos, militares para intentar que se hiciera una nación fuerte que pudiera hacer frente al colonialismo europeo.

     El poder hacer frente a la defensa de todos estos territorios y proyectos expansionistas en lugares tan dispares y lejanos con la flota anticuada y vieja de que disponía España es lo que da aún mayor relevancia a la nave de Peral y su potencial desgraciadamente desperdiciado.

La economía española del siglo XIX

Tras una época de auge económico a finales del siglo XVIII, las guerras napoleónicas dieron al traste con ese progreso y durante el siglo XIX no se produjo en España la revolución industrial como en el resto de los países europeos y nuestra economía se alejo mucho de ellos.

     Varias causas motivaron este distanciamiento económico de otros países como Gran Bretaña. Por un lado el sistema económico arcaico español mantuvo y agudizó las diferencias sociales. Frente a una minoría enriquecida y opulenta con una mentalidad antigua y feudal, había una gran mayoría inmersa en la pobreza. La agricultura era arcaica y pobre. Los recursos necesarios para la Revolución Industrial se basaron básicamente en el carbón como fuente de energía. España tenía el carbón asturiano, de peor calidad y del todo insuficiente por lo que hubo que importarlo de Inglaterra con el consecuente endeudamiento. Por otro lado las colonias habían sido una enorme fuente de demanda de consumo interno y causantes del auge de finales del XVIII. La derrota le supuso a España una pérdida de mercado a la vez que un gasto enorme lo que aumentó aún más las deudas. Al no disponer de capital se sirvieron de inversiones extranjeras y por tanto mayor endeudamiento.  

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