Mexico Barbaro
Enviado por pepeman1 • 13 de Enero de 2014 • 4.266 Palabras (18 Páginas) • 269 Visitas
“MEXICO BARBARO” JOHN KENNETH TURNER
“ESCLAVITUD Y REPRESION EN MEXICO UN SECRETO A VOCES”
Este libro escrito por John Kenneth, muestra la situación política y social de México durante la época del Porfiriato, Kenneth expone el estado esclavista que vivió la mayoría de la población indígena y mestiza del país, los “trabajadores- esclavos” debían someterse a los maltratos físicos, a las largas jornadas de trabajo, condiciones de vivienda y alimentación que parecían encaminarlos a la muerte y los abusos de poder por parte del gobierno para robarles sus tierras.
A lo largo de este ensayo se hacen dos profecías:
"…México está a punto de iniciar una revolución a favor de la democracia…" y
"…los Estados Unidos intervendrán con fuerzas armadas, si es necesario, para sostener a Díaz o a un sucesor dispuesto a continuar su asociación especial con el capital norteamericano".
Ambas profecías se cumplieron.
Capítulo I.- Los esclavos de Yucatán.
La historia comienza, cuando el periodista John Kenneth Turner se encuentra con cuatro reclusos mexicanos exiliados en la prisión de Los Ángeles por conspirar contra el gobierno de Díaz. Ellos le platican sobre la situación en México, donde aún se podían ver esclavos. Él quiere verlo con sus propios ojos, así que emprende un viaje.
Narra las primeras experiencias que tuvo en México, específicamente en la península de Yucatán. Llegó ahí pretendiendo ser un inversionista adinerado para adentrarse en negocio henequenero, tras oír estos increíbles rumores de que aún existía esclavitud en América.
La manera en que los "magnates del henequén", (planta cultivada durante siglos en la región), hacían trabajar en las grandes haciendas a indios mayas y yaquis mandados desde el norte del país por el mismo el gobierno, desterrándolos y arrebatándolos de sus familias. Eran forzados a trabajar jornadas excesivas e inclusive podían ser comprados y vendidos. Era el trabajo de estos esclavos los que hacían de Mérida, Yucatán una de las ciudades más bellas y ricas del país, pero a un costo inhumano.
Los hacendados exhibían su complicidad con el gobierno, más nunca se atrevieron a llamarle esclavitud. Estaban conscientes de que la esclavitud está prohibida en la constitución mexicana pero parecían creer que al nombrar a su sistema "servicio forzoso por deuda". A pesar de que México es un país con leyes escritas y constitución, es un pis donde la ilegalidad comienza en el gobierno, es un país sin libertad de expresión, sin voto libre, sin garantías, sin sistema judicial, sin libertad de prensa. El país no ha tenido una derecho a elecciones desde que Porfirio llego al poder ya que gobierna por medio del ejercicio permanente, en este México los puestos políticos, las tierras y los indígenas se reducen a $65.oo. Es un país donde la gente pobre no tiene derechos y el peonaje se traduce en esclavitud
En este capítulo relata varias escenas de la vida común de los esclavistas yucatecos y las torturas que, casi con gusto, infringían en sus trabajadores; al mismo tiempo que compara este tipo de esclavitud disfrazada con la que en algún tiempo hubo en su país. Lamentablemente los antiguos esclavos salían ganando. Aun esta gente sigue sometida al capricho de su amo.
Capítulo II. El exterminio de los yaquis.
Los yaquis eran "indios" mandados del norte, conocidos por ser los más fuertes, resistentes y confiables. A los norteamericanos, dueños de los ferrocarriles, les molestaba que fueran exiliados para llevárselos a trabajar a Yucatán, pues los consideraban excelentes trabajadores. Ellos no los llamaban indios en el concepto norteamericano, pues éstos no son empleados.
Explica la situación de estos yaquis, a partir de un decreto del propio presidente para mandarlos a Yucatán. Este decreto se valía del supuesto de que los yaquis eran conflictivos, a tal grado que para poderlos exterminar se ordenaba que a cualquier yaqui se le debería atrapar y mandarlo a Yucatán al sur del país para que sirvieran como esclavos en las haciendas henequeneras, donde morían a los seis meses por los malos tratos y el clima diferente.
Este decreto también decía que las tierras de los yaquis debían ser confiscadas; aunque era de esperar que fueran los presidentes municipales, gobernadores de los estados y amigos de Díaz, quienes se quedaran con las tierras.
Capítulo III. En la ruta del exilio.
En este capítulo Kenneth Acompaña en su largo viaje por tren a los indios yaquis desterrados a Yucatán para observar el "último capítulo de la vida de la nación yaqui". Ahí es testigo de la forma en que familias enteras son desmembradas cruelmente, así como las confusiones que se daban al reclutar yaquis. Los yaquis desterrados son enviados a las fincas henequeras como esclavos. Se les trata como muebles; son comprados y vendidos, no reciben jornales; pero los alimentan con frijoles, tortillas y pescado podrido. A veces son azotados hasta morir. A los hombres los encierran durante la noche y las mujeres eran casadas con extraños para crear nuevas familias que produjeran más mano de obra, familias nuevas que podían ser vendidas después en mil pesos por persona. A las familias desintegradas no se les permite que vuelvan a reunirse. Una vez que pasan a manos del amo, el Gobierno no se preocupa por ellos ni los toma ya en cuenta; el Gobierno recibe su dinero y la suerte de los yaquis queda en manos del henequero. Si los yaquis logran sobrevivir el primer año de trabajo forzado, generalmente se adaptan bien y son buenos trabajadores, pero por lo menos dos tercios de ellos mueren en los primeros doce meses
Capítulo IV. Los esclavos contratados de Valle Nacional.
Uno de los lugares más temidos del México era la región tabacalera de Valle Nacional en el estado de Oaxaca, ya que era el mayor centro de esclavitud en México. El Valle Nacional es una onda cañada enclavada entre montañas casi inaccesibles en el noreste de Oaxaca. Los esclavos que trabajaban en las haciendas tabacaleras eran gente traída desde todos los puntos de la república ya fuera por medio de contratos falsos, por arresto policiaco o bien por secuestro descarado.
Se enteró de otra forma de capturar esclavos, o peones. Para Valle Nacional había varios enganchadores que trabajaban para los dueños de estas haciendas, ellos estaban encargados de convencer a gente pobre de otras partes de la república, prometiéndoles una gran paga y buena alimentación. Al principio muchos de ellos llegan pensando que son trabajadores libres, pero en cuanto se les ocurre pedir que los dejen salir es cuando se dan cuenta de que son en realidad prisioneros. Los convencen de que tienen una deuda pendiente
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