Mujeres Y Arqueologia

DIEZ JORGUE, Maria Elena (2001): Mujeres y Arquitectura. Mudéjares y cristianas en la construcción. Granada, Editorial de la Universidad de Granada, 334 p.

En este libro, Díez Jorge aborda una visión integral de la arquitectura española (y sobre todo granadina) en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna, que incluye el papel protagonista de los hombres, pero sobre todo el «invisible» jugado por las mujeres. Se proponen, pues, estas cuestiones, “a partir de la reflexión sobre las mujeres y la arquitectura en el largo proceso histórico-artístico del mudéjar”; un estudio sobre las mujeres (mujeres y arte en Granada, los espacios femeninos en la Alhambra, mujeres artesanas, etc.) y un repaso comparativo relaciones con los papeles, espacios y salarios asignados a los hombres.

Cambiando un poco el orden de las recensiones de los libros anteriores, con esta obra voy a empezar con un comentario referente a lo que me ha parecido su lectura e intentar posteriormente explicarlo. Era un libro que se me antojaba interesante, tanto por el título como por la portada, ya que cuando vemos los manuales de Historia del Arte o de Arquitectura, es fácil preguntarse “¿dónde están las mujeres?”; pero como bien hemos aprendido en clase, no se las veía pero estaban ahí. Un tema realmente interesante. Finalmente, y sin encontrar un término más técnico, he de decir que no me ha dado más; si es cierto que su lectura es fácil y ligera (algo importante para esto es que las notas a pie de página están todas recopiladas al final) y que lo que más interesante me parece es el método de trabajo empleado. Como refleja la bibliografía, tras analizar decenas de documentos, ordenanzas y cuentas de fábrica de los siglos XIV a XVI, Diez Jorge ha concluido que en esa etapa histórica no era infrecuente que las mujeres ejercieran como canteras y ceramistas, pero también en trabajos más duros, tradicionalmente masculinos, como picar piedra o acarrear materiales en la obra.

La autora subraya que durante siglos “se ha silenciado” la participación femenina en el mundo de la construcción, igual que en otros muchos campos. De hecho, recuerda, la primera mujer que practicó la arquitectura fue la italiana Plautilla Bricci, ya en el siglo XVII, pero hasta el XIX las mujeres no pudieron ejercer la profesión de forma oficial. En el libro se analiza el papel de las mujeres mecenas: incluso a esas damas ricas y poderosas, la sociedad solo les permitía promover “obras pías, públicas, pero no políticas”, como conventos o zonas femeninas en las mezquitas; nunca palacios. Por ejemplo, en el libro habla del mecenazgo ejercido por los reyes Fernando e Isabel y sus diferencias.

También había trabajadoras a pie de obra (algo sorprendente aun hoy en día). Por ejemplo nombra a cinco mujeres en documentos relacionados con la construcción de la Alhambra:

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