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Museo Casa De La Memoria Indomita


Enviado por   •  22 de Marzo de 2014  •  1.417 Palabras (6 Páginas)  •  1.256 Visitas

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COLEGIO DE BACHILLERES PLANTEL 5 “SATELITE”

MARIA GUADALUPE CECILIO GARCIA

21154368B

PROF: INA ISABEL

GPO: 613

ESTRUCTURA SOCIOECONOMICA DE MEXICO II

LA GUERRA SUCIA

El periodo que en México es conocido como de “guerra sucia” y que abarca década y media —desde fines de los sesentas a principios de los ochentas—, es llamado así en referencia directa a la forma en que el Estado mexicano condujo las acciones de contrainsurgencia para contener la insurrección popular. Las autoridades responsables de la seguridad del país implicaron al Ejército Mexicano en actos contrarios al honor, a la ética y al derecho. Actos de tal suerte inicuos que “lo sucio” de la “guerra sucia” implica “crímenes de lesa humanidad” que demandan del Estado mexicano que los responsables sean llevados a juicio, se les castigue y se forjen condiciones, estableciendo políticas de Estado que respeten los límites que impone un estado de derecho, para que jamás se vuelvan a repetir hechos tan ominosos. Las instituciones militares, las de procuración y administración de justicia y las de representación popular fueron utilizadas como estructuras criminales con cuyos recursos y a cuyo cobijo se realizaron y se protegieron crímenes que, de manera sistemática, agraviaron a amplios sectores de la población y a combatientes prisioneros, sin reconocerlos como prisioneros de guerra, ni darles el trato como tales.

Los integrantes de los grupos nacionales que optaron por modificar las condiciones políticas del país, recurriendo a las armas, fueron también considerados como objetivo de aniquilamiento y destrucción. Las operaciones militares y los operativos policiacos con los que eran perseguidos, no pretendían detener, someter, y poner a disposición de autoridad competente a los presuntos delincuentes; sino que estaban diseñados para capturar, someter, torturar, desaparecer temporal o definitivamente a los detenidos y, en muchos casos, ejecutarlos extrajudicialmente.

En varios operativos, no se intentó detener a los integrantes de estos grupos, sino tirarles a matar. Esta forma de exterminio se complementó con otros mecanismos en los que se tomaban rehenes a familiares y amigos, varios de los cuales terminaron desaparecidos. O bien, después de torturar y desaparecer temporalmente a sus víctimas, entregarlos a la autoridad competente con las confesiones obtenidas por medio de la tortura, para que sirvieran de base y machote de declaraciones inculpatorias con las que mantenían detenidos a los que lograban salvarse de la desaparición permanente.

La policía tenía listas de los “fugitivos’”, que eran los candidatos a ser desaparecidos mediante los procedimientos señalados, cuando fueran capturados. Esta política de Estado, de aniquilar a los integrantes de los grupos disidentes que no pueden controlar, se ejemplifica en los casos expuestos; sin embargo, es la misma política seguida en contra de los grupos estudiantiles en provincia, de los movimientos sociales que ampliaban su base social o cobraban visibilidad.

Al Ejército se le permitió realizar operaciones de contrainsurgencia en un contexto que el derecho internacional humanitario reconoce como “conflicto interno”, protegido por los Convenios de Ginebra y que México ha suscrito, donde se cometieron terribles crímenes de guerra que transgreden el orden constitucional, que no se pueden amparar en el fuero militar, y que son considerados por el derecho internacional como de lesa humanidad e imprescriptibles. Los crímenes que se imputan a las fuerzas armadas y a las fuerzas de seguridad tienen que ver;

a) Con el derecho de guerra;

b) Con las garantías individuales que todo Estado está obligado a salvaguardar aun en estado de emergencia; y

c) Con los derechos humanos fundamentales establecidos en la Constitución, en el derecho internacional y en la legislación vigente del país.

Los crímenes que se documentan con testimonios y evidencias en este trabajo permiten concluir que el Estado mexicano es responsable de crímenes de lesa humanidad.

La opinión pública se enteró de la guerrilla de manera limitada y distorsionada, con calificativos como el de vulgares delincuentes, o el de terroristas.

MEMORIA INDOMITA

La desaparición forzada constituye una ofensa a la conciencia de la humanidad: viola todas las leyes.

La cárcel clandestina es la moderna experiencia del terror que atenta física y moralmente contra el prisionero que se encuentra indefenso y desamparado ante carceleros y torturadores siempre al servicio del Estado.

La desaparición reforzada es una de las prácticas

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