Peronismo Y La Clase Trabajadora
Enviado por anita1836 • 29 de Mayo de 2014 • 1.983 Palabras (8 Páginas) • 504 Visitas
EL PERONISMO Y LA CLASE TRABAJADORA, 1943-55
EL TRABAJO ORGANIZADO Y EL ESTADO PERONISTA
Si bien la economía industrial se expandió rápidamente, la clase trabajadora no fue beneficiada por ese proceso. La legislación laboral y social era escasa y su cumplimiento obligatorio se imponía esporádicamente. Perón desde su posición como secretario de Trabajo y después vicepresidente del gobierno militar instaurado en 1943, se consagró a atender algunas de las preocupaciones fundamentales de la emergente fuerza laboral industrial. Durante 1946-55 se asistió a un considerable aumento de la capacidad de organización y el peso social de la clase trabajadora. Los convenios firmados en toda la industria argentina en el período 1946-48 regulaban las escasas de salarios y las especificaciones laborales e incluían un conjunto de disposiciones sociales que contemplaban la licencia por enfermedad, la licencia por maternidad y las vacaciones pagas.
La estructura de organización impuesta a la expansión sindical fue importante en el sentido de que moldeó el futuro desarrollo del movimiento gremial. La sindicalización debía basarse en la unidad de actividad económica. En cada sector de ella sólo se otorgó a un sindicato el reconocimiento oficial que lo facultaba para negociar con los empleadores de esa actividad. Los empleadores estaban obligados por ley a negociar con el sindicato reconocido, y los salarios y condiciones establecidos por esa negociación se aplicaban a todos los obreros de esa industria. El Ministerios de Trabajo era la autoridad estatal que otorgaba a un sindicato el reconocimiento que lo facultaba para negociar con los empleadores. El decreto 23.852 de octubre de 1945, conocido como Ley de Asociaciones Profesionales, que estableció ese sistema estipulaba el derecho del Estado a supervisar vastas áreas de la actividad sindical. En esta forma la estructura legal aseguraba a los sindicatos, ventajas: derechos de negociación, protección de los funcionarios sindicales contra la adopción de medidas punitivas que los afectaran, estructura sindical centralizada y unificada, deducción automática de los sueldos y salarios de las cuotas sindicales y aplicación de éstas a vastos planes de bienestar social. Otorgó al Estado las funciones de garante y supervisor final de este proceso y de los beneficios derivados de él. Los sindicatos de incorporaron a un monolítico movimiento peronista y fueron llamados a actuar como agentes del Estado ante la clase trabajadora, que organizaban el apoyo político a Perón y servían como conductos que llevaban las políticas del gobierno a los trabajadores. A medida que la industria argentina se expandía, impulsada por incentivos estatales y una situación económica internacional favorable, los trabajadores se sintieron beneficiados.
LOS TRABAJADORES Y LA ATRACCIÓN POLÍTICA DEL PERONISMO
El peronismo desde el punto de vista de los trabajadores fue una respuesta a las dificultades económicas y la explotación de clase. Era también un movimiento representativo de un cambio decisivo en la conducta y las lealtades políticas. Gareth Stedman Jones: “un movimiento político no es simplemente una manifestación de miseria y dolor, su existencia se caracteriza por una convicción, común a muchos, que articula una solución política de la miseria y un diagnóstico político de sus causas”.
LOS TRABAJADORES COMO CIUDADANOS EN LA RETÓRICA POLÍTICA PERONISTA
Fue un aspecto poderoso del discurso peronista un lenguaje de protesta de gran resonancia popular, frente a la exclusión política. En la “década infame” que se extendió desde 1930 hasta el golpe militar de 1943, se asistió a la reimposición y el mantenimiento del poder político de la elite conservadora mediante un sistema de fraude y corrupción institucionalizados. Era la época del “ya votaste, rajá pronto para tu casa”. El peronismo pudo reunir capital político denunciando la hipocresía de un sistema democrático formal que tenía escaso contenido democrático real. El discurso político del liberalismo estaba estructurado en términos de libertad, democracia, la constitución, elecciones libres, libertad de palabra, etc. Perón decía “si algunos piden libertad, nosotros también la pedimos… pero no la libertad del fraude… ni tampoco la libertad de vender el país ni la de explotar al pueblo trabajador”.
La clase trabajadora como fuerza social autónoma, había de tener acceso directo y por cierto privilegiado al Estado por intermedio de sus sindicatos. Perón le habló a los obreros como a una fuerza social cuya organización y vigor propios eran vitales para que él pudiera afirmar con éxito, en el plano del Estado, los derechos de ellos. La retórica peronista contenía fuertes elementos de caudillismo personalista, asociados a las figuras de Perón y Evita. Términos como “cipayo” y “vende-patria” se incorporaron al lenguaje político peronista para designar aquellas fuerzas que deseaban mantener a la Argentina dentro de la órbita económica de los Estados Unidos y Gran Bretaña como proveedora de productos agropecuarios.
La verdadera cuestión en juego en la década 1940-50 era la intervención estatal versus laissez-faire. Hacia fines de la campaña electoral de 1946 ya era un hecho establecido la identificación del peronismo con el progreso industrial y social y con la modernidad. Perón establecía como premisa del concepto mismo de desarrollo industrial la plena participación de la clase trabajadora en la vida pública y justicia social. En la retórica peronista, la justicia social y la soberanía nacional eran temas interrelacionados.
UNA VISIÓN DIGNA DE CRÉDITO: CARÁCTER CONCRETO Y CREÍBLE DEL DISCURSO POLÍTICO DE PERÓN
Gareth Stedman Jones señala “un vocabulario político particular debe proponer una alternativa general capaz de inspirar una esperanza factible y proponer a la vez un medio de realizarla que, siendo creíble, permita a los posibles reclutas pensar en esos términos“. El pueblo muchas veces se transformaba en el pueblo trabajador de modo que “el pueblo”, “la nación” y “los trabajadores” eran intercambiables entre sí. El nacionalismo de la clase trabajadora era invocado principalmente en función de problemas económicos concretos. La atracción política del peronismo era esencialmente plebeya: ignoraba la necesidad de una elite política particularmente iluminada y reflejaba e inculcaba un profundo intelectualismo. “descamisado”.
Perón
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