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Cruzada En Jeans


Enviado por   •  30 de Junio de 2013  •  7.773 Palabras (32 Páginas)  •  293 Visitas

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· SALTO EN EL TIEMPO

Rudolf Hefting, hijo del doctor Hefting cierto día visitó el laboratorio de dos científicos amigos de su padre:

doctor Simiak y doctor Frederics.

Ellos le mostraron sus experimentos, uno de ellos era el transmisor de materia.

Servía para poder ir al pasado, hasta ahora sólo habían probado con animales pues con personas podía ser

peligroso. El ser enviado al pasado debía estar allí unas horas hasta que la máquina se repusiera y enfriara

pues suponía un gasto de mucha energía.

Dolf, que era como llamaban a Rudolf, quería irse al pasado, exactamente al 14 de junio de 1212 a

Montgivray en Francia, quería ver el torneo que organizó el duque de Dampierre.

Los doctores al principio lo negaron, pero con un poco de insistencia, al final le dejaron. Le dijeron que iba a

estar allí cuatro horas, y que si para las cinco de la tarde no estaba en el momento donde había llegado y a la

hora acordada se tendría que quedar allí para el resto de su vida. Dolf se metió en esa especie de cabina

telefónica muy convencido y empezó a contar para evitar pensar en nada.

De repente le dolía todo el cuerpo y se vio envuelto en una neblina. Ya había llegado.

· PERDIDO

Llegó a un camino marcado por profundas rodadas, a los lados se extendían laderas cubiertas de árboles. Él se

encontraba sobre una lisa piedra. Como a las cinco debía estar allí, para no despistarse, se fijó en el paisaje

que le rodeaba, y con uno de lo rotuladores que un doctor le había dado hizo dos círculos en la piedra.

A lo lejos vio un pueblo, pensó que sería Montgivray. Había llegado a la Edad Media, lo pudo comprobar

cuando oyó los cascos de caballos, gritos y un alboroto general. Se acercó a ver lo que sucedía, unos hombres

estaban atacando a un chaval, él se arrimó e hirió con su cuchillo a uno de los ladrones. El chaval se lo

agradeció mucho, pero Dolf se sentía mal, pues había acabado con la vida de una persona.

Se presentaron. Se llamaba Leonardo Fibonacci, de Pisa. El otro le dijo que era Rudolf Hefting, de

Ámsterdam.

Al principio no se entendían muy bien, pero luego si que se entendían. Leonardo le aclaró que el pueblo que

había visto a lo lejos no era el que él pensaba, sino que era Espira, a orillas del Rin. Dolf le enseñó los

números orientales.

Se dio cuenta de que se tenía que marchar y lo único que había hecho era estar con Leonardo. Dolf le regaló

uno de los rotuladores y el chaval le dio un medallón con la efigie de la Virgen María.

Cuando iba hacia donde la piedra se vio sorprendido por un gran número de niños, que le impedían pasar

hacia el lado de la piedra, era necesario cruzar porque el tiempo iba a llegar. Por fin consiguió llegar, pero en

la piedra también se encontraba uno de los niños haciendo la gracia. No podía echarle, espero unos minutos

después de las cinco pero nada pasó, él seguía en la piedra. El niño que antes estaba junto a él era el que había

regresado a su lugar de origen.

Dolf había perdido su oportunidad de volver a casa. Tuvo un momento de sock, pero luego parece que se

calmo.

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Ahora lo que le preocupaba era todos esos niños. No sabía a donde iban, quienes eranpero lo que sí que veía

era que estaban todos muy delgados y desamparados.

Leonardo le explicó que era la Cruzada de los niños. A Dolf le parecía absurdo, no lo podía creer. Esos niños

solos, sin nadie que les cuidara, que les vigilara Vio a una niña pequeña morir, todo eso era muy duro.

· 3. TORMENTA

La población de Espira se reunió. Algunas mujeres querían abrir la puerta de la ciudad para darles de comer a

los niños, pero por otra parte pensaron que estarían muertos de hambre y se comerían todo lo que se

encontraran por su paso, por lo tanto decidieron no dejarles entrar, aunque algunos se subieron a las murallas

y arrojaron pan a los niños quienes se peleaban por cogerlo.

La Cruzada de los niños estaba de cierto modo dirigida por Nicolás, un muchacho santo, el elegido por Dios.

Ellos creían que Dios les perdonaría los pecados puesto que iban a liberar a Jerusalén tras llegar a Tierra

Santa.

Todo el grupo montó un campamento junto al río, muchos de los niños se bañaron y al no saber nadar tuvo

que tirarse Dolf en su busca.

Al final tras haber hecho sus hogueras se acostaron, a él le costó un poco dormirse porque estaba agobiado por

lo de que nunca podría volver, pero se durmió.

En la oscuridad de la noche estalló una terrible tormenta. Una niña se acercó asustada y Dolf le arropó.

La ciudad estaba en llamas, el campanario de la iglesia era de madera y ardía, los habitantes no daban a vasto

apagando el fuego. Al final la lluvia acabó con él.

En el campamento una niña se le acercó porque tenía miedo, se llamaba María, tenía unos diez años, era

delgada y de ojos grises.

Al final las personas del pueblo decidieron darle comida a los niños, ellos muy hambrientos agradecieron la

comida.

Los niños comenzaron a deshacer sus campamentos para continuar con el viaje, Dolf deicidió seguir con ellos

aunque mucho esfuerzo le costaba para poder ayudarles.

· 4. EL REY DE JERUSALÉN

El ejército de los niños avanzó por la rivera del Rin. Alguno de los niños más enfermos iban montados en el

buey.

Dolf sólo conocía a María. Al mediodía, a eso de las doce y veinte todo se pararon. Empezaron a sonar las

campanas y todos se arrodillaron para rezar, él también lo hizo para no parecer un extraño, pensó que sería la

hora de descansar, y así era, acamparon sobre la hierba. Dolf pensó que debería hacerle una serie de preguntas

a María sobre la Cruzada.

El grupo de niños había salido de Colonia diez días antes de Pentecostés, se pusieron en marcha porque

Nicolás lo había dicho al oír la voz de los ángeles de Dios que le revelaron la voluntad divina. María no

se arrepentía para nada de haberse unido a la Cruzada, era una niña huérfana. Según decía, Dios le

había dicho a Nicolás que lo que quería era que se reunieran todos los niños posibles para que él les

guiara hasta Tierra Santa. Creían que al llegar, Nicolás les extendería sus manos y el océano se dividirá

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para poder llegar sin ahogarse ni mojarse. Una vez allí serían para siempre felices y no volverían a

pasar ni hambre ni frío.

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