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El Nacimiento Del Sentido


Enviado por   •  16 de Octubre de 2012  •  1.588 Palabras (7 Páginas)  •  2.714 Visitas

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EL NACIMIENTO DEL SENTIDO (BORIS CYRULNIK)

Durante mucho tiempo el hombre ha otorgado una posición sobre-humana al animal, reflejada como una proyección de su angustia, sus deseos y ha encontrado una suerte de unión a través de la veneración a ellos.

A través de los siglos, la concepción del animal ha sido tenida en cuenta desde el punto de vista antropocentrista y antropomorfista. El Autor se ocupa de este tema haciendo surgir un campo sin explorar la “etología humana”, la cual centra sus análisis sobre los resultados de las investigaciones del desarrollo del sistema nervioso y afrontar el problema del “sentido” partiendo de la lingüística.

I. Del animal al hombre.

A través del diferentes ejemplos el autor intenta demostrar la permeabilidad que damos a las cosas a partir de nuestra ‘visión subjetiva del mundo’, tal es el caso de la existencia de un objeto el cual provisto de significaciones, sustancia, forma y sabor para el mundo humano, está totalmente desprovisto de lo anterior para los animales. Para los etólogos a partir de su percepción (a través de sus diferentes sentidos), el animal confiere sentido a las cosas que constituyen su mundo. Existe también en los animales un período sensible, el cual representa un período de receptividad máxima que puede variar su duración a través de la experimentación.

Una de las trampas más frecuentes en

los etólogos es la interpretación que espontánea y antropomórficamente le atribuyen al comportamiento animal, a través de la cual el sentimiento humano ante lo observado, impregna nuestro comportamiento respecto a los animales.

La Etología humana intenta acercarnos al hecho de nuestro caminar bípedo, a partir de las emociones que él bebe identifica en su familiares cuando intenta hacer fuerza sobre sus piernas, erguirse y dar unos pasos, se trata de un pensamiento sin palabras, es decir, una representación organizada a partir de las percepciones desde el cuerpo del niño y de las emociones resultantes de sus familiares. Así las cosas, cuando un niño no tiene familiares, el empuje sobre sus piernas sigue siendo un acto motor y jamás toma un valor relacional, si no tiene esa fuerza moldeadora que es la emoción que le transmiten los otros, nunca intentará el logro del caminar pues lo encontrará desprovisto de ese sentido, y lo verá como un riesgo que le genera más temor que placer. Por otro lado, el acceso al lenguaje es propio del universo humano, sin embargo antes de hablar, el todo humano se prepara por medio de experiencias afectivas: el enfrentamiento madre-hijo, aprendizaje de la bipedia que son los prerrequisitos anatómicos y afectivos de la palabra.

El mundo animal por su parte no se encuentra del todo desprovisto de sentido, pues responde a un estímulo,

aún sea mínimo (ó a veces muy elaborado), lo que hace que escape a la imposición de condiciones rígidas de un mundo exterior, la interpretación del sentido desde el mundo animal no es igual al juego de significaciones del mundo humano, no se trata de “humanizar al animal para mejor animalizar al hombre”, se trata mejor de identificar las diferencias que hacen del hombre una especie semejante a ninguna. El ser humano a través de la palabra, la sensorialidad, la mirada, las posturas y las distancias, gana un cierto grado de libertad frente a las condiciones rígidas externas, en la construcción del sentido.

II El señalamiento con el dedo

Desde sus primeros meses el niño va comprendiendo que la palabra remite a la cosa, y descubre además que esta palabra puede remitir no sólo a la cosa directamente sino a otra palabra que remite a la cosa. La función de designación de los objetos antes de ser verbal puede apreciarse por medio de la comprensión y por medio del uso del señalamiento con el dedo, para poder llevar a cabo lo anterior, el niño necesita tener ya todo un pensamiento organizado esto es: “debe dejar de querer atrapar el objeto para apropiárselo inmediatamente; debe adquirir además la representación muy elaborada de que, por medio de la designación, puede remitir a algo que se encuentra alejado en el espacio, y que puede obtener con la intermediación

de su madre”.

Una vez el niño identifica el objeto de su deseo, busca con la mirada a su padre o madre o “figura de apego”, es precisamente ahí cuando intenta por primera vez articular una palabra. Las condiciones para que aparezca el lenguaje parten de la base de un comportamiento designativo, que a la vez requiere de una maduración biológica determinada y se establece por la doble referencia afectiva tanto a la cosa como a la persona de apego. Es por esto que los llamados “niños encerrados” no llegan a señalar con el dedo, pues viven todo el tiempo en situación de privación social y sensorial, el ánimo de hablar del niño supone la presencia de otro ser al cual hablar. Vemos pues

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