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La Ciudad De Los Niños


Enviado por   •  31 de Mayo de 2012  •  2.940 Palabras (12 Páginas)  •  821 Visitas

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Libro; “La ciudad de los niños”

Autor: Tonucci, Francesco.

Editorial:. Fund. German Sanchez Ruiperez

Año de Edición: 1998

Idioma: Castellano

Síntesis del libro:

1.INTRODUCCIÓN:

Tonucci hizo este libro con el objetivo de devolver los espacios a ciudadanos olvidados como los niños, minusválidos ,ancianos...

Este libro comienza analizando la situación actual de la vida diaria de un niño y el por qué y el cómo de el cambio producido desde principios del siglo XX, donde el niño experimentaba por sí mismo su propio ocio con los juegos que se le ocurrían por el maravilloso viaje que experimentaba por las calles de su pueblo o su ciudad.

La cuidad, nacida como un lugar de encuentro y de intercambio ha descubierto el valor comercial del espacio y trastocado los conceptos de equilibrio, bienestar y convivencia. El poder de los coches ha invadido el espacio público y ha pervertido la relación entre sus ciudadanos y su cuidad. El autor de éste libro, propone recuperar el espacio público para que los niños puedan jugar en la calle, ir solos a la escuela, compartir las plazas con los demás niños, con los ancianos,...en conclusión, devolverle a la cuidad y a sus ciudadanos el carácter social que debería caracterizarle y del que no hace mucho tiempo disfrutaba. Además, una ciudad a la medida de los más pequeños es una ciudad a la medida de todos.

2. PRIMERA PARTE: EL PROYECTO.

Análisis de un malestar:

En primer lugar, hablaremos de la cuidad. La cuidad en pocos años ha sufrido una transformación total. El centro histórico, lugar tradicional de encuentro y de convivencia entre los ciudadanos se ha convertido en un lugar dedicado al sector terciario: los servicios. Nos encontramos con oficinas, tiendas, restaurantes,..todo ello enmascarado con el principio que hoy en día mueve a todo ciudadano, el principio del consumo. Así pues, ya no encontramos personas que residan allí ya sólo quedan personas independientes que se dirigen allí para hacer sus compras, sus gestiones y no para relacionarse entre ellos, como ocurría antes.

Por otro lado, nos encontramos con las periferias también llamadas “ciudades dormitorio”, todas iguales, con altos bloques de pisos, calles anchas para la mejor circulación de los vehículos... las periferias no han sido pensadas para el buen desarrollo del ciudadano que allí habita, sino a merced de la especulación y de la obtención del mayor beneficio posible para sus productores.

Tonucci, sostiene que la cuidad ha renunciado a ser un lugar de encuentro, de intercambio y ha optado por la separación y la especialización siguiendo el mito del progreso y desarrollo.

La separación produce disgusto, malestar. A los niños y a los ancianos ya no se les permite o se les hace difícil poder convivir juntos porque existen lugares separados y especializados para ellos (como pueden ser los geriátricos, las guarderías...). En definitiva, la consecuencia de todo ello es que dependiendo de nuestras características debemos acudir a unos lugares u a otros y allí podremos encontrarnos con nuestros “iguales”.

Es importante señalar que el cambio de la cuidad también provoca el cambio de aquellos que viven en ella. Por ello, la casa y la familia también ha experimentado un gran cambio, ha perdido la capacidad de soportar experiencias que la ponían a prueba, que unían a sus miembros, que los hacían más fuertes.

Nuestras ciudades se han convertido pues, en un lugar peligroso, sucio, contaminado, ruidoso, con delincuencia, lleno de coches que circulan a gran velocidad sin apenas respetar a los peatones,..Ante ello los ciudadanos responden defendiéndose y comprando, asumiendo que es el precio que han de pagar por aumentar su “calidad y nivel de vida” que el progreso y el desarrollo les ha proporcionado. Antes, se invertía casi todo en la cuidad en lo público, mientras que hoy en día se invierte en lo privado, en lo personal, en lo que solo nosotros podemos disfrutar. Cada vez más las personas invierten en su seguridad: ponen alarmas a sus casas, se contratan guardias de seguridad para las urbanizaciones, no dejamos salir solos a los niños pequeños porque nuestra cuidad se ha convertido en un lugar lleno de peligros y amenazas. Lo mejor es quedarse en casa tranquilos, seguros, viendo la televisión y comprando muchas cosas para pasar el tiempo, para tener mayor comodidad, para salir lo menos posible.

También debemos admitir que no todo lo que es la ciudad hoy en día es malo o negativo. Pero hay algo que es fundamental para poder comprender lo que el libro intenta transmitir, para poder ver la ciudad desde otro punto de vista y es que la ciudad ha sido pensada, proyectada y creada tomando como parámetro al ciudadano adulto (en general hombre, trabajador y con vehículo propio) sin tener en cuenta a los niños, los ancianos, los que padezcan alguna minusvalía. Por ello, se nos propone modificar las ciudades tomando como medida a los niños.

¿Por qué justamente el niño?

Se supone que cuando la cuidad sea más apta para los niños será más apta para todos. Las ciudades se han olvidado de los niños, de los jóvenes pero también de los ancianos, de los minusválidos. Han sido pensadas desde la categoría más fuerte de los ciudadanos: la adulta y productiva.

Ahora pasaremos a analizar la situación en la cual se encuentran los niños y la gran incomprensión que padecen. Hablaremos de lo más importante de la infancia: el juego. El juego es una actividad infantil con un poder inmenso, a través de la cual los niños desarrollan capacidades, adquieren habilidades, conocimientos, experiencias,...Se enfrentan por sí solos a la complejidad del mundo, donde el juego recorta cada vez un nuevo detalle de él. Los adultos tendemos a pensar que el juego antes y fuera de la escuela es “perder el tiempo” pero para los niños significa algo muy diferente. Mediante el juego, se encuentra con el mundo en una relación excitante, llena de misterio, de riesgo, de aventura, de obstáculos que hay que superar, de placer,...sin embargo, hoy en día un niño no puede jugar sin la supervisión y la mirada de un adulto, no puede investigar por el mismo la realidad tal y como desea, pues los adultos han planificado y dirigido su actividad más preciada.

Los parques han sido diseñados por un adulto, todos poseen la misma estructura: un lugar llano, con un par de columpios, un tobogán y poco más. En estos parques no cabe la posibilidad de esconderse, de realizar cosas nuevas pues una vez que experimentan, recorren y disfrutan de ese espacio se convierte en algo aburrido,

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