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La Selva Libro


Enviado por   •  17 de Octubre de 2012  •  606 Palabras (3 Páginas)  •  669 Visitas

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El Che, antítesis

del hombre unidimensional

Pensar al Che para pensarnos a nosotros mismos y tomar partido en nuestro tiempo

histórico. Impregnarnos del espíritu radical de Guevara, indagando en su mundo cultural,

político e ideológico para interpelarlo y traerlo hacia nosotros. Ese es el desafío.

No se trata de hacer arqueología. Hay que rescatar al Che del museo, el monumento y

el póster inofensivo donde lo han querido encerrar. Nada más lejano de Guevara que las

momias embalsamadas del panteón de muertos sagrados.

El objetivo consiste en conocer y pensar nuestro presente. Porque el Che es un

revolucionario del siglo XXI, ¿qué duda cabe? Su concepción de la lucha anticapitalista a escala

global, su defensa de la insurgencia popular, su oposición radical a la prepotencia del

imperialismo norteamericano, sus esperanzas depositadas en la nueva subjetividad y la cultura

socialista o su crítica de toda burocracia, ¿no son temas, preocupaciones y problemas de

nuestro tiempo? Estudiar seriamente, discutir y repensar al Che resulta imprescindible si

pretendemos tener un pensamiento contemporáneo, a la altura de nuestra época. Para ello se

torna impostergable explorar las múltiples dimensiones de su personalidad y las diversas aristas

del mito que sobre él se creó.

En la imagen que se construyó del Che predominó durante los primeros años

inmediatamente posteriores a su asesinato, la dimensión militante, activista y comprometida de

su agitada biografía. No fue una casualidad. El Che Guevara, máxima expresión de la

Revolución Cubana junto a Fidel Castro y símbolo mundial de la rebeldía anticapitalista,

representó a fines de la década del ‘60 todo lo que la vieja izquierda ya no podía ofrecer.

Coherencia entre el decir y el hacer, rechazo intransigente del doble discurso y la doble moral,

cuestionamiento radical de toda “razón de Estado” y toda burocratización del socialismo, entre

muchas otras cosas.

El Che murió joven. Sus ideales y proyectos revolucionarios eran asuntos de jóvenes.

La década del ’60 fue una década de jóvenes. El neoliberalismo de Margaret Thatcher y la

“revolución conservadora” de Ronald Reagan, que los sucedieron a nivel mundial, fueron

cosas de viejos. Representaban el regreso de todo lo vetusto, lo añejo, lo tradicional: el

autoritarismo, la explotación, la guerra, el patriarcalismo y el antiquísimo culto al fetiche del

dinero y el mercado. Si Guevara y los ’60 fueron acusados de “infantilismo izquierdista”, el

neoliberalismo no fue más que la venganza senil del ancien regime capitalista que no se decidía a

morir.

Tuvieron

...

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