La figura del esclavo en Aulularia de Plauto

Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam.

Profesorado en Letras

Lengua y literatura latina

Alumna: Caviati Rocio

La figura del esclavo en Plauto

Según Alberto Vaccaro, en la comedia plautina se mencionan diversas profesiones clasificadas según estamentos sociales. En la posición mas baja de la sociedad podemos encontrar a los esclavos, que poseen “conciencia absoluta de su dependencia legal y social y, por tanto, no puede(n) pretender dar ordenes a aquel de quien naturalmente debe(n) recibirlas” (251). En Aulularia podemos ver claramente el rol de los esclavos en la sociedad con la intervención del sirviente de Licónides. Este personaje realiza todas las tareas que su amo le encarga, es eficiente y considera que es lo que le corresponde:

           ESCL. - He aquí una acción digna de un buen esclavo, el hacer lo que yo traigo entre manos, ejecutar las ordenes del amo sin demora y con buena voluntad. Porque el esclavo que quiere servir a su señor según los deseos de este, debe poner mano primero a las cosas de su señor y después a las suyas propias. (Plauto 20)

          ESCL. - El siervo debe adivinar las ordenes de su amo, de modo que sus ojos sepan leer la expresión de su rostro, debe apresurarse a ejecutar sus ordenes con mas velocidad que una veloz cuadriga (Plauto 20).

Estas citas evidencian la consciencia del esclavo de su inferioridad por sobre su amo, anteponiendo los deseos del mismo a los suyos propios.

Se consideraba que el siervo de provecho debía poseer inventiva para favorecer los amores de su amo joven e ingeniarse para satisfacerlo sin esperar a recibir órdenes. Este esfuerzo por satisfacer al amo y la utilización de la inventiva para cumplir con lo que le manda se evidencia en el caso del esclavo de Licónides cuando se ingenia para robar la olla a Euclión, aunque este acto puede considerarse realizado en beneficio propio ya que cuando el amo le ordena que devuelva el oro intenta engañarlo negando su posesión. En esta misma línea, Vaccaro expresa que “la mayor parte están cargados de defectos, siempre dispuestos a cometer fechorías y huir para evitar los azotes; no se preocupan por las órdenes del amo, a pesar de que quien cumple ha de recibir un buen trato” (253).

Mas allá del intento de utilizar el oro para comprar su libertad, tras la orden de Licónides el esclavo cede y devuelve la olla a Euclión, anteponiendo una vez más el interés y beneficio de su amo por sobre el suyo; aunque por su intento de desobediencia recibirá un castigo “LI. - ¿Sabes lo que te espera?”. Al estar ausente el final de la comedia, la primera interpretación que podemos dar es la que se desprende del último fragmento: el esclavo se revela al amo “ESCL. - ¡Maldición!, jamás lo conseguirás, así me mates”.

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