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Los 7 Habitos Resumen


Enviado por   •  24 de Octubre de 2013  •  4.539 Palabras (19 Páginas)  •  242 Visitas

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Los hábitos

Los hábitos son factores poderosos en nuestras vidas, dado que se trata de pautas consistentes, a menudo inconscientes de modo constante y cotidiano expresan nuestro carácter y generan nuestra efectividad o inefectividad. Los hábitos no son irrompibles, pueden aprenderse y olvidarse; pero esto requiere de un proceso y compromiso tremendo, lo cual no es fácil ni rápido.

PRIMER HABITO:

SEA PROACTIVO

Proactividad no solo significa tomar la iniciativa, sino también que, como seres humanos, somos responsables de nuestras propias vidas, nuestras propias conductas, de nuestras propias decisiones. Por el contrario, si otorgamos poder a las cosas para que nos controlen, nos volvemos reactivos, y se debe a que nosotros les hemos dado ese poder. El carácter de las personas reactivas se ve influenciada por los factores físicos, sociales o psicológicos, en cambio las personas proactivas realizan un trabajo de calidad, sin importar que haga un buen tiempo o no, que se les revise el trabajo o no. Las personas proactivas también son influenciadas por esos factores, pero la diferencia es que su respuesta es una elección basada en valores.

Tomar la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo o tener siempre la razón o ser siempre el que habla primero o habla más. Significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer y poner lo mejor de nuestra parte para que las cosas sucedan.

Las personas reactivas, cuando les va mal culpan a fuerzas externas de sus situaciones. Se mueven por sentimientos. Las personas proactivas hacen hincapié en el verbos amar, hacer, sin esperar calificaciones o revisiones "de alguien" de los trabajos que están realizando.

Si pensamos que el problema está ahí afuera, ese es el problema, ya que esperamos a que cambie lo que está afuera y antes que nosotros cambiemos. Es por eso que debemos cambiar de adentro hacia fuera; y no de afuera hacia adentro. El modo más positivo en que yo puedo influir en mi situación consiste en trabajar sobre mí mismo, sobre mí ser.

SEGUNDO HABITO:

EMPIECE CON UN FIN EN MENTE

Consiste en empezar hoy con la imagen, el cuadro o el paradigma de vida como marco de referencia o criterio para el examen de todas las otras cosas. Significa comenzar con una clara comprensión de nuestro destino. Significa saber adónde se está yendo, de modo que se pueda comprender mejor dónde se está, y dar siempre los pasos adecuados en la dirección correcta. Podemos estar muy atareados, podemos ser muy eficientes, pero solo seremos también verdaderamente efectivos cuando empecemos con un fin en mente.

El hábito de empezar con un fin en mente se basa en el principio de que todas las cosas se crean dos veces. Siempre hay primero un creación mental, y luego una creación física. Si comprendemos este principio y aceptamos ambas creaciones, ampliaremos nuestro círculo de influencia. Todas las cosas se crean dos veces, pero no todas las primeras creaciones responden a designios conscientes, pues si no desarrollamos autoconciencia permitiremos que otras personas actúen sobre nosotros.

Este hábito se basa en principios de liderazgo personal, por lo cual el liderazgo es la primera creación, y la administración es la segunda creación. Liderazgo no es administración. El liderazgo aborda el límite superior, determina si la escalera está o no apoyada en el lugar correcto; en cambio la administración se centra en el límite inferior y busca la eficiencia en el ascenso por la escalera del éxito. La metamorfosis que tiene lugar en todas las industrias y profesiones requiere liderazgo primero y administración después.

Podemos comenzar con un fin en mente elaborando un enunciado de la misión, filosofía o credos personales. Se centren en lo que uno quiere ser (carácter) y hacer (aportaciones y logros), y en los valores o principios que dan fundamento al ser y al hacer. A esto también se le denomina constitución personal, la cual nos permite evaluar efectivamente todas las decisiones concernientes al uso más efectivo del tiempo, del propio talento y energía.

Todos tenemos un centro, aunque por lo general no lo reconozcamos como tal. Los centros o paradigmas típicos son:

Centrarse en el cónyuge: En algunos matrimonios existe una fuerte dependencia emocional, es decir dependen del matrimonio. Su estado de ánimo depende de la conducta del cónyuge y de las cosas con las que puede tropezar el matrimonio (un nuevo hijo, parientes políticos, reveses económicos, éxitos sociales, etc). Cuando aparece una dificultad, se dan las diferencias y se tratan de mostrar los errores del otro y justificar los propios.

Centrarse en la familia: Como centro, paradójicamente, destruye los mismos elementos necesarios para el éxito familiar. Las personas que se centran en la familia se vuelven vulnerables a un cambio de tradición o cultura de la familia y toda conducta que consideren impropia amenazará su seguridad. Tienden a condicionar el amor de sus hijos, con lo cual los hacen emocionalmente dependientes o contradependientes.

Centrarse en el dinero: La mayoría de nosotros tenemos preocupaciones económicas. Y cuando factores globales afectan nuestra situación económica podemos experimentar una preocupación e inquietud que no siempre emergen a la conciencia. Algunas razones pueden ser importantes, pero cuando se centra en acumular dinero, anula sus propios esfuerzos. Las personas que se centran en el dinero suelen dejar a un lado a su familia o a otras prioridades.

Centrarse en el trabajo: Una persona centrada en el trabajo puede convertirse en adicta y obsesiva, y forzarse a una producción salvaje sacrificando su salud, sus relaciones y otras importantes áreas de la vida.

Centrarse en las posesiones: Este centro es poco satisfactorio, ya que puede desvanecerse rápidamente y sufrir la influencia de innumerables fuerzas. Las personas centradas en las posesiones tienden a proteger y asegurar los bienes, propiedades, seguridades, posición o reputación. Centrarse en el placer.- Este centro está asociado con las posesiones. El placer en un grado moderado relaja el cuerpo y promueve las relaciones. Pero los que se centran en el placer tienden a aburrirse de los niveles de diversión y desean más y más.

Centrarse en amigos o enemigos: Estas personas tiende a poner suprema importancia a la aceptación. En el caso de centrarse en un enemigo la persona reacciona con contradependencia a la conducta y las actitudes de un enemigo percibido.

Centrarse en la Iglesia: Acudir a una Iglesia no necesariamente significa que se vivan los principios que se enseñan en esas reuniones. Se puede ser mimbro activo de una Iglesia, pero inactivo en la práctica de su evangelio.

Centrarse en uno mismo: La

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