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Medios De Comunicación Y Violencia


Enviado por   •  23 de Julio de 2014  •  2.755 Palabras (12 Páginas)  •  179 Visitas

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Ensayo

Medios de comunicación y violencia

Vivimos en sociedades altamente mediatizadas, al grado en el que la realidad parece construirse en función de lo que se comunica en los medios de comunicación. Si se analiza la realidad social imperante en nuestro país la reacción más sensata es la de alarmarse: ejecuciones masivas que se hacen públicas, una "guerra" contra el narcotráfico, bullying en las escuelas, etc; la violencia ha permeado el tejido social, a nivel micro y macrosociológico, desgastando las relaciones sociales y amenazando la posibilidad de una sociedad que se erija en torno a una ética compartida.

Tomando en cuenta la primera línea de este ensayo, se podría atribuir una relación directa entre la violencia y los medios de comunicación, aunque a simple vista no resulta tan sencillo señalar si esta puede explicarse como que los medios han provocado la escalada de violencia, o si esta última ha penetrado en los primeros y su transmisión mediática es simplemente el reflejo de una sociedad corrompida y en decadencia.

El vox populi se apresura a afirmar que las generaciones reciente, carentes de bases solidad morales y tendientes a comportamientos que contravienen las pautas de conducta social, son producto de mensajes que incentivan las conductas violentas y los vuelven insensibles a las expresiones de la agresión, incluso aquellas que llegan al extremo de transgredir el derecho a la vida.

El debate ha sido álgido desde hace tiempo y no parece que vaya a aminorar en intensidad, y aunque parece común el escuchar los argumentos que se esgrimen para defender esta postura que atribuye a los medios la responsabilidad de la creciente violencia, no es muy común escuchar argumentos sólidos que permitan respaldar las acusaciones.

Este texto pretende constituir una toma de postura argumentada, que más allá de la percepción común, parte de un análisis concienzudo y académico. En aras de lo anterior se han elegido dos capítulos del libro Medios de comunicación y violencia de Sarah García Sílberman y Luciana Ramos Lira: I. Violencia, definiciones y teorías; y VI. Violencia a domicilio: El enfoque crítico.

No se puede comenzar a hablar de violencia sin partir de la definición de esta y su origen, sin embargo las autoras reconocen la dificultad de desentrañar las motivaciones que llevan a las personas a ejercerla en contra de alguien más.

La violencia tiene relación con el concepto de agresividad, la cual, psicológicamente, puede asociarse con las pulsiones destructivas del impulso de muerte del que hablaba Freud, cuando estas son dirigidas hacia el exterior. Las numerosas definiciones coinciden en que constituye una tendencia a actuar, resultado de un afán de resistencia o "ataque ante situaciones difíciles o problemáticas del entorno" (García y Ramos, 1998 :27). Se puede deducir entonces que la agresividad no es un fenómeno casual y que debe ser entendida en el marco del contexto en que se ejerce; la complejidad de la motivación de los actos agresivos no puede simplificarse en causas aisladas, más bien se encuentra relacionada con una interacción de factores diversos.

La violencia por su parte se define como un abuso de la fuerza (física, moral o psicológica) para garantizar un ejercicio de poder que provoca un daño a través de la relación que se obtiene por medio de la fuerza. Puede entenderse entonces como un fenómeno que se deriva de una interacción en la que el análisis ha de centrarse en los efectos que causa sobre un receptor.

Entre los efectos destaca la negación, destrucción o disminución de la humanidad de la persona contra la que se ejerce. Se sobrepasa la línea de la agresión, pues al hablar de violencia se destacan las consecuencias dañinas de los actos agresivos y un abuso del poder que se tiene sobre alguien más.

La violencia comúnmente se asocia con actos concretos pero se olvida que puede ejercer de manera más sutil por medio de: acciones dañinas resultantes de la forma en la que piensa la sociedad, los valores y las prácticas comunes (la discriminación es así, una expresión de violencia) o de acciones que " se presentan dentro de las instituciones sociales y que pueden obstruir el desarrollo del potencial humano" (p. 34) lo cual constituye una forma de violencia institucional.

Aunque tiene raíces biológicas, las autoras consideran que nos encontramos ante un acto social. "No es un hecho puntual, aislado. La violencia estamos tentados a decir, retomando la fórmula de Marcel Mauss, es un hecho social global" (Imbert en García y Ramos, 1998: 33).

La frustración se encuentra entre los factores sociales que generan que las personas actúen de manera agresiva, aunque esto no es siempre el camino que se elige para el desahogo. Haciendo un paréntesis, esto parece importante si se consideran todas las barreras que el status quo ha erigido para lograr que las personas se mantengan sumidas en un constante estado de insatisfacción; parecería ser que la estructura social desemboca inevitablemente en individuos frustrados, necesitados de de catarsis y evasión.

Evidentemente la explicación a la violencia que hoy nos desborda, no puede recaer en el simplismo y atribuirse a un conjunto de individuos frustrados, pero tampoco puede descartarse el hecho de que cada día resulta más complicado el que los individuos disfruten de vidas con las que se sientan medianamente satisfechos; el vacío emocional parece ser un fenómeno ampliamente difundido en el grueso de la población y no es difícil concebir que esto pueda llevar a algunos a socavar al prójimo y ejercer sobre él su pequeña parcela de poder.

La agresión puede ser analizada también como aprendizaje social, adquiridas por experiencia directa o por la observación de las acciones de otros (muchos de quienes culpan a la televisión de la escalada en los niveles de violencia suelen esgrimir está teoría como argumento). Las autoras destacan las particularidades de esta teoría al señalar que las conductas agresivas aprendidas no necesariamente se exteriorizan, a menos que algo las instigue, de modo que "el hecho de que una persona específica agreda en una situación dada depende de una gran variedad de factores" (p. 60).

Parece ser que sin importar la causa, uno de los factores claves para la difusión de la violencia como fenómenos social, y el que puede considerarse más alarmante, es la aceptación y legitimación de la misma. La violencia se normaliza y se convierte una actividad organizada instigada por la presión del grupo y del deseo de aprobación.

"Los valore subyacente a la violencia son la dominación, e uso de cualquier medio para lograr los fines propios y la deshumanización,

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