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Technoscience, technoethics y technoaxiology


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2014  •  Tesis  •  2.844 Palabras (12 Páginas)  •  370 Visitas

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Tecnociencia, tecnoética y

tecnoaxiología*

Technoscience, technoethics and technoaxiology

Javier Echeverría**

* Este ensayo ha sido elaborado en el marco del Proyecto coordinado de investigación FFI2008-03599/FISO del Ministerio español sobre

“Filosofía de las Tecnociencias Sociales”, desarrollado en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigación

Científicas (Madrid, España). Documento entregado el 17 de Mayo de 2010 y aceptado el 21 de Junio de 2010.

** Licenciado en Filosofía. Licenciado en Matemáticas. Doctor en Filosofía - Universidad Complutense de Madrid. Profesor de la Universidad

del País Vasco. Miembro de la fundación de investigación Ikerbasque. Correo electrónico: j.echeverria@eresmas.net

1 ECHEVERRÍA, Javier. La revolución tecnicientífica. Madrid: Editorial Fondo de Cultura Económica, 2003.

1. De la ciencia a la

tecnociencia

Gran parte de la ciencia ha experimentado una

profunda mutación en la segunda mitad del

siglo XX y se ha transformado en tecnociencia,

como han afirmado autores como Hottois, Latour,

Agazzi y otros muchos. Por nuestra parte,

hemos intentado mostrar que esa transformación

constituye una auténtica revolución tecnocientífica1,

aunque no en el sentido de Kuhn,

puesto que lo que ante todo ha cambiado es

la estructura de la práctica científica, más que

los paradigmas del conocimiento. A la primera

etapa de la tecnociencia, que empezó durante la

Segunda Guerra Mundial, se la llamó Big Science

(Derek de Solla Price). Estuvo caracterizada

por grandes programas de investigación financiados

por el Gobierno Federal de los EEUU

(Radiation Laboratories, Proyecto Manhattan,

ENIAC, conquista del espacio, telescopio espacial

Hubble, proyecto Genoma, etc.) y eran ejecutados

por Agencias Estatales como la National

Science Foundation, la NASA, los National

Institutes of Health, el laboratorio de Brookhaven,

etc., que fueron creadas para ejecutar y gestionar

esos macroproyectos de investigación en

los que colaboraban estrechamente científicos,

ingenieros, técnicos, empresarios, políticos y

muy frecuentemente militares.

La macrociencia requiere grandes equipamientos

y considerables recursos económicos para

ser desarrollada, con lo que la obtención de financiación

se convirtió en uno de los principales

problemas para la tecnociencia. Sin embargo,

su rasgo distintivo más característico, por

lo que a la práctica científica respecta, consiste

en la estrecha colaboración entre científicos,

ingenieros y técnicos, razón por la cual se comenzó

a hablar de Investigación y Desarrollo

(I+D), vinculando estructuralmente la investigación

científica a los desarrollos tecnológicos

patentables, que pasaron a convertirse en el auténtico

objetivo de la actividad tecnocientífica.

Esta hibridación entre ciencia y tecnología

ha traído consigo un profundo cambio en la

práctica científica, perdiendo las comunidades

científicas la autonomía que tradicionalmente

habían tenido a la hora de elegir las cuestiones

a investigar. La emergencia de la tecnociencia

también ha traído consigo la aparición de la

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Tecnociencia, tecnoética y tecnoaxiología

Universidad El Bosque • Revista Colombiana de Bioética. Vol. 5 No 1 - Junio de 2010

política científica, mediante la cual se definen

los planes nacionales de I+D y las líneas de investigación

prioritarias en cada país. El informe

de Vannevar Bush al Presidente Roosevelt,

Science, the Endless Frontier (1945), puede ser

considerado como el comienzo de las políticas

científicas estatales, así como la primera teorización

de cómo debía ser la Big Science, bajo el

liderazgo gubernamental.

En una segunda etapa, a partir de 1980, y también

en los Estados Unidos de América, surgió

la tecnociencia propiamente dicha, la cual se

caracteriza por la hibridación entre científicos

e ingenieros ya mencionada, pero también por

otras novedades, como la aparición de un nuevo

objetivo, la innovación, la emergencia de un

nuevo tipo de agente, las empresas tecnocientíficas,

y por el interés que la I+D comenzó a suscitar

en la iniciativa privada y en los mercados

financieros como posible ámbito para hacer

negocios. Gracias a dos iniciativas de la Administración

Reagan, la modificación de la ley de

Patentes y la desgravación fiscal por invertir en

Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i),

muchísimo dinero privado comenzó a financiar

la actividad tecnocientífica, marcándole

un nuevo objetivo, la innovación, que debería

contribuir a mejorar la competitividad y la productividad

de las empresas en los mercados.

La aparición de las siglas ‘I+D+i’ y de los sistemas

nacionales de innovación sintetizan esta

segunda época de la tecnociencia, en la que la

innovación se convierte en el objetivo principal

de la actividad tecnocientífica, de la que forma

parte la investigación científica, pero sólo como

una parte. A finales de los 80 la inversión privada

en tecnociencia comenzó a ser superior a

la inversión pública, primero en EEUU, luego

en otros países del mundo (Japón, Canadá, algunos

países europeos), con lo que se empezó

a conformar la economía del conocimiento

(Drucker). Desde una perspectiva filosófica, la

ciencia y la tecnociencia pueden distinguirse

con base en el siguiente criterio: para los científicos

la búsqueda del conocimiento es un fin

en sí mismo; para los tecnocientíficos, en cambio,

el conocimiento científico se convierte en

un medio para generar desarrollos tecnológicos

e innovaciones que acaben siendo rentables en

los mercados y compensen las inversiones que

las empresas hacen en I+D.

Por tanto, en el caso de la tecnociencia el progreso

científico es inseparable de los avances

tecnológicos y de los beneficios económicos,

políticos o militares que la actividad tecnocientífica

ha de generar. Por otra parte, el conocimiento

...

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