Análisis Película: La Sonrisa De La Mona Lisa

LA SONRISA DE LA MONALISA.

En la película de la Sonrisa de la Mona Lisa podemos percibir claramente como en ese entonces la identidad del joven y adolescente era determinada y marcada por los preceptos aceptables impuestos por la sociedad. Erickson estableció una estrecha relación entre la intimidad y la identidad, en la cual decía que los hombres no son capaces de tener una verdadera intimidad sino hasta que adquieren una identidad estable, en cambio la mujer adquiere su identidad a través de la intimidad, es decir, casándose y teniendo hijos. Que es exactamente lo que manejaban en la película.

Según Erickson, la identidad es un concepto que tenemos del yo formado por metas, valores y creencias. En esos tiempos, una mujer podía estar completa, única y exclusivamente cuando estaba casada, la mujer encontraba su felicidad cuando se casaba, la mujer no tenía otra meta que la de ser la esposa modelo. Sus valores eran: fidelidad, compromiso. El divorcio era la vergüenza total. Tener relaciones abiertas te convertía automáticamente en una mujer de la vida galante. Era permitido estudiar, y sin embargo, aunque la mujer demostraba tener igual o mayor capacidad que los hombres, hacían a un lado sus años invertidos en un “futuro” porque su futuro en realidad era el de ser las futuras esposas, sus competencias entre ellas mismas eran las de conseguir un prospecto y no quedarse solas.

Todo esto se traduce en la sociedad de la que hablábamos en esos momentos, en la sociedad de los años cincuenta. En los cuales los empleos permitidos para mujeres eran limitados, la mujer en ese entonces podía permitirse trabajar como maestra, enfermera o incluso si aspiraba un mundo más laboral, de secretaria o recepcionista, sectores estigmatizados tradicionalmente como femeninos.

Sin embargo, lo dicho por Erickson, aunque podía ser un dogma en aquellos momentos, no tiene más lejanía con la realidad. Personalmente considero una abominación considerar que la identidad de la mujer podía surgir únicamente al casarse y tener hijos. ¿En qué dejaba ese precepto a la mujer? ¿En que no podía ser nada si no se casaba y no tenía hijos? Casarse y tener hijos es una decisión que tomas basada en tus creencias, valores y deseos, es decir, basado en tu identidad. Es una consecuencia de la identidad no la formación de la identidad.

Ahora bien, si consideramos un poco antes del contexto histórico en el que se desarrolla la película, a tan solo una década anterior, en los años entre 1939 y 1945 para ser exactos, nos encontramos con una fuerte disonancia. Entre esos años se dio un fenómeno social que impacto a todos en el mundo: La segunda guerra Mundial.

Durante este periodo, gran parte de los hombres tuvo que marchar a la guerra, dejando a las mujeres solas al frente de sus hogares, en base a esto, el mundo laboral en las fábricas se abrió para las mujeres, desarrollando trabajos en la construcción naval, la fabricación de aviones y otros sectores antes dominados por los hombres.

Por lo tanto nos encontramos con una incongruencia, en la cual la mujer ya había demostrado tener las mismas capacidades que los hombres para trabajar y valerse para sí mismas, ya habían demostrado tener una capacidad para ser autosuficientes e independientes y sin embargo, en cuanto terminó la guerra y los veteranos regresaron a sus casas, la mujer fue desplazada de nuevo al hogar con una inmensa presión social para asumir el rol que se le estaba estipulando.

La mujer desde ese entonces ya había demostrado que era capaz de estar en igualdad de condiciones que el hombre. A lo largo de la historia, la identidad que debemos tener siempre ha sido definida por un factor muy importante: el género.

Aún hoy en día, la visión de que el hombre debe ser un hombre de élite, lleno de lucros, fuerte, seguro, emprendedor, el pilar y sostén del hogar. Los estigmas, de que no debe ser sensible, no debe llorar, no debe cocinar, no debe ayudar en la casa siguen aún hoy presentes. En el caso de la mujer, aún hoy en día se le cría con los ideales de la vida perfecta junto a su marido e hijos, de la mamá modelo, en la cuál a pesar de que ya es socialmente más aceptado que trabaje, el cuidado de los hijos, siempre debe estar por encima de la superación personal.

Es cierto

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