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Desarrollo esperado - Salud Mental


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2020  •  Ensayos  •  872 Palabras (4 Páginas)  •  114 Visitas

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E.M Alejandra Guadalupe Jiménez Robles

10°A

Lic. Médico Cirujano

 

SALUD MENTAL FAMILIAR

27 de enero de 2020

ESCRITO DESARROLLO ESPERADO

OPERACIONES CONCRETAS: ESCOLAR DE 6 A 8 AÑOS 11 MESES

INSTRUCCIONES.

En los temas señalados como Desarrollo Esperado, cada alumno realizará observación del grupo de edad que le sea asignado, redactará y entregará un informe de una cuartilla al respecto. Se asignará al azar quien presente texto en cada clase.

El niño en edad escolar que decidí observar fue un infante de 6 años de edad al cual no tenía el gusto de conocer antes de este día. Era domingo y la familia de mi novio quiso hacer una reunión en su terreno a las afueras de la ciudad, sólo para comer y convivir. Estando en el lugar, llegó un carro manejado por quien parecía ser el padre, en el asiento del copiloto se encontraba la madre y en el asiento de atrás se encontraba un adolescente de aproximadamente 14 años y a su lado un niño que a mi parecer se veía como si tuviese 10 años (no sería hasta más tarde que me dirían que en realidad tenía 6 años, pero su estatura era engañosa). Todos se bajaron del auto, aunque los dos pasajeros de atrás más a regañadientes que por gusto. Me presentaron con los primeros 3 mencionados y finalmente volteé con el niño más pequeño y le pregunté: -¿y tú? ¿cómo te llamas?. El niño titubeó pero finalmente dijo: -me llamo “Conejo”, ante mi cara de extraño su mamá intervino y le dijo: -¡No es cierto!, ¡dile cómo te llamas!. El niño, ante la notable molestia de su madre, respondió: -Me llamo “Santiago Conejo”. Después de esto la madre me explicó que su nombre era solamente Santiago, sin embargo, últimamente tenía una cierta obsesión con los conejos y él jugaba a ser uno. Me pareció gracioso y extraño a la vez, pero lo dejé pasar. Luego de saludar a todos, “Santiago Conejo” se sentó, le pidió a su madre su celular y se puso a jugar algo que no reconocí. Así pasaron aproximadamente 30min, hasta que su hermano mayor (que también estaba enfrascado en su propio celular viendo videos de youtube, con los audífonos puestos) se levantó y se fue a sentar nuevamente al auto de sus padres, esta vez tomando el asiento del copiloto. Al ver esto, Santiago se levantó y se fue a sentar al asiento trasero del auto. Su madre volvió a parecer molesta y le dijo a su marido que fuera a sacar a los niños de ahí, sin embargo, el padre la “tranquilizó” y le dijo que estaban mejor allá, al final de cuentas no estaban conviviendo. Pocos minutos después la comida ya estaba caliente gracias a un asador improvisado, por lo que todos nos dispusimos a comer. La madre de Santiago le habló tanto a él como a su hermano y les dijo que si querían comer debían sentarse junto con todos los demás. El hermano mayor se negó y se quedó en su lugar mientras que Santiago se bajaba del auto; posteriormente tomó el plato de comida que su mamá le dio y, cuando ella se dio la vuelta y se distrajo, él se llevó el plato al auto, en donde volvió a sentarse. Al darse cuenta, la madre de Santiago fue a regañarlo tanto a él como a su hermano y los obligó a finalmente acercarse al resto de la familia. Santiago permaneció tranquilo, sentado, sin hacer ningún comentario excepto para pedir más comida o refresco. Cuando terminamos todos de comer, mi novio sacó un paquete de barajas y preguntó quiénes querían jugar. Santiago levantó la mirada y se me quedó viendo, por lo que lo invité a jugar. Se acercó y pensamos en jugar algo sencillo para que él pudiera participar, decidimos jugar “manotazo”, le explicamos las reglas y él entendió a la primera explicación, aunque de vez en cuando se confundía y fallaba en el juego. Mientras jugábamos, Santiago empezó a soltarse un poco más y de vez en cuando gritaba “¡conejo!” con tono divertido. Yo le pregunté por qué le gustaban tanto los conejos y me platicó que su mascota era un conejo y era “muy inteligente”, ante esta respuesta el padre de Santiago recordó una anécdota de hace unas semanas, nos contó que durante la foto grupal del colegio de Santiago, todos los niños tomaron la postura que el fotógrafo les dijo, excepto Santiago, que decidió poner sus manos con los dedos flexionados a ambos lados de su cara y enseñar los incisivos superiores, tal como lo haría un conejo cuando está saltando. Santiago soltó una carcajada y repitió la pose que hizo en la foto, parecía orgulloso de su hazaña. Ante esto yo le conté a Santiago que mi animal favorito es el mono, y mientras continuábamos jugando yo soltaba de vez en cuando un susurro cerca de su oído diciendo: - ¡mono!. Santiago reía todas las veces que lo hacía y me respondía con su típico: -¡conejo!

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