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Diferencias entre opinión y actitud


Enviado por   •  15 de Octubre de 2014  •  Trabajos  •  1.542 Palabras (7 Páginas)  •  633 Visitas

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Diferencias entre opinión y actitud:

El atributo de volatilidad hace de la opinión un estado inestable e incierto, alejado de las convicciones, más bien comprometido con la pose o la afectación. La superficialidad es su carácter.

En la línea fundacional, Gordon Allport define actitud como “una disposición mental y nerviosa, organizada a través de la experiencia, que ejerce una fuerza directriz o dinámica sobre la respuesta del individuo a todos los objetivos y situaciones con los que está relacionado”.

Para Kimball Young, la actitud presume “una tendencia o predisposición eminentemente afectiva y adquirida, más o menos generalizada, que inclina a reaccionar en una forma bastante persistente y característica, generalmente positiva o negativa en relación con tal situación, idea, valor u objeto material, o en relación con las categorías de esas cualidades, personas, o grupos de personas”. Este autor los diferencia en cuanto una actitud es una tendencia a actuar, y se vincula en forma muy estrecha con los hábitos y el comportamiento manifiesto. Mientras que una opinión es una creencia bastante fuerte o más intensa que una mera noción o impresión, y que tiene carácter verbal o simbólico.

Todas las actitudes surgen de una u otra de las siguientes formas y tienen su origen en diversas fuentes:

1) En las experiencias del niño durante sus primeros cinco o seis años de vida con respecto a la relación con su entorno.

2) En la asociación entre individuos o el encuentro de grupos formales o informales.

3) En experiencias únicas y aisladas o experiencias similares repetidas a lo largo de la vida.

Cuando se expresa verbalmente una actitud, todos convenimos en que esa es la opinión que una determinada persona tiene sobre un determinado tema. Las actitudes pueden expresarse a través de conductas no verbales. Los gestos, la postura o el tono de la voz pueden expresar actitudes que muchas veces refuerzan, neutralizan o contradicen lo que se manifiesta verbalmente.

La actitud es la porción principal e insustituible de lo que está socializado en el hombre.

El hombre no actúa siempre de manera estrictamente racional. Sus pensamientos, sus opiniones y sus acciones llevan en sí, por lo común, una carga emotivo-sentimental que deforma la realidad que se percibe, y conforma su realidad. Aquí juega la actitud. La actitud se fundamenta en 3 componentes típicos de nuestra condición:

1) El cognoscitivo o intelectual, basado en nuestro saber y conocimiento.

2) El afectivo, el sentimentalismo irracional, subconsciente, donde manifestamos nuestro agrado y desagrado.

3) El componente volitivo o tendencias reactivas, relacionado con la voluntad determinante de nuestra predisposición favorable o desfavorable hacia una acción.

Cada uno de estos tres universos psíquicos varían en función de una serie de dimensiones:

1) Dirección: Indica si una persona apoya un determinado modo de actuar, si le agrada o desagrada.

2) Intensidad: Hace a la fuerza del componente afectivo.

3) Grado: Designa la posición tomada (muy favorable, ligeramente favorable)

4) Prominencia: Tiene que ver con la importancia general de una actitud comparada con las demás.

5) Estructura de acción: La estructura de acción es denominada también orientación a la acción o componente activo. Poseemos una serie de actitudes que dirigen y controlan nuestras tendencias a reaccionar positiva o negativamente respecto de un objeto, lo cual permite definirlas como evaluaciones positivas o negativas de personas, cosas, ideas o sucesos.

Una vez expresadas, las actitudes pueden ser fortalecidas por el reforzamiento positivo, cuando el hecho-objeto establece aquí un marco de referencia común con nuestra predisposición inicial, y debilitadas por el reforzamiento negativo. A diferencia de la opinión, la actitud no es específica, satisface varios fines, y a la vez diferentes impulsos producen la misma actitud. Las actitudes afectan las formas en que la fuente comunica, y por su carácter complejo, nunca ha sido fácil para los investigadores sociales definirlas. Por lo tanto, puede decirse que una persona tiene una actitud hacia algo, si la persona demuestra cierta predisposición, cierta tendencia, cierto deseo ya sea de acercarse o evitar algo, quererlo o no, gustarlo o no, etc.

El deseo influye en la configuración de nuestras voluntades. Nuestras actitudes nos permiten economizar energía y pensamiento, por esto las actitudes perduran.

Norman Maier señala que la opinión como justificación de nuestro pensamiento sobre algo o alguien es una consecuencia de la relación entre nuestra actitud y el hecho sobre el que actúa. Las justificaciones son la defensa individual de una opinión. Una justificación encuentra su origen en la opinión.

Una opinión puede basarse en hechos o actitudes, pero es mejor categorizada como el producto de ambos. Si la opinión es objetiva, al variar los hechos variará nuestra opinión, mientras que si es subjetiva, por más que cambien los hechos se mantendrá, pues se halla básicamente en nuestras actitudes.

Jean Stoetzel dice que opinar es, para el sujeto, situarse socialmente con relación a su grupo y a los grupos externos. Así es posible encontrar opiniones consecuentes

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