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El Asesinato Del Alma


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2013  •  18.491 Palabras (74 Páginas)  •  678 Visitas

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Daniel Paul Schreber (1842-1911), eminente juez alemán, enloqueció a los cuarenta y dos años, se recuperó y volvió a enloquecer ocho años y medio después. No sabemos si, en el sentido social ordinario, volvió a estar cuerdo alguna vez. Los psiquiatras y psicoanalistas lo consideran como un caso clásico de paranoia y esquizofrenia. Su padre, Daniel Gottlieb Moritz Schreber (1808-1861), que supervisó su educación, fue un destacado médico y pedagogo alemán. La influencia del padre fue grande, tanto en vida como después de muerto. El padre pensaba que su época era moralmente «blanda» y «decadente», debido principalmente a la laxitud de la educación y la disciplina de los niños en el hogar y en la escuela. Propuso «combatir» la «flojera» de su época mediante un complejo sistema de educación infantil cuyo fin era hacer a los niños obedientes y sumisos a los adultos. Creía que la observación de sus preceptos redundaría en una sociedad y una «raza» mejores. Aplicó a la educación de los niños los mismos principios básicos que los regímenes totalitarios, seculares y religiosos. Al igual que ellos, creía que la obediencia y disciplina en un niño eran más importantes que cualquier otra cosa. Tuvo dos hijos; el mayor, Daniel Gustav, también enloqueció, suicidándose después.

Sería importante saber si los padres y las sociedades que adoptan la obediencia y la disciplina como objetivos preeminentes de la educación infantil tienen más, menos o las mismas probabilidades que otros padres y sociedades de llevar a los niños a la locura.

Las ideas del Dr. Schreber, padre, acerca de la vida familiar reflejan, como una caricatura, las ideologías ampliamente difundidas en el mundo occidental «liberal» de hoy en día: los varones adultos tienen que ser dominantes; la sexualidad de los niños y adolescentes tiene que ser dominada; los padres, por ignorantes, fanáticos o intolerantes que sean, tienen que supervisar la moral de sus vástagos hasta por lo menos el final de la adolescencia; y los niños tienen que aprender pronto a someterse, a menudo sin críticas, a la voluntad de sus padres.

En los últimos años nos hemos hecho más conscientes de que existen niños torturados, rechazados y maltratados. Pero hay formas de brutalidad con los niños por parte de los padres que son más sutiles y menos dramáticas y que se dan en muchas familias. De ellas y de sus efectos a largo plazo sobre los niños trato aquí y en parte de mi trabajo cotidiano.

En este libro relaciono las extrañas experiencias de Daniel Paul Schreber, que le valieron fama de loco, con las prácticas educativas de su padre. Destaco y comparo dos conjuntos de hechos –las extrañas experiencias del hijo adulto y las técnicas de su padre para educar a los niños– y hago conjeturas sobre cómo pueden conectarse.

Consideremos los métodos educativos del padre como un conjunto de elementos, y las peculiares experiencias de su hijo como otro conjunto. Quiero definir las operaciones mediante las cuales eran transformados los métodos del padre en elementos de la experiencia del hijo. Si una experiencia singular del hijo a primera vista parece estar relacionada con un procedimiento de su padre, denomino a la experiencia una imagen o un trans-forma (esto es, el producto de una transformación) de ese procedimiento; utilizo indistintamente los términos «imagen» y «trans-forma».

No todas las experiencias del hijo son imágenes de las prácticas de su padre. El juez Schreber también tenía una madre, una abuela que falleció cuando él tenía cuatro años y medio (Niederland, 1963), un hermano mayor, tres hermanas e institutrices. Su relación con cada uno de ellos, la de ellos entre sí, la de ellos con él, la de él con ellos también aparece, transmutada, en su «enfermedad nerviosa». Pero sólo puedo indicar esto como posible, pues se sabe muy poco acerca de la mayor parte de los miembros de su familia y no se conocen con certeza las escenas que representaron juntos. Tampoco puedo encontrar en el conjunto de experiencias del hijo imágenes que correspondan a todos los elementos de los métodos educativos del padre. Los escritos del hijo, como todos los escritos, son una versión drásticamente resumida de sus experiencias, pues ha tenido que omitir muchos acontecimientos de los años de su vida que aquí describe. Además, su mente ha podido transformar su experiencia de algunas de las actividades de su padre hasta tal punto que, aunque las describiera, me sería difícil reconocerlas. Mi objetivo principal lo constituyen las experiencias del hijo, que puedo demostrar que son imágenes de la conducta de su padre, y la conducta del padre, de la que puedo encontrar imágenes en las experiencias del hijo.

No me interesa por qué, sino cómo llegó el juez Schreber a sentirse perseguido, no la causa de sus sentimientos, sino los hechos que pueden correlacionarse con ellos*.

Planteo que las experiencias que él creía revelaciones sobrenaturales y que los médicos han considerado como síntomas de enfermedad mental pueden ser consideradas como trans-forma del trato que le dio su padre. También sugiero que su padre le había enseñado cuando niño ciertos modelos de comportamiento basados en su experiencia que le impidieron ver en su extraña relación con Dios una reexperiencia de su relación infantil con su padre. El presente libro ilustra y da cuerpo a esta tesis.

Me centro aquí en dos mentes, la de un padre y la de un hijo, y en las relaciones entre ellas. Mis descubrimientos afectan a muchos campos: puericultura, educación, psiquiatría, psicoanálisis, psicología, religión, sociología, etc. En el último capítulo considero los posibles vínculos entre las ideas del padre sobre cómo educar a los hijos y el surgimiento del nazismo; en el epílogo establezco una comparación entre sus opiniones, las de los rusos en la actualidad y las del psicólogo conductista americano B.F. Skinner.

Dado nuestro estado de ignorancia, sólo puedo hacer alusión a otros temas. Ciertos individuos considerados locos parecen haber aprendido modelos extraños de experiencia y de conducta en una temprana fase de sus vidas. Mucho de lo que se supone locura puede muy bien considerarse como una forma de adaptación a determinadas situaciones de aprendizaje, por mala que sea tal adaptación a un mundo ajeno a esas situaciones. Recientes estudios sobre las familias de personas calificadas de esquizofrénicas han revelado que las absurdas experiencias y acciones de algunos esquizofrénicos pueden hacerse inteligibles como respuestas a familias demenciales. ¿Cómo podemos hacer inteligibles la experiencia y la conducta de otros miembros de esas familias? ¿En qué situaciones aprendieron ellos a experimentar ya

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