El Perfume

Es imposible no recordar su nacimiento sin que el olor del pescado inunde mi sentido del olfato, y no, no es que mi umbral sea demasiado bajo, soy capaz completamente de reconocer mi DAP, Diferencia Apenas Perceptible, es ese olor, ese olor que me inunda cada vez que lo recuerdo , es como si al recordarlo percibiera perfectamente cuando las moléculas alcanzaran mis células receptoras, ahí situadas en la parte superior de mi cavidad nasal y sentir como pasan la información a los bulbos olfatorios y recorrer al sistema límbico donde estimula mis emociones y memorias y a la neocorteza donde me llegan esos pensamientos consientes.

Me permito utilizar la palabra “sentir” al referirme al sentido del olfato, porque el aroma es la forma de imaginarme el mundo de aquel hombre pasar por una niñez de sobrevivencia gracias a su poderoso sentido del olfato, su maravilloso y sobrenatural sentido del olfato, el cual es aún más enriquecido al llegar a Paris y en el momento de absorber el aroma de la vendedora de ciruelas me imagino lo penetrante y enigmático que pudo ser para él, para tratar de conservarlo aun después de haberla matado, esa fijación de conservar el aroma, la esencia, es originada quizás por la sobrestimación que recibe su cerebro, su umbral individual.

Al partir en busca del método que le permita capturar y conservar aromas, ahí en la cueva, completamente solo se da cuenta de algo totalmente trágico para él, él que tiene un olfato mágico no tiene olor, y eso lo lleva a convertirse en un asesino en busca de esencias de bellas mujeres que le den las gotas de esencia que conformaran un perfume único, es esto lo que le hace convertirse en un asesino o es la psicofísica que al recibir un estímulo físico tan fuerte la dimensión psicológica que alcanza es igual de sobrenatural que su olfato.

Puede ser que la estimulación de nuestros sentidos nos convierta en seres alabados o alabar a otros seres como en la rendición que tienen todos en la plaza ante el aroma de su perfume.

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