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Helen Keller


Enviado por   •  2 de Mayo de 2014  •  547 Palabras (3 Páginas)  •  216 Visitas

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Nunca podemos perder lo que hemos disfrutado una vez”, escribió la autora Helen Keller (1880-1968). Helen nunca vio una puesta de sol, una montaña, la luz de la luna, un océano ni cualquier otra cosa después de los 19 meses de edad. Fue entonces cuando contrajo una fiebre misteriosa que la deja sorda y con una inexorable disminución de la vista.

Antes de su enfermedad, Helen había sido un bebé normal y saludable –vivaz, amistosa y afectuosa- . Después se volvió inexpresiva y no respondía. Al año de edad había empezado a caminar, después, se colgaba de la falda de su madre o se sentaba en su regazo. También había empezado a hablar, una de sus primeras palabras fue agua. Después de su enfermedad, continuó diciendo “wa-wa”, pero no mucho más.

Las puertas sensoriales a la exploración del mundo de Helen se habían cerrado, aunque no por completo. Privada de los sentidos, empezó a utilizar más los tres restantes, especialmente el olfato y el tacto. Posteriormente explicó que podía distinguir a un médico, de un carpintero por el olor del éter o la madera que provenía de ellos. Ella utilizó las yemas de los dedos, siempre activas, para seguir el ”delicado temblor de las alas de la mariposa…los suaves pétalos de las violetas…la clara y firme silueta de la cara y las extremidades, el suave arco del cuello de un caballo y el toque de su nariz como terciopelo”. Los recuerdos del mundo diurno que alguna vez habitó le ayudaron a darle un sentido a la noche monótona en la que después se encontró.

En ocasiones, cuando los miembros de la familia hablaban entre sí, ella se ponía entre ellos y tocaba sus labios, y luego movía de forma frenética los suyos, pero nada sucedía. Su frustración encontró salida en berrinches violentos e inconsolables; pateaba y gritaba hasta quedar exhausta. Por lástima, sus padres complacían sus caprichos.

Finalmente, más por desesperación que por esperanza, contrataron una maestra para ella, una mujer joven llamada Anne Sullivan, quien tenía problemas de visión y que había sido entrenada en una escuela para ciegos. Al llegar a la casa de los Keller, Sullivan encontró que Helen, de 6 años, era “salvaje, voluntariosa y destructora”. Una ocasión, después de descubrir cómo utilizar una llave, encerró a su madre en la despensa de la cocina. En otra ocasión, frustrada por los intentos de su maestra de deletrear la palabra muñeca en la palma de su mano. Helen estrelló su nueva muñeca contra el piso, haciéndola pedazos.

No obstante, ese mismo día la pequeña niña logró su primer avance lingüístico. Mientras ella y su maestra caminaban en el jardín, se detuvieron a beber de la bomba. Sullivan colocó la mano de Helen bajo el chorro, al tiempo que deletreaba ”a-g-u-a” una y otra vez sobre su mano. ”Me quede inmóvil” Helen escribió después, “con toda mi atención puesta en los movimientos de sus dedos. Repentinamente,

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