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Leccion 4 Familia


Enviado por   •  9 de Octubre de 2012  •  4.203 Palabras (17 Páginas)  •  620 Visitas

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El Sintoma en el Enfoque Sistemico

EL SINTOMA EN EL ENFOQUE SISTEMICO

Sintéticamente, el modelo sistémico plantea que lo que comúnmente denominamos síntoma, trastorno, problema conductual o enfermedad mental es el resultado del funcionamiento defectuoso o disfuncional de las familias o grupos primarios a los que pertenecen los sujetos sintomáticos o pacientes identificados. La consecuencia lógica de la comprensión sistémica de la patología mental nos obliga a ampliar nuestro campo perceptual y nuestro análisis, pasando del paciente rotulado como “enfermo” (en cuyo caso buscaríamos la explicación del problema “dentro” de él, tomando al contexto sólo como referencia, con un segundo o tercer orden de importancia) a la familia como factor explicativo. Un par de viejos aforismos dicen: “Es la familia la que enferma y es la familia la que cura”, y también, “el síntoma es una respuesta absurda a una situación familiar también absurda”. Claro está, que los familiares del paciente se las ingenian para ocultar o negar esto último.

Lo anteriormente dicho es válido no sólo para pacientes que pertenecen a sistemas familiares abierta y notoriamente trastornados (una visión ciertamente reduccionista tiende a seleccionar casos explicables y tratables por el enfoque sistémico, y otros que no lo son), sino también para aquellos problemas que comúnmente son vistos como “exclusivamente” individuales; vale decir, donde las crisis familiares no son obvias o dramáticas, o donde la sintomatología parece afectar solo al sujeto en cuestión (como podrían ser las crisis de identidad de diversa índole). En este último caso el enfoque sistémico tiene mucho que decir, así que tal división entre problemas donde se aplica y donde no se aplica lo sistémico, nos parece incorrecto. La única excepción podrían constituirlo los problemas de comprobada etiología orgánica, y ello aún con reservas.

El síntoma, sea el que fuere, es una metáfora, una muestra en pequeña escala, una especie de holograma, de la dinámica familiar total. Al igual que ocurre con la sinécdoque –donde una parte representa al todo-, el síntoma y el entramado de relaciones familiares que se teje en torno al mismo nos da una idea de cómo funciona la familia total, de cuál es el juego de poder, de relaciones y de jerarquías que se da en su interior; de cuál es la articulación de los integrantes de la familia entre sí, y de cómo se organizan en torno al síntoma para mantenerlo.

Los síntomas que presentan los pacientes identificados, a pesar del sufrimiento que acarrean no son intrínsecamente malos. Antes bien, cumplen diversas funciones destinadas a mantener el equilibrio familiar (Haz, 1991; Vásquez, 1999). Muchas veces son la única forma o el último recurso que la familia como sistema encuentra para sobrevivir y evitar la desintegración o el surgimiento de problemas peores. A este fin se suelen prestar algunos integrantes, ya sea porque son “escogidos” por la familia (de una manera muy sutil y siempre negada); por factores idiosincráticos que los tornan muy sensibles; porque están muy involucrados emocionalmente con otros miembros o por simple coincidencia de espacio y tiempo con situaciones críticas que el grupo familiar debe atravesar. El dicho que reza: “la cadena se rompe por el eslabón más débil” grafica bien este fenómeno. Aunque a veces, sorprendentemente, el paciente identificado antes que ser el miembro más débil resulta siendo el más fuerte, y por ello acepta echarse sobre las espaldas el peso de la disfuncionalidad familiar. Sobre ellos cae el estigma de patología mental y de la rotulación nosográfica, efectuada por el diagnóstico tradicional. La familia, como cabe suponer, se mantiene a buen recaudo, parapetada detrás de la cortina de humo de la sintomatología individual.

El modelo sistémico plantea que en la familia todos influyen sobre todos, en una especie de reacción en cadena circular. Esta confluencia de interacciones tiene un carácter sinérgico, vale decir, que produce una cualidad nueva que no se puede producir sólo en los individuos aislados. Esta cualidad es la patología. Lo que llamamos síntoma –y en realidad, todo lo mental- es en sí relación e interacción. No es algo que se encuentra encerrado en la cabeza de las personas, sino algo que se actualiza en el contacto de ida y vuelta con el prójimo (Bateson, 1972).

Cuando la estructura familiar (ese conjunto de interacciones constantes que se dan en la familia) es inadecuada; cuando el grupo familiar o alguno de sus miembros afronta un momento de estrés que rebasa sus fuerzas, la familia se estanca en su desarrollo, se repliega sobre sí misma de manera centrípeta y se cierra a la posibilidad de experimentar nuevas formas de interacción, más adecuadas al momento por el que atraviesan. Es entonces cuando el síntoma surge como clarinada de alarma o como intento fallido de solución.

HAZ, A. (1991) “El Síntoma como Función”. En: Terapia sistémica y contexto social. Anales Terceras Jornadas Chilenas de Terapia Familiar.

Ante la lectura anterior podemos decir que el síntoma permite al grupo familiar:

Su respuesta :

Mantener el equilibrio general

Evita la desintegración familiar

Correcto. Vamos avanzando.

Tomando como base la lectura anterior, se puede afirmar que el sintoma unicamente influye en una sola persona del sistema familiar.

Su respuesta :

Falso

Correcto, el sintoma influye en todo el sistema familiar

Diagnóstico en Terapia Familiar

EL DIAGNOSTICO EN TERAPIA FAMILIAR SISTEMICA

El objetivo del diagnóstico sistémico es pasar del paciente identificado y de sus características intrínsecas, al sistema familiar y su entramado de relaciones como factor hermeneútico-comprensivo de la conducta sintomática. Digámoslo de otro modo: es la relación del paciente en conjunción sinérgica con el sistema familiar lo que nos va a permitir entender el problema; el paciente solo no es suficiente. La conducta y la mente son relación; la patología también (Bateson, 1972; Vásquez, 1999).

La finalidad es liberar al paciente portador del síntoma del estigma que acarrea el diagnóstico tradicional, y comprender el carácter circular y secuencial del ciclo sintomático. En estos casos la conducta perturbada es connotada positivamente, como una forma de “ayuda” o “sacrificio” que el paciente hace en pro de sus seres queridos y de la estabilidad familiar. Se busca un cambio en la comprensión del problema por parte de la familia; un ensanchamiento de su visión percibiéndose a sí misma como un todo en el que el paciente es sólo un

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