Lo permanente y lo cambiante en la educación.

Lo permanente y lo cambiante en la educación

Principios de la acción educativa

La Educación está hecha de convicciones arraigadas en la inteligencia y en la voluntad, que mueven nuestra conducta en un sentido o en otro, configurando nuestra personalidad a lo largo de la vida al ritmo de nuestras decisiones en el ámbito del ser y no tanto en los del hacer y los del tener, en ese breve caminar hacia la mayor plenitud posible.

Lo permanente en la educación es lo que permite dar sentido a lo cambiante, en las circunstancias de todo tipo, en las situaciones, en los medios materiales a nuestra disposición, cosas que cambian y seguirán cambiando.

Se ven dos posturas o polos en la concepción de la educación:

1. La educación como una tarea del espíritu: se fundamenta en lo permanente. Persigue la eficacia pragmática de los procesos educativos demostrada por el logro de unos resultados convergentes, observables y controlables durante el proceso, cuantificables y medidos al final con predicción estadística, en términos de conducta.
2. La educación como una ingeniería de la conducta: se fundamenta en los cambios que ha producido la adopción del modelo taylorista de producción que origina el paradigma tecnológico de la educación. Persigue el desarrollo total. Unitario, integral e integrado de la persona en sí.  Lo que interesa en este enfoque son las acciones u operaciones inmanentes que desarrollan y configuran la persona y su personalidad a lo largo de su vida, en torno al decisivo vector de una libertad creadora.

¿Cómo conservar lo permanente en lo cambiante?

Lo que se requiere es el compromiso voluntario, libre, responsable, solidario, con principios de la acción educativa que, inducidos de la realidad educativa y devueltos a ella por la pedagogía, cumplan la función más propia de las humanidades, que es la de ser luz que nos haga ver y que nos guíe hacia la recta acción.

La pedagogía, entendida como ciencia practica y normativa, parte del estudio de la realidad educativa, es decir, de los procesos educativos de todo tipo, diferenciados, tal como se dan en la realidad (familia, instituciones, distintos ámbitos sociales) siendo desde esta óptica pedagogía diferencial. Al estudiar lo que hay en común en todos esos modos o tipos de educación diferenciada, extrae de esa realidad sus rasgos o notas comunes y elabora un conjunto de normas o principios que iluminan, guían u orientan la actuación educativa práctica en toda su diversidad. Estos principios generales, reunidos en un conjunto ínter relacionado, producen un fenómeno de síntesis, al unir la realidad concreta con lo general y esencial.

La pedagogía realiza la síntesis de la teoría de la educación y la realidad diferenciada de la práctica.

Un principio, desde la perspectiva pedagógica, es una norma que orienta e ilumina sobre cómo llevar a cabo la acción educativa.

Los principios son esas normas que rigen la interacción educativa que se da entre los agentes que intervienen intencionalmente en todo proceso educativo.

Los siguientes 10 principios están íntimamente interrelacionados, forman un sistema en el que cada uno de ellos actúa como un componente del conjunto, relacionado con el resto para la consecución del fin final de la educación

        1- Principios de autodesarrollo perfectivo de la persona: autotarea de llegar a ser plenamente quien se es.

                A- Principio de integridad: anima al compromiso de dar de sí al máximo como personas integras. Implica el compromiso de crecer en unidad de vida y ayudar a otros a crecer en esa dimensión nuclear.

                B- Principio de individualidad: nos compromete en la tarea de crecer también en riqueza         interior, cultivando la propia singularidad irrepetible que somos cada uno. Implica el                 compromiso de crecer en individualidad, en personalidad.

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