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“Que no las veamos no quiere decir que no existan”


Enviado por   •  26 de Marzo de 2022  •  Ensayo  •  2.697 Palabras (11 Páginas)  •  49 Visitas

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“Que no las veamos no quiere decir que no existan”

Referirnos hacia un desarrollo del arte en México, implica adentrarnos en contextos tanto socioculturales como históricos en dicho ámbito, sabiendo que poco a poco, en los recientes años las mujeres han ingresado en disciplinas que durante mucho tiempo fueron dominadas por la presencia masculina.

La cultura en México se encuentra siempre en constante conflicto entre las raíces prehispánicas y la mirada de los colonizadores, un desprecio siempre a lo nuestro y una gran admiración y aspiración a ser cómo los extranjeros. Aunado a esta dualidad, existe la admiración hacía los hombres y el poco reconocimiento que existe de las mujeres.

Este trabajo busca hacer un reconocimiento por igual entre hombres y mujeres y darle la importancia correspondiente a las mujeres en la historia del arte y después su correspondiente contribución en el arte en México, su surgimiento y la actualidad.

Se busca en estas líneas que se haga una reflexión sobre la opresión hacia la mujer que ha existido y los pequeños cambios que ha habido y no para reivindicar a la mujer en México, sino para reconocerla como personaje principal en el desarrollo de la cultura en nuestro país.

“La virtud que tenemos los artistas

es que somos hombres y mujeres a la vez”.

David Alfaro Siqueiros

El concepto de género se entiende por todo el conjunto de ideas, juicios, prejuicios, fantasías, deseos, a ese cúmulo de elementos inventados dentro de una cultura que se aplica a hembras y machos desde la cuna y que lleva a la creación de varones y mujeres en nuestra sociedad. Se trata de atributos que corresponden a un cuerpo humano sexuado y que este va aprendiendo de manera voluntaria e involuntaria a lo largo de la vida, esto es, el modo de actuar, hasta de caminar, vestirse, hablar, pensar, en resumen de ser en el mundo, que forma parte de la identidad de una persona (Bartra Eli, 2005).

La división social de géneros, la división jerárquica entre hombres y mujeres, nos ayuda a entender y mostrar donde están las mujeres, que hacen, como lo hacen y, también que es lo que hacen los hombres y de qué manera lo hacen. El arte popular no lo hace el pueblo, lo hacen personas concretas, de lugares específicos, con características culturales y de género bien definidas (Bartra Eli, 2005). Algunas de las razones por las cuales el arte popular ha sido olvidado es por el hecho de ser un “arte popular anónimo” resultando difícil y a veces imposible conocer la identidad del artista que produjo, por ello no podemos saber dónde estaban las mujeres.

El arte puede considerarse una expresión de la cultura, ya que este ayuda a la preservación, conservación e incremento del patrimonio cultural. En el arte podemos incluir tanto la creación de objetos, como también la apreciación y comprensión de los mismos. Algunos ejemplos de la enorme representación y creación artística son: la pintura, la escultura, el dibujo, la literatura, la música, la danza, el teatro, la arquitectura, la fotografía, el cine, etc. Desafortunadamente, al igual que en otros ámbitos de la sociedad, el papel de la mujer en el arte y en la cultura se ha ocultado o visto limitado por las diferencias de clase y género (Novelo, 2002).

Se considera el arte como un proceso que, tal como dice Donald Preziosi, está integrado por cinco elementos constitutivos:

a. Quien hace el arte/artista

b. El proceso de producción

c. El objeto

d. El proceso de recepción

e. Quien lo usa/quien lo mira

Tanto las manifestaciones que han sido definidas como “arte” a lo largo de la historia occidental, como las teorías e interpretaciones que se han desarrollado al respecto, tienen productos principalmente masculinos, y se elaboran en el contexto de sociedades patriarcales, por lo que su estudio puede arrojar información sobre cómo las construcciones de género se producen, se perpetuán y cambian o se transforman en el ámbito de la visualidad: desde el análisis del arte como una parte de las estrategias del poder. La historia social del arte, a partir de los setenta, enmarca y a la vez coincide con la inserción de la categoría de género como factor específicamente y aclarador de la percepción y los procesos de significación social, y su inserción en una sociedad demarcada no solo por las líneas de clase y etnia, sino por líneas de sexo e identidad sexual que se entrecruzan con los anteriores, conformando una red compleja que se objetivita, en los objetos artísticos y los discursos sobre los mismos. (Cordero,)

Las historiadoras del arte y las críticas con orientación de género han revolucionado la interpretación del arte controlado por los hombres. La crítica del arte desde la perspectiva de género demuestra el uso de estereotipos femeninos por parte de artistas y como tales pautas de representación la ideología de la dominación masculina. Las mujeres eran representadas como bellas, pasivas, resignadas, silenciadas, criadoras, pacificas, beatas y anónimas. Eran pintadas como histéricas, humilladas o sujetas a actos sádicos y personificados por modelos desnudas y, con frecuencia, representadas como disponibles sexualmente. (Bloch, 2003) El arte figurativo ha representado a la mujer acorde con un discurso de género vigente en la cultura; lo estético como categoría importante en la creación de una experiencia común. Hablar de visualización en la obra artística, proponer una relación equitativa entre barón y mujer y reflexionar sobre la conformación de la identidad de cada uno, conduce al tema de la corporeidad y del espacio. Es necesario superar la visión tradicional del cuerpo representado como algo fijo, pictórico enmarcado o sustraído del proceso de la representación. (Li Mizar, 2001).

Retomando lo dicho anteriormente cuando se habla de la crítica al arte podemos hablar de lo que es la visualización de la mujer en el arte. Para desarrollar el tema, es fundamental repasar la manera como ha sido tratada en su corporeidad, por ejemplo, el desnudo, en este la composición era seductora, y cuando no, se representaba a la mujer santa o arrepentida; a la malvada y tentadora, opuesta a los modelos aceptados por la sociedad y acorde con los vicios de esta, como la voluptuosidad. En el arte moderno, la representación de la mujer desafío el papel tradicional que se le había asignado y el ideal fue reemplazado por el realismo de la prostituta. (Li Mizar, 2001).

La subordinación del as mujeres hace que existan varios modos de entender a las artes. Estas expresiones (pintura, literatura, escultura, etc.) representan las idealizaciones y creencias que existían en el tiempo

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