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Sabiduria De Las Emociones


Enviado por   •  30 de Abril de 2012  •  4.974 Palabras (20 Páginas)  •  644 Visitas

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN GENERAL 9

UNO.

La dignidad del miedo 13

Dos.

El enojo que resuelve 35

TRES.

La culpa que tortura y la culpa que repara 71

CUATRO.

Exigencia y excelencia 97

CINCO.

Aprender de la envidia 123

SEIS.

La vergüenza y su curación 141

INTRODUCCIÓN GENERAL

El propósito central de este libro es mostrar hasta qué

punto está presente en la naturaleza misma de las emocio-

nes categorizadas como conflictivas, su condición de señal.

Del mismo modo que las luces del tablero de mandos del

automóvil se encienden e indican que ha subido la tempe-

ratura o queda poco combustible, cada emoción es una luz

de tonalidad específica que se enciende e indica que existe

un problema a resolver.

El miedo, la ira, la culpa, la envidia, etc., son estupendas

y refinadísimas señales, que alertan, cada una de ellas, acer-

ca de un problema particular y su función es remitir a ese

problema.

Por lo tanto, las emociones son aprovechadas completa-

mente cuando uno aprende qué problema específico detec-

ta cada emoción y cuál es el camino que resuelve el proble-

ma detectado.

Cuando esto ocurre, uno se concentra en la resolución

del problema y le agradece a la emoción haber orientado la

mirada en esa dirección, por más dolorosa o inquietante

que dicha emoción pueda haber parecido al comienzo.

Continuando con la metáfora del tablero de mandos, las

luces se aprovechan en toda su utilidad cuando uno apren-

de qué es lo que indica cada una, y sabe, además, cómo en-

caminarse a resolver el problema que registra: sé que la luz

que se encendió indica que hay poco combustible y sé

cómo dirigirme hacia la próxima gasolinera. Cuando llego

allí y cargo combustible he completado el circuito resoluti-

vo que la luz puso en marcha.

Solemos creer que las emociones son el problema. Que el

miedo, el enojo, la culpa, etc., son los problemas que nos

acosan. Y no es así. Se convierten en problemas cuando no

sabemos cómo aprovechar la información que brindan,

cuando nos «enredamos» en ellas y nuestra ignorancia emo-

cional las convierte en un problema más. Entonces sí, cada

uno de estos estados agrega más sufrimiento estéril a la expe-

riencia que vivimos. Pero, repitámoslo una vez más, no es la

emoción en sí lo que perturba sino el no haber aprendido

aún cómo leer y aprovechar la información que transmite.

En esta obra presentamos un análisis de cada emoción, des-

cribimos los errores más habituales que cometemos en rela-

ción con cada una de ellas y mostramos, de la forma más

detallada posible, cuál es el problema que cada emoción

señala.

En este primer libro comenzamos con las tres emociones

conflictivas consideradas, tradicionalmente, como las bási-

cas y universales: el miedo, la ira y la culpa. Añadimos a

ellas, la envidia, considerada habitualmente como el proto-

tipo de la emoción negativa, y la vergüenza, que si bien pa-

rece tener un tono menor en relación con las anteriores,

cuando se la padece inhibe fuertemente la posibilidad de

expresarse de un modo espontáneo y creativo.

Incluimos también un análisis de la exigencia, que no es

estrictamente una emoción, sino más bien una actitud, una

manera de intentar producir ciertos resultados. Lo hacemos

porque forma parte del universo periférico de las emocio-

nes, y porque su extensión y las confusiones que existen

asociadas a ella producen mucho sufrimiento estéril.

Quedan para el próximo libro las emociones conflictivas

restantes: los celos, la competencia, el resentimiento y la

voracidad.

Y también el amor. El amor no es, por cierto, una emo-

ción conflictiva, sino una calidad de energía. Para ser más

precisos, se trata de una calidad de interacción. Esa interac-

ción que se manifiesta en todos los planos y que en última

instancia es la que posibilita la vida. La que permite tanto

que una célula exista y coopere con otra... como, en la di-

mensión más macroscópica, aquello a lo que se refería Goe-

the cuando expresaba: «He visto el amor que mueve al sol y

las demás estrellas...»

Por más lejana y opacada que parezca, también es posi-

ble reconocer esa esencia amorosa aun en las emociones

más conflictivas y percibir, además, las vicisitudes que dicha

energía recorrió hasta convertirse en la respuesta destructiva

actual. Vicisitudes de frustraciones, desorganización, con-

clusiones equivocadas, confusión..., hasta el aparentemente

más completo extravío de sí.

Cuando se puede encontrar el amor allí donde parece

que el amor no está es cuando se devuelve a cada emoción

su sentido más profundo. Es cuando puede accederse a la

sabiduría de las emociones.

Esta obra invita al lector a explorar el modo en que está pre-

sente en sí mismo cada emoción sobre la que lee. Por tal ra-

zón se aprovecha mejor la lectura cuando se destina un

tiempo para observar cuál es la resonancia personal que le

produce lo que ha leído, es decir, en qué sentido confirma o

modifica tanto su modo de sentir esa emoción como aque-

llo que habitualmente piensa de ella.

Es por este motivo por lo que sugerimos no leer el libro

de acuerdo con un orden corriente, empezando por el prin-

cipio, ni seguir el orden del índice temático, sino más bien

abordar cada vez la emoción que al lector más le interese,

ya sea por la atracción que pueda producirle o sencillamen-

te porque siente que la está padeciendo.

UNO

LA DIGNIDAD DEL MIEDO

El miedo es una valiosísima señal que indica una

desproporción entre la amenaza a la que nos

enfrentamos y los recursos con que contamos para

resolverla. Sin embargo, nuestra confusión e

ignorancia lo han convertido en una «emoción

negativa» que debe ser eliminada.

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