ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Sigmund Freud: Autobiografía


Enviado por   •  9 de Marzo de 2014  •  Biografías  •  2.041 Palabras (9 Páginas)  •  360 Visitas

Página 1 de 9

Sigmund Freud

Autobiografía.

Nací el año 1856 en Freiberg (Moravia), pequeña ciudad de la actual Checoslovaquia. Mis padres eran judíos, confesión a la que continúo perteneciendo. De mis ascendientes por línea paterna creo saber que vivieron durante muchos años en Colonia; emigraron en el siglo XIV o XV hacia el Este obligados por una persecución contra los judíos, y retornaron luego en el siglo XIX a través de Lituania y Galitzia, estableciéndose en Austria. Cuando tenía yo cuatro años me trajeron mis padres a Viena, ciudad en la que he seguido todos los grados de instrucción. En el Gymnasium conservé durante siete años el primer puesto, gozando así de una situación privilegiada y siéndome dispensados casi todos los exámenes. Aunque nuestra posición económica no era desahogada, quería mi padre que para escoger carrera atendiese únicamente a mis inclinaciones. En aquellos años juveniles no sentía predilección especial ninguna por la actividad médica, ni tampoco la he sentido después. Lo que me dominaba era una especie de curiosidad relativa más bien a las circunstancias humanas que a los objetos naturales, y que no había reconocido aún la observación como el medio principal de satisfacerse.

"Durante más de diez años, contados a partir de mi separación de Breuer, no tuve ni un solo partidario, hallándome totalmente aislado. En Viena se me evitaba y en el extranjero no tenían noticia alguna de mí. Mi 'Interpretación de los sueños', publicada en 1900, apenas fue mencionada en las revistas técnicas. En mi ensayo sobre la 'Historia del movimiento psicoanalítico' he incluido como ejemplo de la actitud de los círculos psiquiátricos de Viena una conversación que tuve con un médico, autor de un libro contra mis teorías, que me confesó no haber leído mi 'Interpretación de los sueños'. Le habían dicho en la clínica que no merecía la pena. Este individuo que ha llegado después al puesto de profesor extraordinario, se ha permitido negar el contenido de aquella conversación y, en general, la fidelidad de mi recuerdo de ella. Por mi parte, he de mantener aquí una vez más la exactitud de su reproducción."(312)

Tras exponernos así el aislamiento en que hubo de trabajar durante el período de 1895-1896 a 1905-1906 (soportando opositores de tal calaña como el "profesor extraordinario" que menciona, que ni siquiera se molestaban en leer sus obras antes de criticarlas), Freud dedica el resto de la primera parte de este capítulo a relatarnos cómo a continuación el psicoanálisis fue ganando adeptos, se fundó la Asociación Internacional de Psicoanálisis en el Congreso de Nuremberg en 1910, se produjeron las escisiones de Adler y Jung, etc., junto con algunas anécdotas personales (como el apoyo que significó para su autoestima su corta estancia en los EE.UU., donde por fin "me vi acogido como un igual por aquellos a los que yo consideraba y respetaba más"(313)), todo lo cual podemos leer mejor en su "Historia del movimiento psicoanalítico" y en las biografías que citamos anteriormente en la Introducción.

Pero en la segunda parte del capítulo resume los que considera como los principales descubrimientos durante este siguiente período -superado su propio aislamiento inicial- en que el psicoanálisis comenzó su expansión y, más concretamente, aquellos en los que piensa que le ha correspondido una amplia participación:

"los referentes a la teoría de las pulsiones y a la aplicación de nuestra disciplina a las psicosis". Resumen del que destacaremos, en primer lugar, que lo empieza subrayando que la experiencia clínica ya ha demostrado que…

"(…) el complejo de Edipo constituye el 'nódulo de la neurosis', siendo el punto culminante de la vida sexual infantil y el foco del que parten todos los desarrollos ulteriores. Esta circunstancia dio fin a la esperanza de hallar por medio del análisis un factor específico de la neurosis, y hubimos de reconocer que las neurosis no poseen ningún contenido especial exclusivamente peculiar a ellas, y que los neuróticos sucumben bajo el peso de circunstancias que los normales logran dominar felizmente."(314)

Durante este segundo período del psicoanálisis se terminó, pues, la búsqueda que tan laboriosamente llevaba a cabo en sus primeros textos (véase en los primeros apartados de nuestra investigación) de un "factor específico" de las neurosis. La diferencia entre los "neuróticos" y los "normales" no se encontraba en ningún factor cualitativo, sino que era puramente cuantitativa y estaba relacionada con el complejo de Edipo que, tanto unos como otros, hubieron de atravesar en su infancia. Afirmación que Lacan siempre compartirá.

A propósito del complejo de Edipo, se refiere seguidamente al conflicto que le supuso la "Introducción del narcisismo" al encontrarse con que el yo constituye el primer objeto de la libido y es desde él que emanan, después, las cargas de libido hacia las representaciones de los progenitores (recuérdese su ejemplo de la ameba en aquel texto de 1914), ya que si antes podía explicar la represión por la oposición entre las pulsiones de conservación o del yo frente a las pulsiones sexuales, al "reconocer las pulsiones de conservación como de naturaleza libidinosa" tuvo que recurrir (entre 1914 y 1920) a la oposición entre libido narcisista y libido objetal, cuando a él no le satisfacía la hipótesis de una única especie de pulsiones. Lo cual -nos dice- le condujo en 1920 a la publicación de "Más allá del principio del placer", donde reunió todo lo que antes denominaba como pulsiones de conservación, pulsiones del yo y pulsiones sexuales, cuya energía seguía siendo la libido, bajo el concepto de Eros o pulsiones de vida, pero poniéndolas ahora en oposición a la pulsión de muerte o de destrucción, que "labora en silencio" y que se le había hecho manifiesta en los "fenómenos de la repetición obsesiva".

Por su parte, Lacan aunque sostendrá el dualismo freudiano frente al monismo de Jung, como estudiaremos mejor al llegar a su obra irá divergiendo progresivamente de esta teoría de las pulsiones para, casi abandonando el uso del término de libido, reconceptualizar la energía sexual como "goce" y considerar la pulsión de muerte como un aspecto de todas las pulsiones parciales.

Prosiguiendo con los reproches que le hicieron tras la publicación de "Más allá del principio del placer" acerca de que el psicoanálisis no podía ser una ciencia por utilizar conceptos "tan

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (13 Kb)
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com