Acercarse a Dios

“Acercándonos al cercano.”

Hebreos 10:19-25.

V19. Teniendo libertad: La palabra lo establece como un hecho, no como una duda o incertidumbre; sino como una verdad. ¡Tenemos libertad! ¿Para qué? Para acercarnos a Dios. ¿Por qué? Porque antes era muy difícil poder estar cerca de Él.

En el día de la expiación el Sumo Sacerdote tenía que cumplir una serie de requisitos y ceremonias para poder limpiarse de su pecado y tener una buena comunión con Dios.

“Tenía que lavar su cuerpo y colocarse una ropa especial (v. 4), luego, sacrificar un becerro como ofrenda por el pecado para él y su familia (v. 6, 11). La sangre del becerro había que esparcirla en el arca del pacto. Después, debía traer dos machos cabríos, uno para ser sacrificado "a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados" (v. 16), y su sangre era rociada en el arca del pacto. El otro macho cabrío fue utilizado como chivo expiatorio. Aarón ponía sus manos sobre su cabeza y confesaba sobre él la rebelión y la maldad de los hijos de Israel, y lo soltaba en el desierto por mano de un hombre destinado para esto (v. 21). El macho cabrío llevaba sobre sí todos los pecados del pueblo, que eran perdonados por otro año”.

¿Qué pasaba si el sacerdote fallaba en algún punto? Caía muerto. El sumo sacerdote entraba a ese lugar con temor y temblor porque sabía que, si fallaba en algún punto, su vida estaba en juego y también la del pueblo. Hoy en día, ¿Cómo venimos al templo? ¿Cómo llegamos a la casa de Dios? ¿Con qué actitud en el corazón cruzamos esa puerta? ¿Con qué mentalidad permanecemos durante todo el servicio?

La Libertad de la que habla la Palabra es la de poder entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesús en la cruz del calvario. Ya no necesitamos un macho cabrío para ofrecer perdón por nuestros pecados, porque Jesús mismo fue el sacrificio perfecto que consumó todo lo malo que en nosotros habíamos hecho delante del Padre.

Su Sangre nos da entrada al Trono de Dios, a su amor y a su perdón.  ¿Cómo estamos usando esa libertad para entrar? He ahí la pregunta para nosotros el día de hoy.

V20. El camino nuevo y vivo. El sacrificio de Jesús siempre está fresco en la mente de Dios. Y aunque sucedió hace siglos, no es viejo, sino que un Jesús vivo y resucitado nos lleva a la presencia de Dios. Es como si justo AHORA acabara de cargar con nuestros pecados. Como si acabara de decir “consumado es”.

 Es un camino vivo, porque ya no se necesita la sangre de un animal muerto que sigue muerto; ahora con el nuevo pacto tenemos acceso por el sacrificio perfecto de Jesús, que no solo murió, sino que resucitó, venció esa muerte, y vive y reina junto a Dios por nosotros.

A través del velo: El velo separaba al Lugar Santísimo. Para llegar a él uno tenía que pasar a través del velo. Pero este velo que separaba al hombre de la presencia íntima de Dios es abierto completamente por la eternidad, al ser rasgado de dos, de arriba abajo. (Mateo 27:50-54).

Cuando Jesús murió el poder que había en Él fue tanto que la misma tierra y el cielo testificaron que era el Hijo de Dios. El Velo rasgado representa el camino abierto a la presencia de Dios.

V21: Teniendo un gran sacerdote: Ya no necesitamos una persona física que ofrezca sacrificios por nosotros, sino que Jesús mismo fue el sacrificio perfecto y el sacerdote que se ofrece siempre por nosotros. Tenemos tanto un camino y un sacerdote, que nos dan la confianza, nos liberan del miedo, nos permiten llegar a la presencia de Dios.

V22: Acerquémonos: Ahora sabiendo toda la obra que Jesús ha hecho por nosotros, con la purificación perfecta disponible para nosotros, podemos acercarnos a Dios de una manera que nunca estuvo disponible para alguien bajo el antiguo pacto. ¡Qué dichosos somos! Ya no tenemos que hacer nada más que desear acercarnos, de querer hacerlo, de dar el primer paso y estar con Él. Pero… ¿De qué forma hay que acercarnos?

• En Plena certidumbre de fé: Creyendo todo lo anterior. Confiando en que Dios nos puede recibir.  (Hebreos 11:6)
• Purificados los corazones y lavados los cuerpos: Reconociendo nuestro pecado y maldad, permitiendo que su perdón nos limpie y nos haga aceptos delante de Él.

Podemos acercarnos por que varios problemas han sido resueltos.

¿El problema del acceso a Dios? Resuelto.

¿El problema del sumo sacerdote? Resuelto.

¿El problema del pecado? Resuelto.

¿Qué excusa le podríamos dar a Dios para no acercarnos a Él? ¿Qué pecado tan grande has cometido que Jesús no pueda perdonar?

¿Por qué para los cristianos es tan difícil acercarse a Dios?

Para los destinatarios del libro de Hebreos los problemas estaban cerca de ellos: persecución, relaciones complicadas con los demás, tiempos de dificultad económica y cultural. Pero el verdadero problema era que su relación con Dios no estaba bien. La palabra no nos alentaría a acercarnos a Dios a menos que fuera una NECESIDAD.  ¿Cómo se sentían estos cristianos? Su desaliento era porque ellos tenían un problema para acercarse.

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