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Amor Agápe


Enviado por   •  21 de Abril de 2015  •  1.452 Palabras (6 Páginas)  •  617 Visitas

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¿Sigue usted el camino que supera a todos?

“DIOS es amor.” Estas palabras del apóstol Juan identifican la cualidad más importante de Dios (1 Juan 4:8). Gracias al amor que Jehová le tiene a la humanidad, podemos acercarnos a él y ser sus amigos. ¿Hay alguna otra manera en la que su amor influya en nosotros? Se ha dicho que “somos modelados por lo que amamos”. En otras palabras, las cosas y las personas a las que amamos influyen en nosotros. Pero también es cierto que las personas que nos aman a nosotros terminan por moldearnos. Como hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, somos capaces de reflejar ese amor en nuestra vida (Gén. 1:27). De ahí que el apóstol Juan haya escrito que amamos a Dios “porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).

Cuatro palabras que significan amor

El apóstol Pablo llamó al amor “un camino sobrepujante”, es decir, “un camino que [...] supera a todos” los demás (1 Cor. 12:31; La Nueva Biblia Latinoamérica, 2005). ¿Por qué llamó así al amor? ¿A qué clase de amor se estaba refiriendo? Para averiguarlo analicemos con más detenimiento la palabra amor.

Los antiguos griegos tenían básicamente cuatro palabras para referirse al amor: storgué, éros, filía y agápe. De estas, la palabra agápe es la que se emplea para describir a Jehová en la frase “Dios es amor”.* El profesor William Barclay dijo lo siguiente acerca de esta clase de amor en su obra Palabras griegas del Nuevo Testamento: “Agape tiene que ver con la mente. No es una mera emoción que se desata espontáneamente en nuestros corazones, sino un principio por el cual vivimos deliberadamente. Agape se relaciona íntimamente con la voluntad”. En este contexto, agápe es un amor razonado, gobernado por principios, pero que también suele implicar una profunda emotividad. Además, hay que tomar en cuenta que no todos los principios que existen son buenos. Por eso, los que deben gobernar el amor de los cristianos deben ser aquellos que Jehová ha establecido en la Biblia. Si comparamos la definición de agápe con los otros términos que se emplean en la Biblia para referirse al amor, entenderemos mejor la clase de amor que debemos demostrar en nuestra vida.

El amor en el círculo familiar

¡Qué agradable es pertenecer a una familia en la que reinan el amor y la unidad! Storgué era la palabra griega que a menudo se empleaba para referirse al cariño que existe por naturaleza entre los miembros de una familia. Los cristianos nos esforzamos por tratar con amor a nuestros familiares, pero en estos últimos días la gente en general no tiene “cariño natural”, tal como profetizó Pablo (2 Tim. 3:1, 3).*

En efecto, el amor que debería existir naturalmente en las familias brilla por su ausencia. ¿Por qué hay tantas mujeres que abortan? ¿Por qué son tan pocas las personas que se preocupan por sus parientes de edad avanzada? ¿Por qué hay tantísimos divorcios? Simple y llanamente, por falta de “cariño natural”.

El amor a nuestra familia nace del corazón; sin embargo, debemos tener presente que la Biblia nos dice que “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa” (Jer. 17:9). Es interesante notar que, al hablar del amor que un cristiano debe tenerle a su esposa, Pablo usó la palabra agápe. Además, comparó ese amor con el que Jesús le tiene a la congregación (Efe. 5:28, 29). Esta clase de amor se basa en los principios establecidos por el Fundador de la familia, Jehová.

El verdadero amor por la familia impide que los padres actúen por sentimentalismo y que sean demasiado permisivos con sus hijos. Más bien, los ayuda a asumir su responsabilidad y a disciplinarlos con bondad cuando es necesario (Efe. 6:1-4). Además, nos impulsa a todos a atender como es debido a nuestros padres ancianos.

El amor romántico y los principios bíblicos

El amor romántico que siente una pareja casada es un verdadero regalo de parte de Dios (Pro. 5:15-17). Con todo, los escritores de la Biblia no utilizaron la palabra éros al hablar de este tipo de amor. ¿Por qué? Hace años, La Atalaya presentó una posible razón: “Hoy en día todo el mundo parece estar cometiendo el mismo error que los griegos antiguos. [Ellos] adoraban a Eros como dios, se inclinaban ante su altar y le ofrecían sacrificios. [...] Pero la historia muestra que tal adoración del amor sexual solo [produjo] degradación, disolución y desenfreno. Quizás por eso los escritores de la Biblia no usaron esa palabra”. Para no cometer el error de iniciar una relación basándonos

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