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Cuidado pastoral canon 1063-1072


Enviado por   •  6 de Junio de 2022  •  Monografías  •  3.220 Palabras (13 Páginas)  •  89 Visitas

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CAPÍTULO I: CUIDADO PASTORAL

1.- Atención pastoral y antecedentes a la celebración del matrimonio

Es de reconocer que para que alguien pueda tomar una sólida determinación al matrimonio es necesario conocer de una manera general todo lo que implica esa decisión, es por ello que el c. 773 hace énfasis en una catequesis “es un deber propio y grave, sobre todo de los pastores de almas, cuidar la catequesis del pueblo cristiano, para que la fe de los fieles, mediante la enseñanza de la doctrina y la práctica de la vida cristiana, se haga viva, explicita y operativa”[1], todo esto les llevaría a vivir un matrimonio en santidad ya que se tendría todos los conocimientos necesarios para un buen discernimiento a esta vocación, claro está que este canon aplica para un conocimiento general del cristianismo, no solo para el sacramento del matrimonio.

Es de mucha importancia la debida formación, ya que en nuestros días se ve un sacramento mal vivido, con una desviación muy notoria, se vive como si no se tuviera el sacramento, por ello es de mucha importancia que el cristiano sepa los derechos y obligaciones que contrae para así mostrar sólidamente con su testimonio las bondades del sacramento, ya que “en nuestros días es más necesaria que nunca la preparación de los jóvenes al matrimonio y a la vida familiar”[2]

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los pastores de almas están obligados a procurar que la propia comunidad eclesiástica preste a los fieles asistencia para que el estado matrimonial se mantenga en el espíritu cristiano y progrese hacia la perfección. Ante todo, se ha de prestar esta asistencia:

1º mediante la predicación, la catequesis acomodada a los menores, a los jóvenes y a los adultos, e incluso con los medios de comunicación social, de modo que los fieles adquieran formación sobre el significado del matrimonio cristiano y sobre la tarea de los cónyuges y padres cristianos;

2º por la preparación personal para contraer matrimonio, por la cual los novios se dispongan para la santidad y las obligaciones de su nuevo estado;

3º por una fructuosa celebración litúrgica del matrimonio, que ponga de manifiesto que los cónyuges se constituyen en signo del misterio de unidad y amor fecundo entre Cristo y la Iglesia y que participan de él;

4º por la ayuda prestada a los casados, para que, manteniendo y defendiendo fielmente la alianza conyugal, lleguen a una vida cada vez más santa y más plena en el ámbito de la propia familia.

En diversos documentos se toma en cuenta que el sacramento del matrimonio “constituye un camino de santidad”[3], por lo consiguiente se debe dar la formación adecuada para que vivan de una manera armoniosa, “es por eso que debe hacerse a los novios una catequesis tanto de la doctrina acerca del matrimonio y la familia, como del sacramento y sus ritos, oraciones y lecturas, de tal manera que los contrayentes puedan celebrar su matrimonio consciente y fructuosamente”[4].

Por ello es conveniente una atención pastoral tanto general como personal para una adecuada preparación espiritual que podría ser “con un proceso gradual y continuo que implica tres momentos principales: a) preparación remota; b) preparación próxima; y c) preparación inmediata”[5]

  1. Preparación remota: se refiere a una formación general acerca del significado y exigencias del matrimonio, en cuanto a realidad natural y sacramental. Comienza desde la infancia, en la juiciosa pedagogía familiar, orientada a conducir a los niños a descubrirse a sí mismos como seres dotados de una rica y compleja psicología y de una personalidad particular con sus fuerzas y debilidades. Es el periodo en que se imbuye la estima para todo auténtico valor humano […] se exige a demás una sólida formación espiritual y catequística, que sepa mostrar en el matrimonio una verdadera vocación y misión.[6]

La preparación remota nos enseña que la catequesis o enseñanza debe ser desde una edad temprana “recibieron el Bautizo él y todos los suyos” (Hch 16, 33b), por fe de los padres desde la niñez, por ejemplo, en la Arquidiócesis de Tuxtla se lleva una catequesis escolarizada que comienza desde los siete años de edad, hasta que se alcanza la madurez en la fe. Una ves mayores de edad también se debe llevar un proceso de preparación para el matrimonio “deberá ponerse un especial esmero en la preparación al matrimonio como un verdadero itinerario de la fe que no termina con la celebración del matrimonio, sino que continúa en toda la vida familiar”[7]. Es por ello que el canon remarca que este sacramento es una verdadera vocación y misión ya que no solo se queda en el momento si no que se extiende hasta el final de la vida.

  1. Preparación próxima: es la preparación personal de los novios mediante la cual se dispongan para la santidad y las obligaciones de su nuevo estado. Esta es la catequesis prematrimonial, para ser vivido y celebrado con la debidas disposiciones morales y espirituales, es una preparación a la vida en pareja que presentando al matrimonio como una relación interpersonal del hombre y de  la mujer a desarrollarse continuamente, estimula a profundizar en los problemas de la sexualidad conyugal y de la paternidad responsable que los encamine a la familiaridad con rectos métodos de educación de los hijos, favoreciendo la adquisición de los elementos de base para una ordenada conducción de la familia[8]

Una vez que se asumió una catequesis integral, solo es de dar un repaso “recuerda lo que recibiste y oíste” (Rm 3, 3) para que el futuro matrimonio pueda asumir con libertad, alegría y entrega todas las obligaciones que le competen en el estado de vida que están eligiendo, sobre todo velar por lo establecido en el canon 1055.

  1. Preparación inmediata: conocimiento serio de Cristo y de la iglesia, de los significados de gracia y responsabilidad del matrimonio cristiano, así como la preparación para tomar parte activa y consciente en los ritos de la liturgia nupcial.[9]

El matrimonio es sagrado por que viene de Dios, por lo tanto, es necesario que se tenga una debida preparación y conocimiento de lo que esto implica y de todo lo que engloba, como lo es conocer a Cristo, a la Iglesia, la Gracia recibida, obligaciones del matrimonio y los ritos litúrgicos, para una vivencia activa, consciente y fructuosa. “La familia cristiana, cuyo origen está en el matrimonio, el cual es imagen y participación de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia, manifestará a todos la presencia viva del Salvador en el mundo y la auténtica naturaleza de la Iglesia” (GS 48).

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