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Día de muertos y Halloween


Enviado por   •  25 de Octubre de 2012  •  Tesis  •  3.771 Palabras (16 Páginas)  •  792 Visitas

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Día de muertos y Halloween

Introducción

Durante el mes de octubre todo México se ve invadido por un ambiente que nos invita a

una extraña celebración: festejar la muerte. El mercadeo nos llena de imágenes de

muertos, vampiros, brujas, calabazas y altares de muertos. Los mercados están llenos de

mercancía que sólo se encuentra en ésta época: calaveras, ataúdes, velas, máscaras. Se

aproxima el Halloween, y los “Días de Todos los Santos y Los Fieles Difuntos”.

Es una extraña celebración, pero en México es una de las celebraciones más importantes

del año de acuerdo al calendario católico. Según los datos del INEGI relativos al censo

del 2000, el 92% de la población de 5 y más años es católica1, por lo que podemos

inferir que no sólo es una fiesta muy importante, sino definitiva en la idiosincrasia y la

identidad cultural y religiosa de nuestro país.

Objetivo

Como mexicanos, no rechazamos la tradición, pero como cristianos tenemos un Dios

que nos instruye sobre la dualidad de nuestra estancia en esta mundo: estamos en él,

pero no le pertenecemos [Evangelio según San Juan 15.19], lo que nos obliga a

investigar las costumbres y tradiciones que forman parte de nuestra cultura para no

seguirlas como a “guías ciegos” y caer en los abismos a los que nos llevan [Evangelio

según san Mateo 15.14]. Este es el propósito del presente ensayo.

El día de muertos en perspectiva

Las celebraciones mortuorias en México tienen casi 4,000 años de antigüedad. Con tan

largo historial, es natural que haya varios factores y actores involucrados, y por ende,

varios puntos de vista que considerar.

Según la Iglesia Católica

En el año 835 el Papa Gregorio IV instituye la fiesta de Todos los Santos para

celebrarse el 1º de noviembre. En cuanto a la celebración de los Fieles Difuntos, parece

que ésta se introduce en el rito católico-romano hasta el siglo X. Ésta última tiene el

propósito de conmemorar a las almas en el purgatorio, pidiendo a los Santos que

intercedan por ellos para alcanzar la paz. También se pide a las almas que están en el

cielo que intercedan por los vivos.

Según la tradición popular

Según la creencia popular, el 1º de noviembre se dedica a los “muertos chiquitos” o

“angelitos”, es decir, a los que murieron siendo niños. El día 2 de noviembre, a los

fallecidos en la edad adulta.

1

Fuente: INEGI. Estados Unidos Mexicanos. Censos Generales de Población, 1950 al 2000

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En algunos lugares del país el 28 de octubre corresponde a las personas que murieron a

causa de un accidente. En cambio, el 30 de octubre se espera la llegada de las almas de

los “limbos”, o niños que murieron sin haber recibido el bautizo católico.1

Según la tradición prehispánica

La celebración de Todos los Santos y Fieles Difuntos se ha mezclado con la

conmemoración del día de muertos que los indígenas celebraban desde tiempos

prehispánicos. Los antiguos mexicanos, mixtecas, texcocanos, zapotecas, tlaxcaltecas,

totonacas y otros pueblos originarios de nuestro país, trasladaron la veneración de sus

muertos al calendario cristiano.

Antes de la llegada de los españoles, dicha celebración se realizaba en el mes de agosto

y coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, calabaza, garbanzo y frijol. Los

productos cosechados de la tierra eran parte de la ofrenda.

El Día de Muertos, como culto popular, es un acto que lo mismo lleva al recogimiento

que a la oración o a la fiesta; sobre todo esta última en la que la muerte y los muertos

deambulan y hacen sentir su presencia cálida entre los vivos.

La ofrenda que se presenta los días primero y dos de noviembre constituye un homenaje

a un visitante distinguido, pues el pueblo cree sinceramente que el difunto a quien se

dedica habrá de venir de ultratumba a disfrutarla.

El día de muertos en retrospectiva

La cultura mexicana tiene su más añeja festividad en la celebración de día de muertos.

Se reconoce que lo particularmente mexicano no radica en el desprecio sino en su

valoración. Ahora sigue asombrando el símbolo, pero más que por sus contenidos por su

abrumadora presencia en diferentes esferas sociales, rurales y urbanas.

Época prehispánica

En México, las ceremonias rituales dedicadas a los muertos se practican desde antes de

la llegada de los españoles a tierras mesoamericanas, el culto data por lo menos desde

1800 antes de nuestra era. Dentro de la cosmogonía de las culturas del centro de

México, se encontraban las fiestas para la celebración de los muertos. La muerte fue,

para muchos de los pueblos mesoamericanos, de gran importancia dentro de su sistema

de creencias. Al respecto algunas fuentes como Fray Durán, Torquemada, Sahagún y

Krickeberg, señalan que en el calendario mexica el cual constaba de 18 meses, los

meses noveno y décimo denominados Tlaxochimaco y Xocolhuetzi respectivamente,

estaban dedicados a la celebración del día de los muertos chiquitos, el primero y de los

grandes, el último.

Jurado y Camacho en su tesis de 1995 sobre el Xantolo, nos dicen que son 8 los meses

en el calendario azteca que estaban relacionados con festividades en honor a los

muertos. De entre ellas, el treceavo mes, o Quecholli, era el mes que se festejaba a los

dioses del "infierno", en estas fiestas hay referencias de rituales sobre los sepulcros.

Cabe mencionar que esta festividad coincide en fecha con la de Todos Santos y los

Fieles Difuntos del calendario católico.

El 19 de abril de 2007, la Comisión Teológica Internacional presidida entonces por Joseph Ratzinger publicó un documento

subrayando que la existencia del “Limbo de los Niños” no es una verdad dogmática, sino una hipótesis teológica, dejando como un

misterio el destino de los niños sin bautizar.

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Día de muertos y Halloween

Los mexicas suponían que había tres lugares a donde se dirigían los difuntos según el

tipo de muerte y no por la conducta en esta vida. Así, tenemos que el lugar

denominado Mictlán, lugar de los muertos descarnados o inframundo, era concebido

como un lugar poco favorable donde se iban las almas no elegidas

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