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LITURGIA TRADICIONAL


Enviado por   •  1 de Mayo de 2015  •  2.522 Palabras (11 Páginas)  •  165 Visitas

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1- Liturgia Tradicional

El niño Jesús en el templo

Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;

y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.

Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.

Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos;

pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.

Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.

Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.

Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.

Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?

Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.

Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.

1- Liturgia Tradicional

Durante la vida oculta "el niño iba creciendo y fortaleciéndose lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en Él"(Lc).

Subida a Jerusalén

María y José subían todos los años por Pascua al Templo de Jerusalén. El Niño iba con ellos habitualmente. Lo sucedido cuando el Niño tenía doce años tiene gran importancia. Esta edad era aquella en la que se considera que los niños pasaban a ser adolescentes, o "hijos de la Ley", debiendo asumir las obligaciones de la misma. Jesús asume este paso con conciencia de su filiación divina. Y va a dar un paso discreto, pero importante.

El Niño se pierde

"Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres. Suponiendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino buscándolo entre los parientes y conocidos, y como no lo encontrasen, retornaron a Jerusalén en busca suya. Y ocurrió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban admirados de su sabiduría y de sus respuestas. Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te buscábamos. Y él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que les dijo"(Lc).

Ante los doctores dela Ley

No convenía que María y José estuviesen presentes en lo que iba a realizar el Niño, ya adulto ante la Ley. Eran cosas del Padre celestial. Se trata de algo ante los doctores de la Ley, y Jesús, con mayoría de edad religiosa, puede intervenir, y lo hace: habla, pregunta, escucha. Los doctores de la Ley se admiran de su sabiduría. Le preguntan y constatan que su saber va más allá de una lección aprendida de memoria. La admiración crece. Convenía que Jesús dejase claro en aquellos momentos algo de interés. Desconocemos el contenido de aquellas conversaciones. Pero un motivo podemos intuir: Dios quiere que el Unigénito hable en su Templo en un momento importante en la vida de un israelita.

I. Liturgia Tradicional

Los comienzos

La verdadera tarea de la liturgia, en adoración y glorificación del Dios vivo y para salvación de los hombres, es la realización (representación) del misterio salvífico de la pascua de Cristo. A fin de que esto fuese posible, los apóstoles predicaron y reunieron a los fieles para realizar acciones cultuales.

1. EN LA VIDA DE JESÚS.

Podemos hablar de primeras formas de acciones cultuales solamente en la edad apostólica. Los documentos al respecto —las cartas de los apóstoles y los Hechos— se remontan a una época que dista ya algunos decenios de los comienzos. En las confesiones de fe en el Señor resucitado y con la fuerza del Espíritu Santo ya se celebran acciones cultuales. Pero ya en la redacción de los evangelios se refiere que el fundamento y los primeros pasos de esas acciones se deben buscar en la vida de Jesús anterior a la resurrección. Los evangelios delinean la figura de Jesús como la del hijo de una familia que vive según la ley de Moisés: circuncisión del niño al octavo día (Lc 2,21), sacrificio de la purificación en el templo (2,22), peregrinación anual de toda la familia al templo por la fiesta de pascua (2,41). Al comenzar la actividad pública, Jesús se hace "bautizar" por Juan (3,21; Mt 3,13ss; Mc 1,9ss); enseña en las sinagogas (Mc 1,21; Mt 4,23; Lc 4,14ss) y participa activamente en el culto sinagogal (Le 4,17-21). Es el gran orante, que pasa las noches en oración (Le 6,12) y enseña a los discípulos a orar (11,1-4). Con frecuencia se acerca al templo, aunque nunca se nos dice que participe en los sacrificios que allí se realizaban. Pero celebra las fiestas de Israel, y sobre todo, se señala, celebra con sus discípulos la cena pascual, en la que introduce la nueva acción memorial de la ofrenda de su cuerpo y de su sangre bajo las especies del pan y del vino. Seguramente habrá pronunciado, quizá en el seno de su propia familia, muchas de las oraciones cotidianas de los judíos piadosos de su tiempo: efectivamente, conoce v recuerda el Schemá Israel("Escucha, Israel") de la oración de la mañana (Mc 12,29), utiliza las alabanzas (berakoth) (Mc 6,41; 8,7; 14,22-23) y las transforma en su propia oración (alegría mesiánica: Mt 11,25-27). Por otra parte, hace sentir su crítica y propugna la pureza y la sencillez del culto: cuando expulsa a los vendedores del templo (Mc 11,15); cuando explica la recta observancia del sábado, del que es señor el Hijo del hombre (Mc 2,18-28); cuando exige una actitud interior recta en el sacrificio, y sobre todo en la oración (Mt 5,23; 6,5ss; Lc 18,13). Finalmente, el evangelio de Juan pone en sus labios palabras relativas al verdadero culto de Dios: "Llega la hora, y ésta es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad" (Jn 4,23). Los evangelistas hablan de la explícita institución de acciones cultuales: el mandato de bautizar (Mt 28,19s) y el encargo de celebrar la cena: "Haced esto en

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