Los Mandamientos
Enviado por kukikarla • 3 de Enero de 2014 • 547 Palabras (3 Páginas) • 285 Visitas
Los diez mandamientos
Leí con verdadero placer Los diez mandamientos en el siglo XXI de Fernando Savater. Una amiga me comentó que el mencionado autor no le gusta porque le resulta un filósofo de bolsillo, lo cual es una opinión tan respetable como la mía que va en sentido opuesto tangencialmente: a mí sí y gozo un montón las cosas que escribe.
Mientras el Papa Benedicto XVI llevaba la palabra de Dios a México y luego hacía escala en Cuba con el mismo propósito, en un reconocido colegio de monjas en la ciudad de Caracas, la directora y madre superiora le decía a los padres de la niña X, que “económicamente no califican para entrar al colegio”. Acto seguido papá y mamá le respondieron, “sabe cómo es la vaina…” Complete usted la oración del cuento que me echaron. Me imaginé que la religiosa estaría viendo las cuentas bancarias y asientos contables de la familia para llegar a tal resolución. Tristemente no hubo HABEMUS PLATA, o ARGENTUM NO HAY…Qué cosas con la religión y el dinero.
La pasé la mar de bien escuchando –como eco ficticio de la lectura –, cómo interpelaba a Yahvé cada vez que abría un capítulo del libro correspondiente a cada mandamiento. Me imaginaba al reconocido agnóstico de lo más ufano frente a Dios, gesticulando y diciéndole con la gracia que lo dice, todas sus opiniones. Porque debo decirlo, esta parte dialógica te arranca risas, pero cuando entra en materia te pone a pensar, a reflexionar sobre su visión religiosa adaptada a nuestros tiempos.
Los diez mandamientos en el siglo XXI no es un libro que le agradará mucho –supongo yo– a los católicos recalcitrantes que se dan golpes de pecho, pero que en el pragmatismo de la vida cotidiana, le han hecho daño a más de uno. ¿Por qué? Porque Savater toca allí la delicada fibra de una de las religiones más profesadas en el planeta, con la agudeza filosófica y retórica que lo caracteriza. Si algo es cierto y estoy de acuerdo, aunque no alejándose del todo de Dios (del Dios que sea) desde la perspectiva savateriana, es cuando dice que “los no creyentes creemos en algo: en el valor de la vida, de la libertad y de la dignidad, y en que el goce de los hombres está en manos de éstos y de nadie más”. Creo que también los creyentes apoyarían esta moción sin alejarse necesariamente de su “Dios” (colores y gustos para todos).
Una de las partes cumbres del libro tiene que ver con un mandamiento que de seguro ustedes asociarán a la velocidad del rayo, y para mayor INRI, hace la siguiente a cita cuando habla con Yahvé: “Hay una observación que hace Woody Allen que te interesará: El sexo con amor es lo mejor de todo, pero el sexo sin amor es lo segundo” y por ahí se va recordándole al todopoderoso también a Kant y su visión del matrimonio como un contrato de usufructo para el goce de los órganos sexuales.
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