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Santidad de Dios


Enviado por   •  3 de Febrero de 2022  •  Síntesis  •  2.416 Palabras (10 Páginas)  •  298 Visitas

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LA SANTIDAD DE DIOS

Isaías capítulo 6:1-8: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”

1. En el año que murió el rey Uzías... El rey Uzías fue uno de los pocos reyes de Israel que durante la mayor parte de su vida sirvieron correctamente a Dios. Él hizo muchas reformas en Israel, expandió el reino, edificó ciudades, ganó guerras, etc. Sin lugar a dudas, él estuvo entre los cinco mejores monarcas de Israel. La gran mayoría de ellos llevaron el pueblo a la idolatría y a la corrupción moral con sus ídolos, mas él fue una de las pocas excepciones. Pero, casi al final de su vida, éste rey plebeyo decidió revelarse contra el Rey de reyes. En Israel, los sacerdotes eran los únicos que podían entrar en el templo para quemar incienso, nadie más podía hacerlo. Pero Uzías en su arrogancia decidió entrar en el templo y hacer lo que no le correspondía. Y Dios no perdonó su arrogancia, sino que lepra brotó de su frente en el mismo instante en el que quemaba incienso y nunca más entró en la casa del Señor a causa de su lepra. (Números 16:30-35,39-40)

¡Oh, pero con cuanta bondad castigó Dios al rey Uzías! Lo castigo como lo dice 2 Samuel 7:14 “con vara de hombres, y con azote de hijos de hombres…” ¡Oh, pero que misericordioso fue Dios con el rey Uzías! Pues solo “destruyó su carne para que su alma sea salva”. ¡Oh, cuanta fue la gracia de Dios con Uzías! Pues no habría sido raro esperar que la tierra se abriese y descendiese vivo al Seol, como pasó con Core, cuando se reveló contra Moisés en el desierto. Core cometió el mismo pecado que el Rey Uzías: querer ocupar un cargo que no le correspondía.

El rey Uzías vivió sus últimos días apartado de la sociedad. Más en su muerte fue sepultado con honores, pues había sido, a pesar de su grave rebelión, un buen rey para Israel y un siervo de Dios en su momento. Core nunca lo fue.

2. Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo… En la antigüedad, para expresar el poder y majestad, los reyes usaban largas y esplendidas ropas. A más larga y más espléndida, más poder y riqueza representaba. Aquí el Señor posee una vestidura cuyas faldas cubren todo el templo, mostrando así el tremendo alcance de su reinado, soberanía, majestad y poder. Los estudiosos sugieren que aquí Isaías no está viendo a Dios el Padre, sino a Cristo, a nuestro Señor Jesús sentado sobre su trono de gloria y esplendor.

3. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas… Dios nunca utiliza material de más en sus creaciones. Todo lo hace en proporciones perfectas. Dios diseñó las aves con patas pequeñas y torso muy largo para que puedan volar y habitar en los cielos. Los peces, igualmente, fueron creados de tal forma para que puedan habitar en el agua. Los serafines, aunque seres angelicales, siguen siendo creación de Dios. Y al igual que las otras criaturas, ellos no tienen partes de más. Sus seis alas están en perfecta armonía con el habitad y el trabajo que ellos realizan.

4. Con dos cubrían sus rostros… Dos alas son utilizadas para cubrir sus rostros, pues nadie, ni siquiera los ángeles, pueden estar delante de la abrumadora luz de la presencia de Dios. Pocas, pero históricas, han sido las veces en las que hombres han visto aquella luz refulgente de la gloria de Dios. Saulo de Tarso fue uno de aquellos hombres que vieron aquella luz brillante, tan brillante que le cegó por tres días. Cuando Saulo vio aquella luz del cielo iba de camino a Damasco, y dicen los estudiosos que no hay sol más fuerte que el de Damasco al mediodía. Pero, cuenta Pablo que aquella luz que él vio “sobrepasaba el resplandor del sol”.

Los discípulos de Jesús también vieron aquella luz de gloria en el monte de la transfiguración cuando “orando su apariencia se hizo otra y resplandeció su rostro como el sol”. La luz y la gloria de aquella transfiguración era tal que los discípulos tuvieron que esforzarse para poder estar de pie, y al intentar hablar solo podían decir incoherencias.

Esa misma luz es la que describe aquí el profeta Isaías.

5. Con dos cubrían sus pies… La función del siguiente par de alas es un eco a lo que el Señor le dijo a Moisés cuando se encontró con él en la zarza ardiente: “Quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” Moisés, al quitarse el calzado de sus pies estaba reconociendo que él era creación de Dios y su estado de criatura. De igual forma, los ángeles de Dios reconocen delante de Él que son su creación cubriendo sus pies con sus alas en forma de respeto y reverencia a Dios.

6. Con dos volaban… Las últimas dos alas sirven para ministrar delante de Dios, para servirle con rapidez y prontitud, y llevar a cabo lo que Él ordene. Los ángeles son los encargados, generalmente, de llevar a cabo los juicios de Dios sobre la tierra y siempre están delante de la presencia de Dios.

7. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos… En la biblia, la palabra santo tiene dos significados: uno primordial, y otro secundario. El significado secundario de la palabra santo se refiere a la virtud, justicia y pureza que posee una persona. Pero, el principal significado de la palabra santo significa “separado” o “apartado”. Y cuando la biblia dice que Dios es santo se refiere a que Dios es trascendente, magnífico y superior a cualquier cosa existente.

Santo es lo que marca la diferencia entre lo terrenal y lo celestial, entre lo común y lo fuera de lo común, entre lo santo y lo profano. Que Dios sea santo significa que Él está “más allá” de nosotros, más allá de nuestra esfera, más allá de nuestro entendimiento y comprensión.

La santidad de Dios fue un tema muy importante para el Señor Jesús. Cuando Él enseñó a orar a sus discípulos, la primera petición que les mandó que hiciesen en todas sus oraciones fue: “santificado sea Tu nombre”. Lo principal que nosotros debemos de pedir en todas nuestras oraciones es que el nombre de Dios sea exaltado, elevado, glorificado, tenido en alta estima. Esto va de la mano con el mandamiento de “no tomarás el nombre de Dios en vano”. Cuántas veces nosotros en nuestra ignorancia lo hemos hecho sin comprender la magnitud de nuestra ofensa, sin comprender la magnitud del nombre que nuestros labios estaban pronunciando a la ligera. Pero ni la ignorancia ni cualquier otra excusa es válida delante de Dios. Lo mejor que podemos hacer es reconocer nuestro pecado como Isaías y aferrarnos a la misericordia de Dios y nunca volver a tomar su nombre en vano.

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