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¿familia Antes De Este Mundo?


Enviado por   •  18 de Mayo de 2014  •  1.156 Palabras (5 Páginas)  •  296 Visitas

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Nuestra familia celestial

Principios del Evangelio, (2011), 8–12

Somos hijos de nuestro Padre Celestial

•¿Qué nos enseñan las Escrituras y los profetas de los últimos días en cuanto a nuestra relación con Dios?

Dios no es sólo nuestro Gobernante y Creador, sino que también es nuestro Padre Celestial. Todo hombre y mujer es literalmente hijo o hija de Dios. “…el hombre, como espíritu, fue engendrado por padres celestiales, nació de ellos y se crió hasta la madurez en las mansiones eternas del Padre antes de venir a la tierra en un cuerpo temporal [físico]” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, 1999, pág. 360).

Toda persona que ha nacido en la tierra es nuestro hermano o hermana espiritual. Debido a que somos hijos espirituales de Dios, hemos heredado el potencial de desarrollar las cualidades divinas que Él posee. Mediante la expiación de Jesucristo, podemos llegar a ser como nuestro Padre Celestial y recibir una plenitud de gozo.

A los maestros: No es necesario enseñar todo lo que se incluye en cada capítulo. A medida que se prepare con espíritu de oración para enseñar, busque la guía del Espíritu a fin de saber qué porciones del capítulo debe cubrir y qué preguntas debe hacer.

•¿Cómo influye en sus propios pensamientos, palabras y acciones el saber que usted es un hijo o una hija de Dios?

Mientras vivíamos en el cielo desarrollamos talentos y una personalidad

•Piense en los talentos y los dones con los que ha sido bendecido.

Las Escrituras nos enseñan que los profetas se prepararon para llegar a ser líderes en la tierra mientras todavía eran espíritus celestiales (véase Alma 13:1–3). Antes de que nacieran con cuerpos terrenales, Dios los preordenó (escogió) para que fueran líderes en la tierra. Jesús, Adán y Abraham fueron algunos de esos líderes (véase Abraham 3:22–23). José Smith enseñó que “todo hombre que recibe el llamamiento de ejercer su ministerio a favor de los habitantes del mundo fue ordenado precisamente para ese propósito” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 544–545); sin embargo, toda persona en la tierra es libre de aceptar o rechazar cualquier oportunidad de dar servicio.

No todos éramos iguales en el cielo. Sabemos, por ejemplo, que éramos hijos e hijas de Padres Celestiales: hombres y mujeres (véase “La familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 1998, pág. 24). Teníamos diferentes talentos y habilidades, y se nos llamó para efectuar cosas distintas en la tierra. Podemos aprender más sobre nuestras “posibilidades eternas” cuando recibimos la bendición patriarcal (véase Thomas S. Monson, en Conference Report, octubre de 1986, pág. 82; o en Liahona, enero de 1987, pág. 64).

Un velo cubre nuestros recuerdos de la vida preterrenal, pero nuestro Padre Celestial sabe quiénes somos y lo que hicimos antes de venir aquí. Él ha elegido el momento y el lugar en el que cada uno de nosotros debe nacer para aprender las lecciones que necesitaremos en forma individual y para hacer todo lo bueno que podamos con nuestros talentos y nuestra personalidad.

•¿De qué forma le han bendecido los talentos de otras personas?¿De qué manera pueden sus propios talentos y dones bendecir a otras personas?

Nuestro Padre Celestial nos presentó un plan para que llegáramos a ser semejantes a Él

•¿De qué forma nos prepara la vida terrenal para llegar a ser como nuestro Padre Celestial?

A los maestros: Habrá más posibilidades de que los alumnos o los integrantes de la familia den respuestas bien pensadas si se les da tiempo para meditar en lo que van a responder. Por ejemplo, después de hacer una pregunta, podría decir: “Por favor tomen un minuto para

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